Diez años atrás, cuando Steve Jobs se subió al escenario del MacWorld San Francisco para anunciar el iPhone nos costó entender las implicaciones del producto, el cambio profundo que haría en la tecnología y la sociedad, pero sobre todo nos sigue costando entender todo lo que sucedió dentro de la compañía para lograr que el smartphone sea capaz de funcionar tal como se esperaba y superando el nivel de innovación requerido para revolucionar la industria móvil.

Hoy nos resulta totalmente natural las bases de la interfaz gráfica del iOS sobre la cual sus competidores se inspiraron. Pero no siempre fue así. De hecho Apple tenía a varios equipos compitiendo por desarrollar la mejor interfaz posible para el teléfono. El pasado 6 de enero Sonny Dickson mostraba el prototipo del P1, un prototipo de interfaz diseñado por el equipo del iPod liderado por Tony Fadell, ahora publica un video donde se ve la primera versión del P2, el prototipo realizado por el equipo de Scott Forstall. Este prototipo se convertiría en la primera versión del iPhone OS, que luego se convertiría en iOS.

En aquella época Scott Forstall era el líder del equipo de desarrollo de Mac, quienes usaron las bases de OS X para desarrollar el sistema operativo que funcionaría dentro del iPhone. Las ventajas: pantalla táctil, seguridad robusta, un sistema operativo basado en Unix y una plataforma capaz de ejecutar aplicaciones capaces de hacer lo mismo que sus contrapartes en escritorio. Hoy estas características nos parecen obvias y naturales pero hace diez años sonaban casi a ciencia ficción, se acercaban más a promesas imposibles de cumplir, tanto que la mayoría de las empresas líderes del sector móvil en 2007 consideraban que sería imposible que Apple sea capaz de lograrlo.

La historia nos muestra que al final Apple lo cambió todo.