Uno de los aspectos más emblemáticos de Intel es que la ley de Moore, uno de los aspectos que ha potenciado siempre la empresa, fuera enunciada por uno de sus cofundadores, Gordon Moore. El hecho de que una ley empírica como esta, según la que Moore afirmó que "el número de transistores en un chip se duplicaría cada 2 años", es motivo de satisfacción para la compañía, y que se siga cumpliendo no sólo es un deseo, sino un auténtico reto comercial y profesional.

Desde hace un tiempo, sin embargo, se habla de que el cumplimiento sistemático de la ley está llegando a su fin o, directamente, ya se ha interrumpido. El tick-tock es el modelo que Intel adoptó en 2007, expresando cada tick una reducción en el proceso de fabricación y el tock un cambio de arquitectura, llegando cada una de ellas en años consecutivos. El cambio a tick-tock-tock por primera vez bajo el proceso de fabricación en 14 nanómetros hizo saltar toda las alarmas y dar por muerta la ley.

Sin embargo, durante el Technology and Manufacturing Day que la empresa ha celebrado en San Francisco, Stacy Smith, vicepresidente ejecutivo encargado de ventas y operaciones, ha afirmado que "la ley de Moore no está muerta, al menos no para nosotros". Por el contrario, está más viva que nunca, aunque para ello hayan tenido que cambiar algún detalle en la forma de medir su cumplimiento, danto todo el protagonismo a la densidad. Para la compañía, el hecho de que en cada cambio generacional el coste por transistor se reduzca a la mitad, o que últimamente incluso esté sobrepasando esa cifra, es la mayor prueba de que sigue en vigor y es que, como dicen, se trata de una ley económica que acerca la tecnología líder a todos los bolsillos.

Para Intel el hecho de que competidores como Qualcomm hayan llegado antes a la carrera de los 10 nanómetros no supone un gran problema, pues según afirmaron varios de los altos ejecutivos durante el evento, el proceso de 14 nanómetros de la compañía, que ya cuenta con tres años, está a la altura del de 10 que otros están lanzando ahora en cuanto a la densidad de transistores. Es decir, que en un chip de 14 nanómetros, la compañía con sede en Santa clara es capaz de incluir un mayor número de transistores usando un proceso de fabricación "similar", pues también han insistido en estar 3 años por delante de la competencia en cuanto a las técnicas que aplican en sus fábricas.

Intel seguirá utilizando 14 nanómetros en Coffee Lake, lo que la convertirá en el tercer "tock" antes de la llegada de Cannon Lake y de los 10 nanómetros. Reducir el coste por transistor ha sido clave para Intel en esta nueva etapa que comenzó en 2014, y desde ahora utilizarán nuevas técnicas litográficas bajo el modelo de Hyperscaling para garantizar que llegan nuevas CPU cada año y considerablemente a las anteriores. A partir de ahora, a cada evolución bajo el mismo proceso de fabricación la distinguirán con "+" y "++", por lo que sí, con 10 nanómetros también veremos tres generaciones como poco.

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Pese al "estancamiento" del tamaño de los transistores, expresado en la cifra de nanómetros, que es cada vez menos representativa para la compañía dadas las diferencias con los competidores, afirman gozar de la mejor salud tanto en el hardware final como en las fábricas, donde están aplicando un escalado agresivo que mejora aún más la densidad gracias a una estructura más comprimida en los componentes del chip. La ley de Moore tal y como la conocíamos podría estar acabada, pero midiendo en otros aspectos, como decíamos, aún tiene sentido. Los 10 nanómetros mejorarán la densidad en 2.7 veces respecto a los 14 nanómetros, algo que para la compañía está dentro de la ley al tratarse de una tasa superior a la de la última década.