Enrique Peña Nieto

El domingo la periodista Carmen Aristegui lanzó un mensaje en sus redes sociales, prometía que a las 10 de la noche revelaría un capítulo inédito de la vida del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto. Mucha fue la expectación y a las 10 pm un reportaje titulado “De plagiador a presidente” salió en formato escrito, vídeo y hasta un interactivo en la página web.

El reportaje cotejaba la tesis de licenciatura en derecho del presidente con libros de especialistas como Enrique Krauze, Linda Hall, Víctor Villafañe y José María Calderón acusando de plagio a la tesis que tenía párrafos idénticos a libros ya publicados sin citar y algunos sin referir en la bibliografía.

Aun cuando el reportaje dio la vuelta al mundo, las reacciones en México fueron más bien de decepción: ¿eso era todo? Tras los escándalos de corrupción y tráfico de influencias, un plagio en una tesis universitaria no parecería gran cosa. Ni siquiera para el secretario de Educación Pública quien dijo que no le parecía que realmente fuera un tema.

El vocero de la presidencia no dudó en preguntarse si una tesis de licenciatura hecha hace 25 años con “errores de estilo” era motivo de interés periodístico. La defensa oficial ha decidido decretar que hacer pasar ideas como propias no es más que un error de estilo.

La dimensión ética del plagio es la de la credibilidad de los involucrados. La universidad que avaló la tesis, la Universidad Panamericana, se ha limitado a decir que se cumplen protocolos y que la Facultad de Derecho se dará a la tarea de revisar el caso.

Mientras la institución se mantiene tibia, algunos alumnos ya han pedido que se retire el título del presidente porque ¿quién volvería a confiar en la institución que permitió tal plagio? La petición en Change.org señala:

La tesis que lo hizo licenciado en derecho tiene un alto nivel de plagio, lo cual es inadmisible para los que las hemos hecho con esfuerzo y dedicación nuestras tesis de licenciatura, y no se diga para otros grados académicos.

Otros han señalado que era Peña Nieto era joven y sí lo era. Quien debió haber notado y llamado la atención de los errores era el asesor de tesis, Eduardo Alfonso Guerrero, actual magistrado del Poder Judicial de la Ciudad de México. Queda la pregunta: ¿el asesor o la universidad se han beneficiado de alguna manera de permitir esta práctica?

Universidad Panamericana
Universidad Panamericana

Iván Martínez, director de la Wikipedia en México, una organización que se dedica a compartir conocimiento y que a diario debe lidiar con el problema del plagio, dice “la juventud no es una excusa”, señala que en las universidades hay recordatorios de que no se debe hacer y profesionales revisando los trabajos de tesis. El plagio “es el procedimiento más penado en la academia.”

Algunos más han dicho que “esperaban más” del equipo de Aristegui que han develado otros graves escándalos. En un país como México donde las noticias casi siempre involucran desvíos de millones de pesos o asesinatos masivos, un plagio de universitario parecería cosa de nada. En menor escala este reportaje trata de la misma corrupción y tráfico de influencias que inunda la cúpula política mexicana desde hace mucho tiempo.

Una vez más, los políticos no justifican sus conductas o sus decisiones, aunque son figuras que representan y afectan a los mexicanos. Martínez señala el antecedente que esto significa: “demuestra a cientos de estudiantes que se puede hacer plagio, se dará una respuesta corta y no pasará nada.”

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