ReSet es un youtuber con algo más de un millón de suscriptores a su canal enfocado a hacer bromas y cumplir, según él mismo, “retos estúpidos” que le propone su comunidad. En uno de sus últimos vídeos cumplió varios de esos “retos” propuestos en los comentarios. Uno de ellos le sugería lo siguiente:
“Te reto a que compres galletas Oreo y le quites la cremita, y luego le eches pasta dental. Y se la das a alguien en la calle”.
A ReSet le pareció un reto “interesante” y se propuso llevarlo a cabo junto a otro desafío:
”Te reto a regalar dinero a la gente que lo necesita”.
ReSet aceptó. “Voy a darle veinte pavos a una persona de la calle, necesitada, y también las Oreo con pasta dental”. Preparó las Oreo y se dirigió a un sintecho de avanzada edad, a quien preguntó si necesitaba ayuda (“Sí”) y que cuánto era lo máximo que le habían dado (“No lo sé”). Al recibir los veinte euros, se emocionó y le lanzó un beso desde el suelo. Luego aceptó las Oreo. Y ReSet se marchó. Gracia hecha: cosificar a un excluido de la sociedad sin recursos, alguien que pasa hambre, usarlo de maniquí para hacer la broma y arañar likes y vítores en los comentarios.
Ni siquiera se quedó para dar la cara. Es más, mientras se marchaba, al tiempo que el hombre le repetía “muchas gracias, muchas gracias”, tuvo un apunte final:
"La verdad es que se siente bien cuando ayudas a una persona. Obviamente la parte de las Oreo con pasta dental, igual me he pasado un poco. Pero mira el lado positivo, esto le ayudará a limpiarse los dientes, que creo que no se limpiará los dientes en un par de días, o desde que se volvió pobre".
Simplemente deleznable y fruto de una inmadurez flagrante. En Twitter intentó justificarse y volvió a buscar a la víctima de la broma, quien no mostró síntomas de enfado, y a decir verdad, tampoco de ser del todo consciente de la situación.
Recibi comentarios de que me pase con el vagabundo a si que fui a verle y esto me dijo. pic.twitter.com/dDA8auJsGj
— ReSet (@ReSetG4MER) January 17, 2017
En su canal de Facebook sí ha sido más autocrítico y escéptico con su propia broma, hablando de su propia falta de madurez y excusándose en la búsqueda de nuevos formatos para el entretenimiento de cara a evitar las constantes críticas por copiar a Rubius. También se excusó argumentando que “al final le di otro billete para compensar la pequeña broma”. ReSet no le compensa nada al hombre porque no es capaz de empatizar, igual que no fue capaz de empatizar cuando electrocutó a un gato en una bañera a modo de “broma”. Lo demuestra con comentarios como “sólo eran dos galletas de todas las que había”, o “seguro que si fuera una persona normal y no un vagabundo no dirían nada”, o “creo que hasta que le ayudé a limpiarse los dientes xD”. Cree que 20 euros a cambio de reírse de una persona que está en el extremo de la pobreza y la falta de recursos, más quizás otros 20, dan barra libre para humillar a alguien que precisamente se enfrenta cada día a la marginalidad, a sentirse un cero a la izquierda de quien sólo se acuerda un niño con ganas de que le rían las gracias en YouTube.
En España, algo más de un millón de personas según el último informe europeo AROPE sobre la pobreza viven en desempleo, pobreza y privación material. Algo más del 2% de la población. Más de 3.5 millones viven en pobreza severa, es decir, con ingresos inferiores a los 333,80 euros mensuales. La tasa de privación material severa está a punto de afectar a tres millones de personas tras el brutal ascenso durante los años de crisis. Estas personas, que apenas tienen nada, todavía pueden contar con algo: dignidad. Con la cosificación y la humillación, hay quien pretende arrebatársela. En España tenemos un terrible precedente por parte de uno de los periodistas más afamados de la televisión, Manolo Lama:
En el caso de ReSet, la nula empatía va todavía más allá, basta con ver sus excusas y argumentaciones ante quienes le acusan de maltratar animales por sus ridículos y lamentables vídeos con sus gatos.