En 1989 se puso la primera piedra de un proyecto que cambiaría para siempre la geografía española y la manera de viajar de millones de personas. La construcción de la primera línea de AVE (Alta Velocidad Española) que une las ciudades de Madrid y Sevilla supuso una revolución, con trenes capaces de superar los 400 km/h y que permite recorrer los 471 km que separan las dos ciudades en un tiempo inferior a las dos horas y media. De repente, las distancias se hicieron cortas.

Aunque la inauguración oficial se hizo el 14 de abril, no fue hasta una semana después que la línea abrió sus puertas al público, coincidiendo con la inauguración de la Expo 92 en la capital andaluza. El segundo gran hito nacional tras las Olimpiadas en Barcelona.

Al trazado original, que incluye una parada en Córdoba, se le unieron poco después nuevas estaciones, uniendo Madrid con otros puntos de la geografía española como son Ciudad Real o Puertollano. En su primer año de actividad, más de 1,31 millones de viajeros utilizaron cualquier de estos trayectos, con una media mensual de 164.000 viajeros. Según datos de la propia Renfe, a lo largo de estos 25 años, un total de 121 millones de personas han viajado entre Madrid y Sevilla.

En concreto, durante el pasado año, más de 3,23 millones de viajeros utilizaron la alta velocidad para ir de Madrid a Sevilla en cualquiera de los dos sentidos. Un incremento del 1,8% respecto al 2015.

¿Pero cómo se gestó el proyecto? España ya tenía una red ferroviaria lo suficientemente amplia como para llegar a casi cualquier parte del país. Sin embargo, llevar la Alta Velocidad a toda la península se había convertido en el anhelo de la clase política. Sevilla tomó la delantera, y más adelante le seguiría otras ciudades como Valencia, Barcelona, Valladolid o Málaga.

Cuando la idea estuvo clara, fue el momento de escoger a los encargados de llevarla a cabo. Fueron varias empresas nacionales e internacionales las que, seleccionadas tanto por Renfe como por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes fue Siemens, llevaron a cabo la ejecución de los trabajos de electrificación, señalización y telecomunicaciones de las vías.

El quinto tren más rápido del mundo, y el segundo de Europa

El primer tren que recorrió el trayecto Madrid - Sevilla fue el AVE Serie 100. Este tren es una evolución del TGV Atlántico, con modificación y adaptaciones al trazado de la nueva vía. Más adelante, en marzo de 2001, llegaron los trenes Serie 102- 112, adjudicados a Talgo y fabricados en el País Vasco.

Por último, la empresa alemana Siemens empezó a suministrar en 2007 26 unidades del tren modelo AVE Serie 103, referencia a día de hoy de la Alta Velocidad Española capaz de batir el récord de velocidad en un convoy comercial alcanzando los 404 kilómetros por hora. Este tren se sitúa en los primeros puestos en la interoperabilidad ferroviaria de la alta velocidad europea, sólo superado en la actualidad por el TGV de Francia.

El tren más veloz del mundo se encuentra en Japón, con una velocidad operativa de 320 km/h y una velocidad punta de 603 km/h. El segundo puesto lo ocupa el TGV, con una velocidad operativa de 320 km/h y una punta de 575 km/h. El tercer puesto es para el Shanghái Maglev Train, con 350 km/h y 501 km/h de velocidad máxima.

AVE

AVE

Rentabilidad

La red ferroviaria de España es una de las mejores de Europa. No en vano, se han invertido grandes cantidades de dinero tanto en su construcción como en su mantenimiento. En el caso del AVE a Sevilla, una vez que se acabó la Expo, Renfe tenía el reto por delante de convertir en rentable un medio de transporte que había costado alrededor de 4 millones de euros por kilómetro, y con un coste de mantenimiento aproximado de 96.000 euros por kilómetro.

Un dato curioso es que, pese a ser la línea más antigua, su gasto de mantenimiento es visiblemente inferior al de otras líneas más modernas, como el trazado Madrid -Valladolid, que supera el medio millón de euros si se tiene en cuenta los gastos financieros y las amortizaciones. La razón de esta diferencia de cifras está en la geografía del trazado, con más obstáculos que sortear en la línea a Valladolid.

Durante estos primeros 25 años, Renfe calcula que han usado sus trenes de larga distancia un total de 357 millones de viajeros. De todos ellos, casi 268 millones han utilizado servicios de AVE y tan sólo 89,9 millones los trenes de rodadura desplazable comercializados bajo la marca Alvia.

Según datos de la propia Renfe, en 2016, 20,4 millones de personas utilizaron algún trayecto de AVE a cualquiera de las ciudades españolas en las que tiene trayecto. A la hora de moverse dentro del territorio nacional, el transporte ferroviario (principalmente el AVE) ha superado al aéreo. Según datos ofrecidos por Renfe, 30,2 millones de viajeros optan por el ferrocarril en distancias largas, y 13,8 millones por el avión.

Modelo de exportación

El proyecto y las infraestructuras del AVE en España han sido compradas para ser replicadas en otros países. Probablemente, uno de los más conocidos es el trazado que unirá La Meca con Medina bajo el nombre de Proyecto Haramain.

En 2011, la autoridad ferroviaria de Arabia Saudi, Saudi Railways Organization, adjudicó a un consorcio hispano-saudí formado por doce empresas españolas, entre las que se encuentra la filial de Siemens, que aportarán tecnología de señalización y control ferroviario, entre otros aspectos.

Se calcula que el proyecto está tasado en una cantidad cercana a los 7.000 millones de euros e incluirá el diseño, la construcción, la explotación y el mantenimiento de la línea durante doce años.

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