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FDV (Wikimedia)

La Audiencia Nacional ha acogido el primer día del juicio contra Cassandra, la estudiante murciana de 21 años que hizo chistes en Twitter sobre el atentado de Carrero Blanco. La joven ha defendido que las mofas en la red social responden a "humor en clave absurda". Por otro lado, la Fiscalía ha rebajado la petición de cárcel desde los dos años y medio a una pena de un año de prisión y siete años de inhabilitación, eliminando la solicitud de tres años de libertad vigilada que realizó en su escrito de acusación provisional.

Cassandra ha defendido durante la vista que los mensajes como "Kissinger le regaló a Carrero Blanco un trozo de la luna, ETA le pagó el viaje a ella" o "ETA impulsó una política contra los coches oficiales combinada con un programa espacial" son "expresiones que se llevan haciendo a lo largo y ancho de toda España durante muchísimo tiempo", según informa eldiario.es. "Un atentado es deleznable, nunca se puede justificar y yo no lo he hecho", ha defendido la estudiante murciana en declaraciones recogidas por El Español. La joven está acusada de humillación a las víctimas y enaltecimiento del terrorismo.

La doctrina de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo descarta que se pueda utilizar la clave humorística para exonerar el delito de humillación a las víctimas y enaltecimiento del terrorismo. En sentencias anteriores, el TS ha señalado que la libertad de expresión no puede amparar expresiones "que encierran un injustificable desprecio hacia las víctimas del terrorismo". El agente de la Guardia Civil que realizó la investigación señaló que en otros mensajes en Twitter se reflejaba el "deseo del retorno de la actividad terrorista, que echaba de menos a ETA, no solo había tuits relativos a la mofa".

La defensa ha recordado que esos tuits no eran objeto del juicio en la Audiencia Nacional, y ha afirmado además que la estudiante mostró arrepentimiento al borrar los mensajes en Twitter, algo que ha negado la Fiscalía. La joven estudiante ha alegado que sus comentarios nunca pueden considerarse como enaltecimiento del terrorismo ni una humillación de las víctimas, dado que los tuits eran "bromas rápidas e irreflexivas". A la salida del juicio, Cassandra ha declarado que "no tiene que pedir perdón, no supone humillación, sólo es humor". Preguntada por los medios de comunicación, la joven ha dicho que "no volvería a hacerlo visto que hay una persecución, no quiero sentarme otra vez en el banquillo", en declaraciones recogidas por La Sexta.

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