A Beethoven no le faltan presentaciones. Es, sin duda, uno de los artistas más destacados de todos los tiempos y un compositor que cambió la música para siempre. Es por esto que el evento que ocurrió en una de los salones aristocráticos en los que se movía el músico alemán destaca por su peculiaridad: ¿quién en su sano juicio se atrevió a retar al mismísimo Beethoven a un duelo musical?
El nombre de ese músico fue Daniel Steibelt. Él también fue un pianista y compositor alemán que dejó una gran cantidad de música para piano. En el sitio Classic FM se explica que Steibelt no retó a Beethoven por una ocurrencia sin sentido sino que él realmente creía que podía ganar el duelo. Confiaba en su talento y en su propia destreza. Pero las cosas ocurrieron de otra forma, muy desafortunadas para él mismo.
Corría el año de 1800. Steibelt fue a Viena en busca de mayor reconocimiento en las altas esferas aristocráticas que eran el motor y el canal para darse a conocer como artista. Se dice que este hombre nacido en Berlín en 1765 (es decir, 5 años mayor que Ludwig van Beethoven) era un "típico prusiano": formal, correcto y muy propio.
Cabe mencionar que los duelos musicales no eran poco comunes en los convites aristocráticos vieneses. Consistían, tal cual, en una competencia entre dos músicos, patrocinados cada uno por un aristócrata. En el caso del duelo buscado por Steibelt fue el príncipe Lobkowitz quien lo representó, mientras que el príncipe Lichnowsky representó a Beethoven.
Lichnowsky fue una figura muy importante en la vida de Beethoven. Era mecenas del músico y una figura esencial para que Beethoven fuera conocido por la alta nobleza y los personajes más influyentes de la época en el mundo de las artes.
Durante los duelos musicales los dos contendientes daban inicio tocando una pieza de su elección, aquella de mayor dificultad técnica que conocieran. La segunda parte del duelo consistía en improvisaciones de cada uno de los músicos sobre temas que cada ejecutante proponía al otro. La última parte consistía en una lectura a primera vista de una pieza escrita por el otro intérprete.
Durante el conocido duelo musical entre Steibelt vs. Beethoven, en la primera parte, Beethoven tocó una sonata de Mozart y Steibelt una de Haydn. Y se dice que Beethoven ganó la segunda etapa del duelo por su gran virtuosismo.
En la última etapa Steibelt tocó primero. Interpretó la, entonces nueva, Sonata para piano n.º 11 en Si ♭ mayor, Op. 22. Se dice que lo hizo bastante bien y que obtuvo un gran aplauso por sus improvisaciones. Luego fue el turno de Beethoven. Steibelt presentó una sonata para violonchelo y piano. Algo, hasta cierto punto, en contra de las reglas. Sin embargo, Beethoven se dirigió al piano, tomó las partituras frente al piano y las ¡colocó de cabeza!. Comenzó a tocar y a improvisar uno de los temas por más de media hora.
Se dice que Steibelt salió humillado de la habitación, el príncipe Lobkowitz salió detrás de él pero regresó unos minutos después anunciando que Daniel Steibelt declaró que no volvería a poner un pie en Viena mientras Beethoven viviera en ese lugar. Cumplió su promesa a pesar de que Beethoven pasaría el resto de sus días en aquella ciudad y moriría cuatro años después (en 1827) que Steibelt; es decir que éste último jamás regresó a esa ciudad.
Así pues, este es un día en la historia que vale la pena recordar.