Ha fallecido el escritor italiano Darío Fo. El mismo día en el que se dará a conocer el Premio Nobel de Literatura, galardón que recibió en el año 1997. El dramaturgo, literato, actor, dramaturgo, empresario y pintor ha muerto en un hospital de Milán, donde permanecía aquejado de problemas respiratorios. Se ha ido el militante sin bandera, como lo describe el Corriere de la Sera, el bufón que se burló del poder en su centenar de textos teatrales que deja como legado.
Darío Fo (Sangiano, 1926) saltó a la fama con dos de sus obras más reconocidas, Morte accidentale di un anarchico (Muerte accidental de un anarquista) y Mistero buffo. En ellas el escritor denunciaba el clima de persecución política que se vivía en Italia por la década de los sesenta y los setenta, con el resurgir de grupos como Movimiento Social Italiano, creado por antiguos seguidores de Benito Mussolini. En ese ambiente, con atentados y ataques violentos continuados y en un clima de caza de brujas, Darío Fo utilizó el teatro para denunciar lo que se vivía en las calles.
Con Morte accidentale di un anarchico, el escritor denunció un suceso ocurrido en una comisaría de Milán, en el que un ferroviario anarquista fue interrogado y "cayó" por una ventana, algo similar a lo que ocurrió con Julián Grimau durante su detención en la Puerta del Sol -antigua Dirección General de Seguridad- en la dictadura franquista. Darío Foro, con el fin de esquivar la censura, explicó por aquel entonces que la historia se basaba en un acontecimiento sucedido en Nueva York en 1920, una analogía histórica para evitar la desaprobación de las autoridades.
Sus sátiras políticas y religiosas reflejaban la realidad italiana de la época, como también hizo con obras como Pum Pum Chi é? La polizia! o Coppia aperta. Textos donde Darío Fo denunció los excesos del poder político, económico o religioso, el machismo y las matanzas en la colonización de América, por poner sólo algunos ejemplos. El azote intelectual de sus textos fue reconocido por el Comité Nobel, que destacó en 1997 que Darío Fo actuaba "como los antiguos bufones de la Edad Media para flagelar a la autoridad y defender la dignidad de los oprimidos".
El propio Fo ironizó acerca de la concesión del galardón durante la ceremonia en Estocolmo. En su discurso, el escritor italiano clamó que el Nobel de Literatura debería ir a la Academia sueca por haber reconocido el trabajo de un bufón. Allí denunció, como hizo durante toda su vida, los hechos que veía como auténticas tropelías. A saber, las violaciones de derechos humanos en Turquía o la cercana aprobación de la patentabilidad de organismos vivos en Europa, que Darío Fo consideraba abominable.
Pero, sobre todo, Darío Fo dedicó el Nobel a su mujer, Franca Rame, actriz, escritora y política italiana. Juntos fundaron una compañía teatral a finales de los cincuenta, el principio de una vida compartida en lo personal y en lo profesional, en el activismo y en la denuncia. Juntos revitalizaron el teatro italiano, devolviéndolo a sus orígenes populares y recuperando los valores sociales de los que adolecía. Hoy nos ha dejado Darío Foro, el escritor que utilizó la risa para denunciar la opresión y dignificar a todos aquellos oprimidos por cualquier tipo de poder. Que la tierra le sea leve.