Estás leyendo este artículo mientras el sol ilumina tu ventana, o quizás las estrellas, o esas bombas de las que te enteraste hace poco que venían en tu dirección —mejor deberías estar corriendo—. Mientras te preparas para el impacto quiero que escuches una breve historia. Recuerdo que en mi cumpleaños cuando bajaba las escaleras después de mi fiesta, las luces se apagaron por no más de cinco segundos, nada se escuchó y pensé por un instante que había muerto.
Volvió la electricidad y continué bajando los escalones, supuse que era ilógico ese pensamiento mortuorio por el simple hecho de que no vi pasar mi vida frente a mis ojos. Pero imaginando en la oscuridad que había muerto , sentí el enorme placer de la nada. Si esa bomba llega a terminar con tu vida, por lo menos tienes el sentimiento reconfortante de que absolutamente nada va a pasar.
Ahora digamos que dejaste de leer por unos momentos y lograste escapar de la amenaza, todavía tienes un desafío mucho más grande por delante: el simple hecho de vivir. Entras en un Mcdonald's e ignoras las preguntas de la gente sobre lo que acaba de pasar, escuchas de tu celular el nuevo éxito de esa cantante con la que sueñas todas las noches y aparece tu ex-novia para terminar de curar tus heridas. Nada tiene sentido, y es el momento en que despiertas: acabas de comprender el significado de la palabra "surrealismo" y porqué deberías cuidar tu dieta antes de dormir.
Un artista tuvo un sueño parecido, pero en vez de olvidarlo a los pocos minutos decidió hacer algo con ellos. Las ilustraciones surrealistas de Tony Futura nos enseñan como ese mundo consumista en el que vivimos tiene un gran sentido del humor, y el mundo onírico puede llevar ese humor a nuevas escalas.