La mancuerna Marvel-Netflix nos ha dado grandiosas series: la intensa y violenta Daredevil, la peculiar y genial Jessica Jones y la poderosa y compleja de Luke Cage. Que existiera una dedicada a Iron Fist parecía una buena jugada... hasta su estreno el pasado 17 de marzo.
Iron Fist, junto a los otros superhéroes de Nueva York, protagonizará The Defenders este año. Pero el arribo de Iron Fist (a.k.a. Daniel Rand) nos deja un mal sabor de boca. La serie no cumple las expectativas que teníamos y se queda muy lejos de las otras entregas que ha hecho Marvel-Netflix.
La serie ya había generado controversia por las decisiones de casting. Cuando eligieron a Finn Jones, conocido como Loras Tyrell en Game of Thrones, surgió la pregunta de si no sería el momento de dar el salto que muchas series y películas están haciendo: optar por la diversidad y enterrar un poco más el conocido whitewashing, es decir, la preferencia a los actores blancos por sobre todas las cosas. Este cuestionamiento es más que válido, sobre todo por la historia del origen de Daniel Rand en el cómic y también porque tuvo su buena dosis de atrevimiento, pues Iron Fist mantenía una relación amorosa con Misty Knight y en 1977 se publicó el primer beso interracial entre superhéroes que ellos protagonizaron.
Pese a todo, los creadores de la serie se decidieron por Finn Jones, y esto no sería para nada grave si no se hubiera caído en los errores que la serie mantiene durante los 13 episodios de la temporada. El guion es bastante flojo en cada historia que aborda. Tanto la del propio Danny, como la de sus amigos y enemigos.
El personaje de Rand está basado en la inocencia de un niño que se crió del otro lado del mundo... y en otra dimensión. Eso está bien, podemos aceptarlo sin poner peros, sin embargo, el personaje se mantiene en esa inocencia ya sin sentido luego de los eventos que le ocurren. Danny se mantiene como un personaje ambivalente, lleno de dudas y de un oscuro pasado que lo persigue. Está bien, también eso podemos entenderlo (¿qué superhéroe conocido no tiene sus propios demonios?) pero el personaje termina sin crecer, sin ganarse al público y algunas veces es desesperante.
Por otro lado tenemos a los personajes que acompañan al buenazo de Danny. Primero a Collen Wing, una chica que enseña artes marciales en Chinatown y luego se vuelve compañera de Rand. Wing es un personaje muy interesante, sin embargo, al paso de los episodios se vuelve predecible. El colmo es que tuviera que sufrir mansplaining del propio Rand, es decir, ella es la sensei de su dojo, sin embargo, es él quien le dice cómo y por qué debe enseñar. Lo que nos faltaba.
Luego está la famosa Claire Temple, la enfermera de superhéroes. La conocimos en Daredevil y también ha estado presente en Jessica Jones y, claro, en Luke Cage. Si bien este personaje es clave en cada historia, en Iron Fist cae también como un disparo en el pie. Es totalmente odiosa y todo el tiempo tiene un talante de mamá sabelotodo que regañotea a Rand como a Collen a cada paso. Si bien su participación es importante en la historia, su tono termina cansando y, vamos, no es un personaje que merezca nuestro desprecio.
Por otro lado están los villanos de la historia, y basta decir que tal vez sea lo más disfrutable de la serie. La conocida Madame Gao, La Mano y los villanos propios de Iron Fist. El mejor de todos es Ward Meachum (Tom Pelphrey). Es un personaje que no es víctima del maniqueísmo de los guionistas; es complejo y no tiene una sola lectura. Sorprende que entre tanto personaje plano este se mantenga a flote y nos sorprenda a través de toda la historia.
Iron Fist es una serie que no cumple con las altas expectativas que dejaron las anteriores de Marvel-Netflix. Y lo cierto es que su historia daba para mucho más que una soporífera serie que a la mitad nos hace preguntarnos si debemos o no continuar viendo ese sinsentido. Su trama tiene grandes huecos e inconsistencias. Es una lástima, pese a que las series anteriores pueden o no gustar a alguien no puede negarse su calidad en muchos sentidos, este no es el caso, Iron Fist nos queda a deber muchísimo.
Esperemos que The Defenders capitalice todo lo bueno de los personajes que la conforman (que es mucho) y los creadores aprendan de sus errores para tener una serie digna de un universo que se ha construido a base de buenas entregas (casi).