En los últimos tiempos no deja de ganar fuerza la idea de que la próxima iteración del iPhone podría superar los 1000 euros. Más allá del rumor, la noticia no extrañaría si Apple quiere mantener el margen pese a emplear componentes más caros. Hechos como ese, si se da, son los que hacen que el usuario piense que "el iPhone es el culpable de que los smartphones en este momento sean más caros que nunca antes en la historia reciente", y ni lo uno ni lo otro.

El precio real de los teléfonos de gama alta

La afirmación de que "los smartphones son cada vez más caros", asumiendo que desde su nacimiento sus precios han crecido poco a poco no puede estar más alejada de la realidad. Todos los terminales de gama alta de Nokia, Siemens o Ericcson tenían precios inasumibles por la mayoría de usuarios particulares. Para contextualizar mejor los datos se han actualizado sus precios libres de lanzamiento a precios de 2016, y se observa así el valor real de una compra desde el año 1996. Tal y como ocurre ahora, los precios bajaban en muchas ocasiones con relativa rapidez, pero el análisis y los comentarios deben hacerse sobre precios de lanzamiento para comparar con criterio.

Como se observa, en 21 años las cosas han cambiado enormemente, y es que terminales como el Nokia 8110, el Siemens SL45, la serie P de Sony, los Communicator o el 7650 tenían un enfoque totalmente aspiracional. Las pocas funciones que iban incluyendo marcaban brutalmente la diferencia. Es el caso de la reproducción de MP3 del SL45 o la primera cámara en un teléfono global, la del Nokia 7650. Y así con muchos más hitos tecnológicos y técnicos.

El mercado estaba naciendo, y las compañías no necesitaban posicionarse como ahora para tener éxito y rentabilidad. Estos datos no indican que el iPhone sea un terminal barato, ni mucho menos, pero analizando sus precios libres desde el iPhone 3G, comercializado en esa modalidad en Italia, se extrae que si bien Apple tiene una estrategia de precios propia, no está lejos de la del mercado global de su época. Un terminal como el N95 tenía un precio libre mucho más alto, pero Ballmer sólo rió con el iPhone.

¿Por qué estos precios no se recuerdan?

En primer lugar, porque en esa época pocos usuarios consultaban catálogos de terminales libres, y por tanto desconocían la realidad. Además hay un olvido del funcionamiento del mercado previo al fin de la subvenciones de terminales por parte de las operadoras. En él, el escaso grupo de usuarios que adquiría terminales libres estaba formado por entusiastas, empresas o gente muy adinerada. De hecho, el target de los terminales que se han repasado eran precisamente los ejecutivos, tuvieran o no funciones dedicadas. Una cuestión de status. El precio que el usuario percibía era muy bajo, pues las operadoras los "regalaban" si eran de gama baja u ofrecían ventajas como los planes de puntos, en los que tras años de acumulación de consumo se obtenían teléfonos de gama alta por un precio muy muy económico.

Incluso un terminal "regalado" como el Nokia 3310 tenía un precio libre de 252€ actualizado a 2016.

Que fuera del mercado libre resultaran mucho más baratos responde a las relaciones entre operadoras y fabricantes de la época: las primeras tenían la sartén por el mango y condicionaban mucho los procesos, desde el diseño a la distribución. Ante un volumen de negocio tan grande a causa de acuerdos, los fabricantes les hacían grandes rebajas respecto al precio libre, y estas a su vez hacían grandes subvenciones a los usuarios, siempre dependiendo del nivel de consumo de que presentasen mes a mes.

La sensación de que los teléfonos eran gratis o casi gratis estaba ahí, pero a cambio había que sufrir horribles personalizaciones por parte de las operadoras, a un nivel mucho peor que el del bloatware actualmente presente en Android. No sólo había funciones preinstaladas, los propios botones tenían accesos directos a servicios como Vodafone Live! o e-moción que en muchos casos era imposible modificar o redirigir. Al pulsarlos, accidentalmente la mayoría de veces, la operadora se llevaba unos céntimos sólo por entablar conexión.

La realidad del mercado libre era muy distinta, como expresa el gráfico. Los smartphones o teléfonos de gama alta como el Nokia 8110 eran un lujo si se piensa en lo que hoy suponen más de 1500€, con un margen altísimo para los fabricantes, aunque también es necesario precisar que el mercado era mucho menor al actual, la saturación mínima y la oferta más reducida. La economía de escala no tenía la fuerza de la actual, el mercado estaba naciendo. Son los matices que se pueden hacer a la no por ello poco cierta realidad de que los teléfonos de gama alta tenían un precio desorbitado. De hecho, Apple, más que una responsable de las subidas de precios de la industria, fue responsable de acabar con las líneas de producto exclusivas para ejecutivos. El iPhone apunta a un mercado con un valor adquisitivo alto, por eso incluso la gama media es cara, pero es para todos, pues se cubren necesidades globales.

El mercado a día de hoy

Cuando se habla de la subida de precios del iPhone o de otros terminales en Europa, actualmente el problema suele ser que no se tienen en cuenta factores como los cambios de valor de las divisas, los impuestos en los distintos países, etc. Por ejemplo, el precio del iPhone de entrada en Estados Unidos no ha variado desde el iPhone 4S en su modalidad libre: 649 dólares. Sin embargo, en Europa ha sufrido grandes variaciones. El usuario tampoco perdona que familias de terminales que comenzaron siendo más económicas dentro de la gama alta, hayan seguido la estela del iPhone, aunque sí reduzcan sus precios poco tiempo después del lanzamiento.

La saturación del mercado, la democratización del smartphone y la guerra de precios son factores que, sumados a la entrada en el mercado de muchas economías en vías de desarrollo, hacen que la media de cada smartphone vendido se haya ido reduciendo paulatinamente desde 2010, y la previsión es que el proceso continúe continúe, según IDC.