En el mundo existen 884 millones de personas que no tienen acceso a agua potable. A pesar de que el derecho humano al agua fue reconocido por la Asamblea General las Naciones Unidas en 2010, todavía hay muchísimos países en el mundo víctimas de graves sequías que provocan sus desplazamientos.
En México, el derecho al agua fue reconocido en 2012 por la Constitución. Sin embargo, todavía hay 11 millones de mexicanos que no tienen acceso a agua potable. El país, con unos 121 millones de habitantes, está empezando a ser testigo de cómo las reservas acuíferas se van acabando día tras día; y todavía no se ha encontrado el mecanismo para arreglar este problema.
Según un estudio del Centro Virtual del Agua al que ha tenido acceso Hipertextual, la disponibilidad de agua per cápita ha descendido drásticamente desde 1950, cuando cada mexicano podía llegar a los 18.000 metros cúbicos al año. En 2012, la cifra bajó a los 4.028 metros cúbicos.
Cada mexicano consume en la actualidad 360 litros de agua al día, una cifra exagerada en comparación con los 40 litros que se consumían a mediados de los años 90. El estudio predice cómo los mexicanos pueden ir gastando más y más agua en los próximos años, llegando hasta los 91.2 miles de millones de litros de agua al año en 2030.
El problema en México no solamente se basa en la alta demanda, sino también en la sobreexplotación y en la calidad del agua que se consume. De los 653 acuíferos identificados en México, 106 están sobreexplotados y el 70% de las aguas presentan algún grado de contaminación; mientras que en un 24% la contaminación es tan alta que es imposible darle un uso directo.
Alrededor de 1.000 niños mueren diariamente por enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua o la higiene en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En México, 9.1 por cada 100.000 niños menores de cinco años han muerto por enfermedades diarreicas.
Un informe de la Comisión Nacional de Aguas (Conagua), en 2015, subrayó que los costos totales por agotamiento y degradación del medio ambiente ascienden a 907.473 millones de pesos, y fueron más de cinco veces mayores que los gastos en protección ambiental para ese año, 141.933 millones de pesos.
Teniendo en cuenta el aumento de la población en México y la subida del consumo en los últimos años, el agua en México se puede convertir en un bien muy preciado en un mediano largo plazo. Sin embargo, el agua se desperdicia cada día en la Ciudad de México.
Según datos publicados en Reforma, el Sistema de Aguas atiende alrededor de 27.857 fugas anuales en la capital mexicana. Dependiendo de la magnitud de la fuga, pueden perderse de 0.1 a diez litros por segundo, y el tiempo medio para reparar el incidente es de seis días. Partiendo de la base de que la reforma de la fuga se arregle en seis días y que como promedio se pierden cinco litros por segundo, un incidente de tal magnitud hubiera ocasionado la pérdida de 2 millones 593 mil litros de agua.
Se calcula un número aproximado de 76 fugas de agua diarias en la metrópoli mexicana.
Además del problema del despilfarro, la Ciudad de México también afronta uno de los problemas más graves que podría ocasionar el cambio climático y la gestión de la red de agua: el hundimiento.
Los mantos acuíferos que proveen agua a la gran urbe están empezando a secarse, facilitando cada vez más el hundimiento, afirma una investigación del The New York Times.
El calentamiento global, el cual provoca lluvias más fuertes pero también sequías más intensas, no hace mas que alimentar el problema que puede llegar a afectar a millones de mexicanos.
Un estudio del Instituto de Recursos Mundiales arrojó en 2015 que México se encuentra entre los países que están en riesgo de sufrir una crisis de escasez de agua, la cual podría llegar a un 80% en 2040. La crisis del agua en México ya ha empezado.