La expulsión de alemanes tras la Segunda Guerra Mundial significó una complicada situación para millones de personas que habían vivido, incluso desde varios siglos antes, en territorio de Europa Oriental. Tanto nacionales alemanes como alemanes étnicos fueron forzados a migrar al finalizar la guerra.

Se estima que entre 12 y 14 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares; primero en éxodo ante el avance del Ejercito Rojo y más tarde fueron deportados masivamente. Lo imperante en estas evacuaciones fue la desorganización, la huida apremiante y los abusos del Ejercito Rojo cuando llegaban a los territorios ocupados por alemanes. Estos hechos ocurrieron en toda la zona de lo que fuera Prusia Oriental, Prusia Occidental, Pomerania y Silesia.

En medio de esta vorágine de eventos, que además cobró la vida de miles de personas, muchos niños fueron abandonados o quedaron en orfandad. Y es que la migración forzada comenzaba con la confiscación de bienes o simplemente la premura evitaba que las personas tuvieran medios para subsistir; es por esto que muchas personas murieron de hambre, enfermedad o frío, otros terminaron en condiciones de mendicidad.

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Así pues, muchos niños quedaron a su suerte; buscaron refugio en los bosques y en las granjas que encontraban; como permanecían en grupo y algunos niños mayores cuidaban de sus hermanos pequeños se les conocía como "niños lobo" o Wolfskinder, en alemán. Destaca el caso de los niños que huyeron o vivieron en Lituania, en donde varias familias acogieron niños a quienes les daban refugio y comida a cambio de trabajo. Como ayudar a los alemanes estaba prohibido, algunos niños cambiaron su nombre; no fue hasta décadas más tarde que pudieron revelar sus identidades y buscar a sus familiares.

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Otros niños permanecieron en grupo bajo su propio sustento, robando, mendigando o haciendo trabajos a cambio de alimento. Con todos los movimientos políticos de la época los niños lobo estuvieron al desamparo de cualquier autoridad, y más bien eran perseguidos. Sin embargo, algunos lograron trasladarse de la República Democrática Alemana a la entonces República Federal Alemana.

Los testimonios de los "niños lobo" han sido recogidos con el paso del tiempo, uno de ellos es Abandoned and Forgotten: An Orphan Girl's Tale of Survival in World War II por Evelyne Tannehill y algunos historiadores. La tarea de estos últimos no es fácil pues archivos y registros de este éxodo y sus consecuencias son escasos; otros aún se encuentran sin abrir.

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Cabe mencionar que la expulsión de alemanes de los territorios de Prusia y de los Balcanes estuvo apoyada y orquestada por Stalin con la supuesta justificación de que la diversificación de alemanes étnicos había propiciado que durante el régimen Nazi éstos reclamaran esos territorios para sí. Por su parte, Winston Churchill consideró válida la expulsión masiva pues opinaba que de permanecer en esos territorios sería el origen de conflictos con la población local. Estados Unidos también apoyó dicha expulsión, solo Francia se declaró en contra de esto sobre todo en las expulsiones posteriores a mayo de 1945.

El caso de los "niños lobo" de la Segunda Guerra Mundial es un testimonio de las atrocidades de la guerra pues en ésta se ponen en juego no solo los intereses políticos y de poder sino la de las personas de a pie que poco o nada pueden hacer para proteger a sus familias. La crisis de refugiados que se vive actualmente trae situaciones por demás complejas, de vida o muerte, para familias enteras y para los niños que huyen de la guerra. Son muchas las víctimas mortales que ha cobrado ya esta situación y muchas las personas que se han sumado al éxodo porque fueron destruidos sus hogares; sin duda parece una lección no aprendida por la humanidad.

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