En enero de 2014 el Real Jardín Botánico de Kew Gardens en Londres inauguró una exhibición llamada "Plant Hunters" (Cazadores de plantas). La intensión de dicha exhibición era una especie de mirada al pasado, de cuando los coleccionistas y científicos victorianos se lanzaron en búsqueda de especies a lejanos lugares. Incluso, la muestra incluyó un campamento botánico de la época que recreaba la labor de estos entusiastas, así como los materiales y equipo que utilizaron para su empresa.

Nick Johnson, coordinador de los Jardines Reales, según lo recogido por The Guardian a raíz de estos peculiares eventos, llegó al jardín botánico el 9 de enero y se encontró con la noticia de que un exótico nenúfar había sido robado del lugar.

Se trataba de un ejemplar de Nymphaea thermarum, el nenúfar más pequeño del mundo y que ya no crece en estado silvestre. Además, cultivar estos diminutos nenúfares no fue una tarea sencilla y sí un logro del autor de la técnica para que crecieran en invernaderos, conocido como el "Mesías de las plantas".

Powo Science Kew

Este mesías es Carlos Magdalena, un prestigioso conservador gijonés que desde los 28 años se mudó a Londres, donde se formó a fuerza de práctica y amor por las plantas en el Real Jardín Botánico. Más tarde estudiaría Horticultura y Botánica. Una de sus labores es conservar las plantas tropicales del jardín y buscar métodos para conservar especies vegetales en peligro de extinción.

Su acercamiento al Nymphaea thermarum se remonta al año 2009, cuando consiguió unas semillas del último espécimen vivo de este diminuto nenúfar que se encontraba en Alemania. Carlos Magdalena logró que, el también llamado Nenúfar pigmeo de Ruanda, germinara mientras que otros especialistas lo habían intentado sin éxito. La técnica de Magdalena consistió en colocar las semillas en macetas de marga rodeadas de agua en un ambiente a 25°C, los testimonios recogidos entonces, declaran que luego de varias semanas, 8 nenúfares germinaron y en noviembre de ese año (2009) florecieron por primera vez.

El nenúfar pigmeo de Ruanda debe su nombre común, claro, a su tamaño pero también al país africano donde existía de forma silvestre. Este pequeño nenúfar, que fuera descubierto en 1987 por Ebehard Fishcher, sólo se daba en una pequeña área en Mashyuza, Ruanda. Crecía en un manantial caliente que desapareció debido a la sobreexplotación del agua.

Cuando se dio a conocer el logro de Carlos Magdalena, horticultores de muchos países pidieron semillas para reproducir las plantas. Sin embargo, como explica el conservador de Kew, esto no es tan sencillo: las especies extintas en la vida silvestre están legalmente reguladas por estrictas leyes y permisos que expide la Convention on International Trade in Endangered Species (Cites), un proceso que es largo y burocrático.

Esta bonita especie de nenúfares, al parecer, no solo despertó la atención de los especialistas botánicos sin también a los coleccionistas de especies raras que, según los testimonios en The Guardian dan pie a un lucrativo mercado negro. Sin embargo, Magdalena aseguró en el mismo reportaje que él cree que el robo fue perpetrado por un amateur.

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Es verdad que el espécimen robado en el Real Jardín Botánico no era el único que existía en el mundo, de ser así no se habría expuesto al público, aseguró Carlos Magdalena. En la exhibición había 24 nenúfares y el encargado del inventario diario notó la ausencia de uno de ellos, el espacio que dejó la planta extraída ilícitamente evidenció que alguien intencionalmente lo había sustraído a pesar de encontrarse en un espacio de difícil acceso.

El Real Jardín Botánico de Kew abarca 120 hectáreas de extensión. Hay grandes invernaderos, un herbario y una biblioteca. Es un lugar muy importante como generador de semillas y es uno de los más importantes bancos de semillas del mundo. En 2003 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 1987 abrió las puertas el tercer mayor invernadero, el invernadero Princess of Wales, que tiene 10 diferentes zonas climáticas. Como podemos suponer no se trata de un lugar que se pueda monitorear en su totalidad.

El caso fue investigado por la policía, pero la investigación fue cerrada en unas cuantas semanas. Hasta la fecha se desconoce el autor del robo del nenúfar más exótico del mundo.

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