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Era la primera vez que Etan iba solo parada del autobús escolar. Y nunca más volvió a casa.

Etan Patz fue uno de los primeros niños cuya fotografía apareció en los cartones de leche en Estados Unidos, y también uno de los casos que más estremeció al país en la década de los 80.

El niño, secuestrado en el barrio del Soho de Nueva York, se convirtió además en un símbolo para los niños desaparecidos.

Casi cuarenta años después, los padres de Etan, convertidos en activistas desde que perdieron a su primogénito, han conseguido que se haga justicia, informa BBC.

Este martes 14 de febrero, un jurado de la Gran Manzana ha declarado culpable al puertorriqueño Pedro Hernández por el secuestro y muerte de Etan Patz.

El caso lleva años abierto e investigándose, pero nunca se habían dado los indicios necesarios para condenar al presunto culpable. En 2012, Hernández admitió que engañó al menor con una bebida para luego estrangularlo y matarlo en una bodega de una tienda en la que trabajaba el acusado. El cuerpo fue, según el puertorriqueño, tirado a la basura y nunca fue encontrado por las autoridades.

A pesar de la confesión de Pedro Hernández, los supuestos desordenes mentales del acusado según la defensa y la falta de testigos demoraron el caso cinco años más.

The New York Times

El caso de Etan Patz ya ha sido resuelto, y con él se pone punto y final a uno de los sucesos más polémicos para la sociedad neoyorquina. La víctima no solo estremeció a los ciudadanos estadounidenses, también se convirtió en una figura simbólica para la lucha contra los secuestros.

En 1983, cuatro años después del incidente, el ex presidente Ronald Reagen declaró el 25 de mayo, día en el que desapareció Patz, como el Día Nacional de los Niños Desaparecidos.

Por otro lado, el incidente marcó también muchas de las reformas que se realizaron tiempo después para la protección infantil como la llamada de las escuelas a los padres cuando un niño no acude a clase.

El otro niño del cartón de leche

Crime Magazine

En 1989, otro niño fue secuestrado en Estados Unidos y, 27 años después de que saliera su fotografía en los carteles de leche, se encontró al culpable.

Jacob Wetterling fue secuestrado por un hombre enmascarado y armado en St. Joseph, Minnesota, mientras se encontraba con su hermano y un amigo. El asaltante le dijo a los niños que corrieron sin mirar atrás, y esposó al pequeño Wetterling para meterlo en su automóvil.

En septiembre de 2016, Danny Heinrich, de 53 años, confesó haber secuestrado, abusado sexualmente y matado al menor.

Otro caso de abuso sexual a un menor llevó a la policía a centrar su investigación en Heinrich, en cuya casa encontraron una colección de pornografía infantil.

El hombre de 53 años fue acusado a 20 años de cárcel por cargos relacionados con la pornografía infantil y no fue acusado por el asesinato de Jacob Wetterling tras llegar a un acuerdo con la familia del menor.

El caso Wetterling también marcó un antes y un después para la sociedad de Minnesota. En el aniversario de la desaparición del pequeño, los vecinos de St. Joseph dejaban las luces de la entrada de sus casas encendidas con el objetivo de pedir el regreso de Jacob.

A raíz de este caso, el Congreso de Estados Unidos aprobó también una ley que ordenaba a cada estado del país a crear un registro de delincuentes sexuales para proteger a la infancia. La reforma lleva el nombre de Jacob Wetterling.

Los padres de la víctima crearon además una fundación en honor a su hijo que se encarga de luchar por la protección de la infancia.

Los niños en los cartones de leche tuvieron una importancia vital para la sociedad estadounidense. Ver la cara de un menor desaparecido cada mañana durante el desayuno no solamente advirtió a la sociedad de los peligros, también ayudó a fomentar una aumento de la seguridad y una mejora de las leyes para la protección de la infancia.