Un movimiento sorprendente pero lleno de lógica: según la exclusiva publicada por The Information, Fitbit va a comprar Pebble, siendo esta última una marca condenada a la desaparición, ya que la integración será total.

Pebble conquistó Kickstarter en 2012, batiendo todos los récords hasta la fecha al recaudar un millón de dólares en sus primeras 28 horas en el aire. Este hito le sirvió para sacar adelante la primera generación de su producto y su posterior iteración, pero en realidad sirvió a toda la industria para demostrar que había un interés real en una nueva gama de productos, al menos entendidos de una forma particular: no se trataba de tener el reloj del inspector Gadget (como luego se encargó de comprobar Samsung con sus pobres ventas del Galaxy Gear original), sino de tener un instrumento sencillo emparejado a nuestro smartphone, el verdadero protagonista.

Tiempo después, Pebble atacó de nuevo en Kickstarter con el Time, en medio de una pequeña polémica sobre la necesidad de recurrir a esta plataforma tras los brutales números logrados no hacía demasiado. Lo cierto es que así Pebble (empresa pequeña sin un gran grupo detrás) se aseguraba no acabar con un enorme stock de relojes sin vender en un almacén de San Diego. Pero el panorama en 2016 no era demasiado alentador como para seguir peleando a ese nivel.

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Desde aquellos tiempos, la competencia aprieta. Demasiado. Apple no ha publicado todavía las cifras exactas de Watch vendidos, pero las diferentes estimaciones le otorgan el liderazgo, en plataforma y en marca, por encima de modelos con Android Wear (a saber: Motorola, Huawei, LG como actores más destacados) o Tizen, plataforma acaparada por Samsung. Las proyecciones de ventas en 2020 dejaban el panorama aún más crudo, con Apple mejorando ventas pero perdiendo cuota total (idéntico patrón al del iPhone en sus primeros años) y Android Wear multiplicándose.

Para Fitbit, la compra de Pebble supone la consolidación en un terreno donde le ha costado mucho más penetrar que con las pulseras. Sus últimas propuestas, encaminadas al formato reloj, no ha terminado de cuajar y tiene más asteriscos que sonrisas de aprobación. Muerto el perro, se acabó la rabia: ahora las ideas y el plantel de Pebble pasarán a formar parte de sus filas. Y con ellos, la enorme comunidad que ha generado la marca. Pebble, gracias por el enorme servicio que hiciste a la industria hace más de tres años, y que tengas suerte en tu nueva casa.