Comprendemos desde muy pequeños que cada persona es diferente. Quizás sea el color, el idioma o una preferencia diferente de juguetes, pero cuando extendemos nuestra mano amiga en solicitud de esa primera amistad, sentimos la conexión que nos vuelve hermanos: la raza humana.
Somos la misma especie, y no existen otras razas entre nosotros. Algunos lo sabemos toda nuestra vida, otros desean construir un muro de por medio y existen los que son llamados por una vocación incontrolable.
Las ansías por explorar nuestro territorio provienen de aquellas vidas pre-históricas, nómadas que caminaban sin rumbo alguno. Hay quienes poseen cualidades parecidas, y si bien no recorren el mundo con lanzas, usan su herramienta más valiosa para capturar momentos y experiencias preciadas. Ansías por descubrir, por conectarse con culturas diferentes, un impulso hacia una humanidad verdadera.
Pascal Mannaerts encontró ese espíritu, y en un viaje de diez años decidió hacer todo lo posible por encontrar y compartir "la belleza del mundo y nuestra gente". Su labor es admirable, pero sus fotografías nos hacen preguntarnos sobre nuestra identidad cultural en el maravilloso planeta que habitamos.
Cada foto es un testigo del "cara a cara" que sucedió entre esta persona, yo, y el ojo de mi cámara
A continuación mostramos algunos de sus mejores retratos, para continuar ampliando nuestra perspectiva y sobretodo extendiendo esa mano amiga que se vuelve tan necesaria en nuestros días.