Cabe destacar que todos poseemos la característica de ser hipócritas en algún momento específico. Ejemplos recientes serían eventos familiares o encuentros con desconocidos, la navidad pudo reunir ambas situaciones dependiendo de qué tanto conoces a tus tíos o primos. Claro que nunca podemos ser las mismas personas todo el tiempo, y existe algo llamado cortesía para dar una buena impresión ante nuestras facetas más revoltosas y cínicas.
Pero aunque todo esto quede claro para muchos, nunca solemos pensar en ello cuando se trata de esos seres superiores mejor conocidos como celebridades. Algo parece tan real en sus películas y canciones, se crea una relación a través de ellas, y por lo mucho que lo lamentemos estas relaciones se basan en una persona ficticia pintada a través del maquillaje y los reflectores.
Al momento de encontrarnos con esta realidad, nos puede pegar desprevenidos para dejarnos en la posición de jueces ante cualquier acción "deplorable". Los suicidios o malas decisiones muestran drásticamente que detrás de nuestras pantallas existe un individuo real diez veces más frágil del superhombre omnipotente de las entrevistas. Si bien tampoco soy un novelista depresivo que escribe poemas sobre nuestra sociedad de máscaras —inserte lágrimas en una hoja de papel— debemos comprender la cualidad que poseemos de cambiar de estado rápidamente.
Decir que esto es un problema suena ridículo, es sólo algo lógico que muchas veces olvidamos. Y qué mejor manera de recordarnoslo que mediante el arte, pensó el fotógrafo Andrew H. Walker, que durante el Toronto Film Festival reunió a muchas de las grandes celebridades de hoy en día para pedirles que mostraran su doble personalidad en una serie de fotografías que muestran la comparación entre ambas. Veamos si puedes adivinar cuál es cuál en las que se muestran a continuación.
Anne Hathaway