Alguien en Brasil ganó mucho dinero gracias a la construcción de infraestructuras para los Juegos Olímpicos de Río 2016. Mientras una fuerte crisis económica comenzaba a sacudir el país, la inversión pública para los Juegos ascendió a 39.100 millones de reales (11.100 millones de euros), un 35% más que los 28.800 millones de reales (8.200 millones de euros) presupuestados originalmente. Casi la mitad de esta financiación terminó recayendo sobre el sector público, y se llegó al extremo de que menos de dos meses antes del comienzo del evento, Río de Janeiro decretó el “Estado de calamidad pública”.
Río ya no podía hacer frente a las inversiones que requerían los Juegos, y se tuvo que aprobar una concesión de 3.000 millones de reales (854 millones de euros) a fondo perdido. Todo en un contexto de crisis donde los funcionarios comenzaban a ver sus nóminas aplazadas de forma frecuente y cada vez más sectores se iban privatizando.
Todo este esfuerzo en un estado muy delicado para la economía brasileña no acabó invertido en el medio o largo plazo, sino que la mayoría de infraestructuras cayeron en el desuso y el abandono. En BoredPanda han recopilado las imágenes de aquellas instalaciones tal y como lucen seis meses después de que finalizase el evento.
Por ejemplo, ¿recuerdan la famosa piscina que fue fruto de la polémica por la salubridad de su agua? La imagen que encabeza estas líneas representa su estado actual, mientras que la siguiente fotografía evoca a su estado durante los Juegos.
El resto de las infraestructuras no corrieron mejor suerte.