El torero José Tomás vino a México para torear en la plaza de toros más grande del mundo, con capacidad para más de 41.000 personas. El pasado mes de enero, el español toreó en la Ciudad de México junto con el diestro de Aguascalientes Joselito Adame.
En la México se ocuparon casi todos los asientos en el domingo de enero que toreó José Tomás. La expectativa era grandiosa, al igual que la reventa de entradas a las puertas de la plaza de toros.
10 meses después, se busca la prohibición de los toros en la Ciudad de México.
Desde que la capital mexicana se convirtió en una entidad federativa de la República y pasó de llamarse Distrito Federal a Ciudad de México, se está escribiendo una Constitución de cero para velar por los derechos y obligaciones de los capitalinos.
Una de las iniciativas ciudadanas presentadas para la redacción de la Carta pedía que en la Constitución se considerara a la tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial. Finalmente, la iniciativa no fue aceptada, pero la defensora de animales Elena Chávez lucha por la prohibición total de esta práctica en la capital mexicana.
Chávez, presidenta de la fundación Ángeles Abandonados, no forma parte de ningún partido político, pero es diputada por invitación del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Su iniciativa, como otras, vela por los derechos de los animales. Lo novedoso de este artículo es que establece la protección no solamente de perros y gatos (animales domésticos), sino que se abre la gama y se incluye a la fauna silvestre.
"El 80% de la sociedad civil esta metida ya en la defensa de los animales, eso sirvió para que nos tomaran en cuenta y plasmaran por primera vez en la historia de nuestro país el que se considerara a los animales dentro de la Constitución de la Ciudad", explica Chávez en entrevista con Hipertextual.
El primer paso antitaurino en México
La defensa de los animales se encuentra dentro del artículo 14 de la Carta de Derechos:
En la Ciudad de México se reconoce la condición de los animales no humanos como seres sintientes con prerrogativas propias a su naturaleza. Las autoridades emitirán disposiciones legales y administrativas que garanticen la vida, integridad, protección, bienestar, así como el trato digno y respetuoso de todos los animales no humanos que se encuentren en su territorio. Toda persona tiene el derecho de ejercer acciones legales individuales y colectivas para hacer efectivas estas disposiciones.
Sin embargo, la diputada agrega en su iniciativa el trato digno y sanciones a quienes realicen actos de maltrato o crueldad contra ellos.
Esto incluiría, además de las corridas de toros, otras formas de maltrato animal como las peleas de gallos o el tráfico de aves. La iniciativa contra la tauromaquia es uno de los puntos más polémicos del artículo y muchos diputados taurinos se han manifestado en contra.
Elena Chávez argumenta con cada uno de ellos la importancia de esta reforma que, en el caso de ser aprobada, podría replicarse en otros estados de México.
Uno de los argumentos que presenta la defensora de animales en el Constituyente es que los toros no forman parte de la cultura mexicana. "Yo no puedo defender una tradición que no es de aquí, que nos la trajeron. Para muchos de nosotros aquí eso no es cultura", sostiene Chávez.
Para ella, la cultura no puede ser nunca violencia y cree inconcebible que al asesinato de animales y de seres vivos sintientes, se le llame cultura.
Su misión en la vida
Elena Chávez cree que todos tenemos una misión en nuestra vida. Algunas personas encuentran su misión y la llevan a cabo, otras mueren sin saber cual era la suya. Ella afirma saber cuál es su cometido, la defensa de los animales, y se siente orgullosa de poder llevarlo a cabo.
Su oportunidad de estar dentro de la redacción de la Constitución para poder aprobar la iniciativa podría verse debilitada por la prohibición de los toros, una medida que muchos taurinos no aprueban.
Sin embargo, para Chávez, en la lucha por los derechos de los animales, no hay un término medio ni negociaciones. "En cuestión de vida o sufrimiento no puedes elegir quién sufre y quién no. Es la vida de un animal lo que estamos defendiendo".
Los toros no son una tradición mexicana para Elena Chávez. En cambio, la charrería sí lo es. Las habilidades ecuestres de los charros (jinetes) mexicanos en el vistoso espectáculo incluyen algunas prácticas que también se consideran como maltrato. Los charros pueden agarrarles de la cola o imponerles ciertas prácticas que pueden causar fracturas a los caballos. No hay sangre ni muerte, pero sí un sufrimiento del animal.
En este caso, la defensa de las tradiciones mexicanas podría exonerar las prácticas de los jinetes y considerarse lícita a pesar de su violencia.
Los votos necesarios
Para que la iniciativa llegue a aprobarse en la Constitución, la presidenta de Ángeles Abandonados necesita 67 de los 100 votos de los diputados, es decir, dos tercios de la Asamblea a su favor.
La votación tendrá lugar entre el mes de diciembre y enero, meses en los que se discutirán los 76 artículos que tiene el proyecto constitucional de la Ciudad de México.
Gracias a las charlas que ya ha entablado Chávez con los diferentes diputados de los partidos políticos, la mexicana está segura de que conseguirá los votos necesarios para que la iniciativa salga adelante.
Lo más importante para ella es que la sociedad evolucione y que no se conserven tradiciones que fomenten el asesinato. "Si tuviéramos que preservar todas las tradiciones, seguiríamos con la Inquisición", argumenta.
El pasado mes de octubre, el Tribunal Constitucional español anuló la ley que prohibía los toros en Cataluña porque la norma invadía las competencias del Estado en materia de Cultura. A pesar de que la comunidad autónoma tiene poder para prohibir las corridas de toros como protección de los animales, hay que tener en cuenta que el Estado español ha dictado leyes declarando la tauromaquia como patrimonio cultural.
Cataluña intentó prohibir en el 2010 las corridas de toros en la región. 6 años después y a más de 10.000 kilómetros de distancia, Ciudad de México busca acabar con la misma tradición.