A pesar de que las estadísticas en México dependen del momento, la oportunidad y de quien las presente, sin duda en el caso de los feminicidios diversas fuentes coinciden en que los números van en aumento; sin piedad y burlándose en la cara de una sociedad que da la espalda y esconde el rostro a las principales causas del crecimiento de este mal que ha permeado desde el seno más íntimo de un país: el hogar y sus "machos".

Era enero de 1993 cuando Alma Chavira Farel con tan sólo trece años de edad fue asesinada en Ciudad Juárez, Chihuahua; desde ese momento el término feminicidio y la alarma se encendían, pero no lo suficiente para atender la ola de asesinatos, porque no fue hasta el 10 de diciembre de 2009 que la Corte Interamericana de Derechos Humanos imponía la conocida sentencia: Campo Algodonero, la cual condenaba al Estado mexicano por no garantizar los derechos humanos, en tres casos de mujeres desaparecidas, torturadas y asesinadas en dicha entidad.

Hoy, a 23 años de aquel incipiente 93, las estadísticas dicen que los feminicidios en México pasaron de cuatro a siete mujeres asesinadas cada día y esto tiene relación con lo que indica María José Reyes-Retana, investigadora del Observatorio de la Ciudad de México al considerar que el fenómeno se ha naturalizado debido a relaciones de poder relativas al género que contribuyen a la desigualdad entre mujeres y hombres.

De las estadísticas frías

Como sucedió con los innumerables nombres de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, ahora en este 2016, Karen Esquivel fue el nombre de la mujer que ‘gritó’ la situación en la que están viviendo las féminas en el Estado de México, lugar donde en siete años (de 2006 a 2013) ocurrieron casi 3.000 asesinatos de mujeres.

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El Estado de México es uno de los lugares que encabezan las estadísticas de feminicidios en el país, al grado de que en los primeros cinco meses de este año ya habían sido ejecutadas 121 mujeres (21 de ellas por violencia de género y 100 homicidios dolosos), además de contar con once municipios con Alerta de Género desde hace más de un año.

Como si fuera una carrera olímpica, otras entidades que van en incremento de ataques mortales a mujeres son: Guerrero, Michoacán, entidad que en la que en este año se declaró la Alerta de Género en 14 municipios, seguidos por Chihuahua, Jalisco y Oaxaca.

Sin embargo y atendiendo a la frialdad de los números registrados por organizaciones civiles, Querétaro entró en el espectro de este problema al presentar 22 muertes de mujeres con características de feminicidio, aunado a estos lugares de la República, Jalisco no se quedó atrás y en 2015 sumó 146 mujeres asesinadas registradas hasta el 21 de diciembre.

El rostro oculto de las cifras

Parte del ‘rostro oculto’ que no dicen las estadísticas tiene relación directa con las fuentes que lo presentan y es que si por un lado alguna organización civil registra cierto número de feminicidios, por otro las fuentes gubernamentales registran un número diferente, tal es el caso del INEGI cuando reportó que hace tres años 2 mil 647 mujeres fueron asesinadas, y en contraste el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) indicó que hasta 2013 eran más de 2.500 por año.

Otro aspecto del rostro oculto de los feminicidios y, sin duda, el más importante son las causas que los provocan y las cuales reflejan la salud de una sociedad, ya que cuando esta identifica que las autoridades no evitan, resuelven ni castigan a los agresores, los homicidios se reproducen, de acuerdo con Sergio González Rodríguez, médico y profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM.

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Atendiendo al Código Penal del Estado de México, Feminicidio es considerado como tal si la víctima presenta signos de violencia sexual, si tiene lesiones o mutilaciones, si existen antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar de su agresor, que haya existido una relación sentimental o amenazas, entre otras características, de las cuales la violencia cercana permanece como una constante que hasta el momento la sociedad mexicana no ha logrado resolver.

Esto se confirma con lo que indica la doctora en ciencias sociales, Margarita Bejarano, en su trabajo ‘Feminicidio, la punta del Iceberg’: “la violencia hacia la mujer es un fenómeno histórico como un mecanismo de subordinación ante lo masculino” y aunado a esto es el resultado de una encuesta del Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (CONAPRED) que reflejó que un 40% de los hombres consideran que la mujer debería de realizar labores aptas para su sexo.

Además del patrón cultural de la imposición del masculino sobre la mujer a través de la violencia, existen otras razones que de acuerdo con fuentes oficiales y organismos no gubernamentales, subrayan como causas de feminicidio tales como las redes de trata y represalias entre el crimen organizado.

De la Alerta de Género a la utópica solución al feminicidio

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Las formas de arrancarles la vida a las mujeres que ahora se han convertido en número, fueron desde dañarlas con objetos punzocortantes y golpearlas, hasta el ahorcamiento, la asfixia, quemarlas y, en el menor de los casos, balazos.

¿Solución al feminicidio? Sería una gran noticia tener la respuesta, porque si se considera que la Alerta de Género es el elixir que derrotará un mal que nace desde el seno de una sociedad y permea a todo aquel varón que se encuentra, aún no da resultados o al menos así lo dice Aministía Internacional al indicar en su informe que: “en el país se asesina a 7 mujeres a diario. Con frecuencia los casos de feminicidio no se investigan como tales y no son atendidos por la justicia adecuadamente, generando un patrón de impunidad.”

Y agrega que incluso “la creación de Ley General de Acceso a las Mujeres a una vida Libre de Violencia (LGAMVLV), la tipificación del delito de feminicidio en 31 de los 32 códigos penales de las entidades federativas, así como la derogación de disposiciones normativas discriminatorias y contrarias a los derechos humanos de las mujeres, los retos siguen siendo numerosos.”

En este contexto de crecimiento constante del feminicidio en México y muy a pesar de que el mismo Osorio Chong "llamó" a las legislaturas estatales a homologar este delito en todo el país, parece conveniente reflexionar desde el lugar más íntimo de los mexicanos sobre algo que compete a todos, para que no suceda y para que se localice el castigo adecuado a los culpables.

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