La Tierra atraviesa anualmente la estela del cometa Swift-Tuttle. Al cruzar esta región del espacio entre finales de julio y mediados de agosto, miles de partículas -conocidas como meteoros- chocan contra la atmósfera a velocidades que superan los 210.000 kilómetros por hora. El impacto provoca que estos minúsculos fragmentos se conviertan en auténticas "bolas de fuego", desintegrándose al alcanzar los 5.000 grados de temperatura en una fracción de segundo. La colisión provoca destellos brillantes en el cielo. Son las conocidas perseidas, que esta noche alcanzan su máxima actividad visible desde Europa.
Las perseidas pueden ser observadas a simple vista, sin necesidad de telescopios, acudiendo a lugares con baja contaminación lumínica
Las también conocidas como lágrimas de San Lorenzo son uno de los espectáculos celestes más importantes del verano. Este año la lluvia de estrellas fugaces contará con una inusitada actividad, dado que las predicciones indican que el fenómeno será especialmente intenso. Según el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), las estimaciones apuntan a una tasa de entre 200 y 580 meteoros por hora, una cifra récord teniendo en cuenta que su actividad habitual ronda los cien meteoros cada sesenta minutos. Un fenómeno tan intenso podría incluso poner en peligro a satélites como ocurrió en 1993 y 2009 con las misiones Olympus y Landsat5.
A pesar de la gran actividad de las perseidas, la Luna interferirá en la observación de este evento. Los expertos recomiendan acudir a lugares con reducida contaminación lumínica, aunque nuestro satélite natural empeore la contemplación de las lágrimas de San Lorenzo. La Luna aparecerá en el cielo en fase creciente, por lo que desde el IAA aconsejan "observar la lluvia de estrellas la noche del 11 al 12 de agosto a partir de las dos de la madrugada, cuando está previsto el primer ciclo de actividad y tendrá menos efecto".
Las estrellas fugaces, que pueden aparecer en cualquier rincón del cielo, parecen originarse en la constelación de Perseo, de ahí que reciban el nombre de perseidas. Sin embargo, los astrónomos recomiendan mirar hacia otros puntos como las constelaciones de Tauro, la Osa Menor o Andrómeda. Las lágrimas de San Lorenzo pueden ser detectadas a simple vista, sin necesidad de usar telescopios. Los científicos utilizarán además otros métodos alternativos, con el fin de poder estudiar en detalle este fenómeno. Para ello los investigadores del IAA, en colaboración con la Asociación AstroINNOVA y el grupo Daedalu, lanzarán durante esta noche una sonda para grabar por primera vez, en color y alta definición, esta lluvia de estrellas desde la estratosfera. Otra forma de ver uno de los eventos astronómicos más esperados del año.