Recuerdo pasar por uno de mis cines favoritos cuando noté que simplemente había desaparecido, en cuestión de semanas aquel mágico lugar se había reducido a unos cuantos carteles y polvo, mucho polvo. Preguntando el porqué uno de los conserjes me respondió con una frase que me repito cada vez más: La ciudad está cambiando.
Si bien aquel lugar nunca cambió y los carteles de "No pasar" se cubren de más polvo, somos criaturas cambiantes y esto representa bien sea nuestro progreso o retroceso. Cada vez que uno de mis negocios favoritos quiebra o simplemente es reemplazado, las cosas cambian, pero esto nunca se reduce a la bodega local. Hay cambios globales, y si hablamos de lugares como China, tan sólo una de sus ciudades con cada uno de sus habitantes puede representar la palabra "global".
China es una potencia mundial, y un claro ejemplo de como una potencia debería verse estéticamente. Uno de sus mayores exponentes, Hong Kong, demuestra las maravillas del futuro y la coexistencia de una enorme masa poblacional. Conociéndola únicamente por fotos, siempre se me ha parecido a la ciudad de Blade Runner, grandes cantidades de Smog y luces por doquier.
"La ciudad está cambiando" me repito, al ver como Las Vegas se queda corta en comparación. Lo repito cuando sus avances tecnológicos me dejan tan dudoso como Homero Simpson frente a un inodoro japones. No puedo dejar de pensarlo comparando su panorama con el mío. Y esos avances pueden ser sorprendentes a la vez que lastimosos, dejando los remanentes de la Hong Kong extinta detrás de rascacielos y pantallas.
El fotógrafo Andy Yeung sabe muy bien lo que le pasa a la ciudad, y mediante esta serie de fotografías trata de capturar esa belleza escondida que está a punto de perderse para siempre. "Espero que la gente pueda notar la belleza del antiguo Hong Kong y trate de preservarla", veamos si puedes encontrar las cinco diferencias: