Decir smartphone es decir Samsung Galaxy para la mayoría de la población mundial. De 2011 a hoy en día la presencia de Samsung ha sido abrumadora en el mercado, y han sido líderes durante casi todos los trimestres. Solo Apple es capaz de acercarse en volumen durante un trimestre al año.
También es notable que hasta hace poco era la “otra” compañía capaz de sacar beneficios de su línea de smartphones con una campaña de marketing y acuerdos con operadoras muy agresivos. Hoy Samsung sigue siendo líder mundial por volumen, así como en 34 de los 50 países donde más smartphones se venden del mundo. Pero cuando nos sumergimos en los datos vemos algo preocupante, y es posible que el Galaxy Note 7 haya sido solo la primera pista de un proceso de declive.
Samsung perdió China (ver gráfico inferior). Sus momento pasó en un mercado muy nacionalista donde Apple es la única compañía extranjera que consigue mantener la cabeza por encima del agua. La caída en desgracia de los coreanos en China será motivo de estudios en escuelas de negocios para definir dinámicas nacionales. En 2012 y 2013 lideraba el mercado, pero el arranque de Xiaomi y el iPhone 6 en 2014, el de Huawei desde 2015, y posteriormente Oppo y Vivo en 2016 han dejado K.O. a Samsung en el mayor mercado de smartphones del mundo, donde actualmente su cuota del mercado es de tan solo el 5%.
Por suerte, Samsung aún mantiene India, ahora el segundo mercado con más ventas de smartphones del mundo —pero con un precio medio muy inferior— a pesar de que lleve años amenazada por actores locales como Micromax o del paulatino auge de Xiaomi en el subcontinente.
Todos los frentes
Samsung está perdiendo Europa a la dupla Huawei/Honor, no consigue recortar distancias incluso con una Apple muy conservadora en Estados Unidos. También ha dejado de liderar el mercado en tres de los mayores países con más proyección: Nigeria, Pakistán y Bangladesh, que juntan entre los tres 500 millones de habitantes. Mantiene el primer puesto de ventas de forma constante en feudos de mediano tamaño como Corea del Sur, Reino Unido, Alemania o Brasil. Pero cada vez la presión es más fuerte.
A nivel de estrategias, sus competidores están empleando todas: Huawei se aferra a los operadores como canal, mientras hace venta online directa con Honor. Xiaomi en Asia cada vez hace terminales más equiparables a un precio siempre inferior al de Samsung, Oppo consigue más ventas que nadie en escaparates en China y está repitiendo la jugada en India.
Apple mantiene un martillo pilón desde la gama alta, y la introducción del iPhone SE hace un año le ha dado alas a la gama media alta. ZTE, Lenovo y Alcatel someten a presión de diversa intensidad en América Latina y Rusia. Por último, entre los más geeks, marcas como OnePlus o el Google Pixel capturan la mayoría de su atención.
Samsung pudo haber arriesgado mucho apretando "demasiadas innovaciones" en el Galaxy Note 7, y ha dejado un hueco para rellenar. El Galaxy S8 tendrá mucho terreno que reconquistar, a pesar de ser el heredero de los excelentes Galaxy S6 y S7, que llevaban a Samsung a tener los mejores terminales del mercado.
Es irónico pues, que justo cuando mejor lo esté haciendo Samsung con sus terminales, el mercado decida comenzar a darle la espalda. Es posible que el revés sea temporal, pero la realidad es que Samsung vendía uno de cada tres smartphones del mercado, y ahora "apenas" uno de cada cinco.