El nuevo The Legend of Zelda: Breath of the Wild es el mejor estreno que se recuerda de Nintendo, un juego precioso, increíblemente trabajado y con un apartado técnico sobresaliente para la nueva consola polivalente de la compañía. Es, sin duda, uno de los mejores Zeldas que se recuerdan.La Nintendo Switch es uno de los mejores dispositivos que Nintendo ha puesto en el mercado en los últimos años. Tiene algunas carencias que seguro que Nintendo mejorará en las siguientes revisiones de la consola, como por ejemplo la pantalla o la batería. No obstante, el catálogo es, quizás, la parte más cuestionable del lanzamiento, aunque hay mucho títulos confirmados, de momento la lista es bastante laxa.
Entre los títulos que van a llevar a la consola este primer mes de vida está The Legend of Zelda: Breath of the Wild, el nuevo título de la franquicia con el que Nintendo quiere volver a conquistar a sus fans y atraer a otros nuevo. Y qué demonios, porque hacía mucho tiempo que no veíamos un nuevo Zelda engrosar las listas de novedades de Nintendo. The Legend of Zelda: Breath of the Wild saldrá simultáneamente en Wii U y en Switch, pero sin duda, la tarjeta de la oro se va a para la nueva consola de Nintendo.
Antes de entrar en materia, una cosa que nos ha llamado poderosamente la atención, y que desde luego es una de las razones más interesante para hacernos con una Swtich, es que nunca hemos visto un juego de la dimensiones y calidad de The Legend of Zelda: Breath of the Wild separados de nuestra TV o nuestro PC. Que una consola portátil mueva ese mundo de Hyrule es toda una proeza técnica, por lo que sobran motivos, si eres fan de Zelda o quieres meterte en su mundo de fantasía, como para dar una oportunidad a la Swtich con este nuevo título de catálogo.
Decíamos al principio que el catálogo de lanzamiento de Switch es muy limitado, pero creednos cuando os decimos que el Zelda por sí solo suple con creces la falta de más títulos de lanzamiento, el nuevo Hyrule es enorme, fantástico, y tan complejo que no hemos echado de menos ningún otro juego durante las más de 40 horas que llevamos enganchados a las nuevas aventuras de Link. Eso sí, desde aquí avisamos: el nuevo Zelda es diferente a lo que habíamos visto hasta ahora, tanto para lo bueno como para lo malo; pero sin duda, los cambios le han sentado de maravilla, tanto que estamos ante uno de los juegos del año.
Lo primero que llama la atención, nada más despertarnos de nuestro letargo, es el mundo que tenemos ante nosotros. Hyrule es, literalmente, inmenso, verde, abierto y natural. Es uno de los atractivos más grandes del nuevo Zelda. De hecho, tal como está estructurado el juego, casi podemos ir al final del mismo nada más empezarlo, otra cosa es que podamos vencer el final. Es la naturaleza del mundo abierto, el cambio más importante en este Zelda que permite afrontar cada situación de forma totalmente diferente y generando un montón de oportunidades de rejugabilidad.
La inmensidad del mundo, por otro lado, tiene también sus contras. Muchas zonas del mapeado, pese a que rebosa naturaleza, está muertas, sin un alma. Algo que choca un poco con la propuesta narrativa que nos ofrece el nuevo Zelda. No obstante, es bastante comprensible, pero desde luego es un punto a tener en cuenta si hablamos de las virtudes y los defectos del mundo abierto. En Zelda está más o menos solventando llenando el mapa de actividades y puntos de exploración, pero desde luego es un hecho que no podemos pasar por alto.
En este sentido, y pese a que Zelda ha influenciado brutalmente a otros títulos, Breath of the Wild bebe directamente de otros juegos en los que ha buscado inspiración. Hay un poco de todo, pero desde luego destacan las influencias de RPG recientes como la saga Souls (salvando las distancias). El combate se ha refinado, y se han incluido un nuevo sistema de puntuación de armas y desgastes de las mismas. Ahora cada una de las armas tiene una estadísticas de combate (es algo muy básico, no os asustéis) que nos permite determinar qué arma usar para qué enemigo o cada situación; lo que permite añadir un componente de estrategia a cada situación, pero también han añadido opciones de desgaste de arma que son un auténtico suplicio. Habrá quien vea en este apartado que, el hecho de que las armas se rompan sea un componente brutal en términos estratégicos, pero la realidad es que la armas se rompen de forma tan constante y burda que es más un problema que una feature a destacar, y es algo realmente tedioso. En cambio, el juego nos brinda nuevas armas constantemente, por lo que es un punto a favor de algo que tarde o temprano Nintendo tendrá que solucionar en el juego.
Zelda también bebe, aunque nos cueste reconocerlo, de los sandboxes de Ubisoft. El sistema de torres para desbloquear y descubrir ciertas zonas del mapa es una inspiración directa de los Far Cry y Assassin's Creed, aunque en esta ocasión está un poco mejor llevado y supone un reto para algunas de las zonas del mapa. Por muchas inspiraciones modernas que se noten en el nuevo Zelda, también las hay clásicas, Breath of the Wild bebe directamente, a su manera, del Zelda clásico, y mantiene muchas de las esencias del título original en este vasto mundo abierto.
No obstante, también ha traído con sigo muchos de los vicios del mundo abierto y del RPG, el farmeo en el juego es constante, y hay mucho elementos que recolectar, combinar, cocinar o utilizar. Lo que genera bastante profundidad a las diferente situaciones y da multitud de herramientas para sortear los problemas y las mecánicas que presenta el juego. En este apartado es importante comentar que, de cara al jugado más ocasional, las nuevas mecánicas introducidas en Breath of the Wild han elevado enormemente la dificultad del título. No es un Souls, pero desde luego es el Zelda más complicado al que hemos jugado, poniendo en tensión al jugador en cada combate y complicándonos la vida más de lo que esperábamos. Desde luego, no es un punto negativo, pero ante la duda de si Zelda: Breath of the Wild es difícil, la respuesta es sí. Y no se trata de una cuestión de habilidad, sino más bien de cómo está planteado el juego y del nivel de los enemigos, incluso en el principio del juego, a lo que tenemos que sumarle el tema de la rotura de armas o de las estadísticas de las mismas.
El resto de componente de RPG también son muy sencillos, pero muy interesantes: no hay sistemas de niveles, pero podremos elegir entre más corazones (salud) o más resistencia, y el punto de cómo afectan el clima dinámico del juego, el frío, las diferentes vestimentas y elementos, dan un punto muy interesante (y desafiante) al juego. En este sentido, es interesante que se hayan incluido una serie de habilidades (bastante más de las esperadas) que permiten combinar a Link con las mecánicas del juego, demostrando la importancia de las físicas en Breath of the Wild. Por ejemplo, el primer templo obtendremos, gracias a la piedra, un imán que nos servirá para mover objetos por el santuario y completar el puzzle. Estas habilidades irán creciendo a lo largo del juego, y pueden usarse tanto para resolver los santuarios como para utilizarlas para el combate en nuestra ventaja. El sistema de niveles está, por tanto, más relacionado con estas habilidades que con un sistema de niveles tradicional.
No vamos a entrar en detalles de la historia del juego o del desarrollo de la misma, pero sin duda podemos deciros que el juego se divide, como cualquier sandbox, en una historia principal y una infinidad de misiones secundarias repartidas por el mapa. Además, en cuanto a la recolección de elementos también podemos realizar pequeños eventos en el juego y, pese a que el mapa no está plagado de iconos, sí que podremos marcar zonas específicas del mapa con iconos propios para poder volver o recordarnos algún evento, misión secundaria, santuario o zona de interés. Este es uno de los mayores peros del juego, que nos obliga a explorar constantemente incluso cuando no los necesitamos. Además, unido a la gestión del inventario y de la alforja, que podría ser bastante más sencilla y accesible, junto a la diferente aplicación y combinación de elementos del inventario, que es algo confusa.
Con todo, Nintendo ha conseguido la unificación de elemento que funcionan de maravilla. The Legend of Zelda: Breath of the Wild es una genialidad técnica, se ve de maravilla y todos los elementos del juego encajan a la perfección: desde la libertad del jugador a la forma de afrontar la historia, los detalles y referencias a juegos del pasado, las tribus enemigos y contenido que puebla el mundo, la físicas o el clima dinámico y el ciclo noche y día están encajados al milímetro. Sobresaliente.
De todo, lo que peor hemos llevados es un montón de misiones secundarias puestas de excusa más para explorar que para aportar detalles o contexto a la historia, y unos santuarios y unos jefes que no son tan recordables ni tienen tanto carisma como para cautivarnos. Eso, el tema de las armas, y la combinación de elementos es lo que menos brilla de un juego que nos ha sorprendido gratamente, y que es uno de los mayores estrenos, junto con una consola, de la historia de Nintendo.
Conclusión
Nintendo se estrena con Switch con uno de los mejores Zeldas que se recuerdan, un título que sabe aportar un buen número de novedades a la franquicia y que desde luego nos enseñan que se pueden hacer las cosas de otra manera. El nuevo The Legend of Zelda: Breath of the Wild aporta nuevas mecánicas, un nuevo punto de dificultad y un apartado técnico sobresaliente del que solo se pueden criticar un par de elementos menores y el poco carisma de sus antagonistas.
Pros
- El apartado técnico, tanto portátil como en TV, es sobresaliente.
- El diseño de arte, diseño del mundo y elementos del juego es espectacular.
- La banda sonora, como siempre, a la altura.
- El mundo abierto y los cambios en la jugabilidad le sientan de maravilla.
Contras
- El carisma de jefes, santuarios y enemigos no está a la altura
- La gestión del inventario.
- El sistema de armas y estadísticas está roto.