Los monitores ultra panorámicos son una de las principales estrellas de las ferias tecnológicas. Compañías como Dell, Samsung y LG han apostado fuertemente por este concepto durante los últimos años, promocionando sus grandes ventajas en entornos corporativos.
Las compañías hablan de una mejora en la productividad, una mayor versatilidad y, sobre todo, más comodidad en entornos corporativos. Pero, ¿qué hay de cierto en ello? ¿Aportan un valor real los monitores ultra panorámicos o son tan solo una moda pasajera?
Los monitores ultra panorámicos no son una moda pasajera. En entornos determinados, el valor de estos productos es increíble.
Para responder estas preguntas, he pasado varios días frente a un monitor panorámico 21:9 de LG; y, conectado a un MacBook Pro, ha reemplazado mi setup habitual de dos pantallas. ¿Las sensaciones? Sorprendentemente positivas.
La principal ventaja de esta nueva configuración y de los monitores ultra panorámicos en general es la simultaneidad. Obviamente, la superficie de trabajo es mayor que en cualquier otro monitor, lo que permite tener varias ventanas en primer plano de forma simultánea. En mi caso particular: Ulysses, Chrome, Tweetbot y Slack. Todo a vista de pájaro. El comando “cmd + tab” de mi MacBook ha quedado en desuso.
La focalización es otro de los puntos fuertes de este tipo de monitores. En un setup de dos pantallas, trabajar con múltiples ventanas y aplicaciones puede llegar a convertirse en un auténtico caos. En ocasiones, pasaba más tiempo organizando la distribución de las ventanas de una forma organizada que trabajando, lo que me llevaba a renunciar a las bondades de un setup de dos pantallas de forma temporal. Con el monitor 21:9 ultra panorámicos, ese tipo de problemas desaparecen parcialmente. Todo está en una única pantalla, más centralizado, menos volátil, mejor.
Asimismo, trabajar a pantalla completa con dos aplicaciones y/o ventanas en paralelo se convierte en una gozada. En monitores de proporciones convencionales, situar dos aplicaciones en paralelo suele traducirse en elementos ocultos y un ligero compromiso en la usabilidad de la aplicación. En los monitores ultra panorámicos, gracias al mayor espacio horizontal, la experiencia de dos aplicaciones en paralelo no se ve comprometida en absoluto.
Los monitores ultra panorámicos están diseñados para la multitarea. Sin ella, estas proporciones pierden su valor por completo.
Por desgracia, todo no son maravillas con los monitores ultra panorámicos. En sistemas operativos como macOS se echa en falta la posibilidad nativa de gestionar múltiples ventanas de forma simultánea (más allá de dos). Otras plataformas como Windows 10 ofrecen esta posibilidad y mejora notablemente la experiencia.
De la misma forma, la orientación de estos monitores es muy clara: productividad y multitarea. Fuera de ello —con el permiso de la industria de los videojuegos—, los monitores ultra panorámicos pierden toda la razón de ser. Ejemplo sencillo: abrir Google Chrome —o cualquier otro navegador web— a pantalla completa significa ver páginas webs deformes, estiradas en el eje “x” y múltiples espacios en blanco. Y lo mismo sucede con la gran mayoría de aplicaciones del sector —salvo algunas muy específicas como editores de vídeo—.
Asimismo, uno de los principales problemas de estos monitores ultra panorámicos es la compatibilidad con los ordenadores. Durante los días que he utilizado el monitor de LG he encontrado varios problemas de compatibilidad con ordenadores de última generación como el MacBook Pro Retina de 15 pulgadas. La resolución no se ajustaba de forma apropiada y la calidad de la imagen se veía, por lo tanto, alterada. Mejor hacer pruebas antes de adentrarse en su compra.
Los monitores ultra panorámicos tienen un potencial increíble en el ámbito gaming.
Una excepción a todo lo anterior es el ámbito gaming. Adquirir un monitor 21:9 ultra panorámico mejora de forma increíble la jugabilidad. El campo visual es mayor, así como la sensación de inmersión. Eso sí: en partidas competitivas, su uso no está permitido dado que supone una ventaja técnica que puede desequilibrar los resultados.
La conclusión final de los monitores ultra panorámicos es muy obvia: son una herramienta fantástica para nichos muy determinados. Fuera de estos nichos (gaming y productividad, principalmente), la adquisición de un monitor de esta clase puede llegar a causar más inconvenientes que ventajas. Pero dentro de ellos, la adquisición de uno de ellos es indudablemente recomendable.