Un hombre de 68 años acudió a su médico después de sufrir durante tres semanas seguidas un hipo persistente. El paciente había sido intervenido anteriormente de un adenocarcinoma, un tipo de cáncer de pulmón, sin presentar signos de que el tumor maligno se hubiera diseminado más allá de sus pulmones y de sus ganglios linfáticos. Sin embargo, el hipo estaba causado por una metástasis en el cerebro. Su caso es descrito en el último número de la Revista Clínica Española.
El hipo es un movimiento involuntario del diafragma, el músculo que se encuentra justo debajo de los pulmones y que sirve para ayudarnos a respirar. La estructura, que tiene una forma similar a un paracaídas, reduce el volumen de la cavidad torácica cuando se inhala aire y lo aumenta al exhalar.
El hipo aparece cuando el diafragma se contrae de forma repentina e involuntaria entre respiraciones normales, originando un sonido muy característico. Este problema, descrito inicialmente por Hipócrates, suele ser benigno y desaparece al cabo de poco tiempo. Aunque normalmente su origen es desconocido, en ocasiones, especialmente cuando el hipo persiste, su presencia puede esconder otros trastornos más graves.
Los hipos raros que duran más de 48 horas
Las causas del hipo son múltiples e incluyen el consumo de alimentos picantes, bebidas gaseosas o alcohol, problemas como el estrés, la acidez de estómago o cambios repentinos en la temperatura ambiental. Sin embargo, como explican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, existen otros factores más raros que explican la aparición de hipo. Entre otros motivos, destaca el haberse sometido a una cirugía abdominal, padecer enfermedades que irriten los nervios que controlan el diafragma, como pueden ser la pleuresía o una neumonía, y sufrir accidentes cerebrovasculares o tumores que afecten al cerebro.
No es la primera vez que se describe una historia clínica como la relatada por el doctor Esparza-Quezada, del Centro Médico Nacional de Occidente (Jalisco, México), y los doctores Bielsa y Porcel, del Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida, España). El año pasado, por ejemplo, otra investigación publicada en Journal of Health Specialties mostró el caso de un paciente de 70 años que sufrió hipo durante más de un mes por culpa de un tumor en el cerebro. Sin embargo, la aparición de este problema por culpa de un cáncer o una metástasis cerebral es muy poco frecuente. Según la entidad Cancer Research de Reino Unido, el hipo causado por un cáncer o como efecto secundario de un tratamiento antitumoral puede durar más tiempo que la contracción involuntaria y benigna del diafragma que nos afecta de vez en cuando.
Los hipos que duran más de 48 horas, según el Servicio Nacional de Salud (NHS) de Reino Unido, son muy poco frecuentes. Tras haber sido sometido a una cirugía para eliminar las partes de sus pulmones afectados por un cáncer, el hombre comenzó a sufrir un hipo recurrente. Como describen en la Revista Clínica Española, el paciente sufrió hipo persistente durante tres semanas seguidas sin que respondiera a las terapias que se suelen utilizar para frenarlo, que incluyen la administración de fármacos como la clorpromazina y la metoclopramida.
Aunque inicialmente los médicos no vieron que su tumor se había diseminado al cerebro, según la prueba de tomografía computerizada realizada, los episodios de hipo cada vez eran más frecuentes, asociándose con somnolencias y caídas frecuentes. Pese a los resultados de los primeros exámenes, el cáncer pulmonar que sufría se había extendido hasta alcanzar su cerebro.
Como describen en el artículo científico, el adenocarcinoma metastiza al sistema nervioso central en un 16-20% de los casos, y solo en un 5% de las ocasiones llega al tronco encefálico. Según los autores, el hipo causado por una lesión estructural en esta zona del organismo es muy infrecuente. Los médicos lograron posteriormente controlar el problema mediante la administración de un medicamento llamado dexametasona y la aplicación de radioterapia; pero por desgracia, el paciente falleció un mes después por culpa del cáncer que sufría.
En la actualidad, uno de los retos más importantes de la medicina es, precisamente, diagnosticar de forma precoz la diseminación de un tumor maligno para tratar antes la metástasis. En raras ocasiones, un problema como el hipo puede servir como "señal de alerta" para detectar la extensión de las células malignas por el organismo. La medicina se enfrenta ahora al gran reto de diagnosticar de forma precoz la metástasis, uno de los principales desafíos en la lucha contar el cáncer, para el que también puede servir el desarrollo de tecnologías como la biopsia líquida.