Ante el auge de la distribución online y el auge de los fabricantes asiáticos low-cost, Huawei inició una peculiar pero efectiva estrategia: crear una nueva marca, con una nueva imagen, que se nutre de los mismos recursos que Huawei pero enfocado en un canal de distribución y en un tipo de consumidor completamente diferente. Así nació Honor, la segunda marca de telefonía de Huawei. Y hoy, con algunos meses de retraso respecto a Asia, la compañía ha presentado ante la sociedad europea su flagship más reciente: el Honor 8.

El Honor 8 promete poner sobre la mesa lo mejor del sector, al igual que su pariente, el Huawei P9. No es casualidad, por lo tanto, que ambos dispositivos compartan la mayor parte de los componentes. Eso sí, las diferencias en diseño, distribución y precio separan por un amplio margen a ambos productos.

El Honor 8 supone un paso hacia delante en diseño y construcción. Dice adiós a la austeridad y abre la puerta a materiales más atractivos como el cristal y el aluminio.

El Honor 8 supone un inicio completamente nuevo para la compañía asiática. Frente a otras líneas más conservadoras, clásicas y austeras de dispositivos anteriores, el Honor 8 apuesta por el cristal 2.5D, los marcos metálicos y los colores profundos y llamativos. Así, el producto logra aproximarse más al nicho premium al que aspiran —aunque su precio no le sitúe en esa categoría—.

Con el mismo objetivo en mente, Honor ha dotado a su nuevo retoño del mejor hardware posible. Así, encontramos 4 GB de memoria RAM, un procesador Kirin 950, 3.000 mAh de batería, una pantalla de 5.2 pulgadas Full HD y la versión 6.0 de Android. El resultado, como cabe esperar, es muy satisfactorio. El Honor 8, fuera de tests sintéticos y pruebas exhaustivas, logra equiparar en experiencia de uso a los principales smartphones del sector. Todo fluye en este dispositivo.

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La cámara es uno de los puntos clave del Honor 8. Encontramos un sensor Sony de doce megapixeles acompañado por un sistema de enfoque vía láser, un flash LED doble y, lo más interesante, un sensor fotográfico monocromático empleado para mejorar el contraste y el balance de color de las capturas. Los resultados son muy similares a los del Huawei P9 y otros dispositivos de primer nivel. Eso sí: continúa sin destronar el Samsung Galaxy S7 Edge en este aspecto.

Mención especial merece el sensor de huellas dactilares situado en la zona posterior. Al margen de su ubicación —que puede convertirse en objeto de críticas—, la velocidad y la eficacia del mismo resulta sorprendente. Más veloz incluso que otros sensores como el Touch ID del iPhone 6s.

Honor 8 Huawei

En términos generales, el Honor 8 es un dispositivo extremadamente completo y solvente, especialmente considerando el nicho al que apunta. Comparando con productos como el Samsung Galaxy S7 o el iPhone 6s, es posible apreciar algunas sutiles diferencias (especialmente en el ámbito fotográfico y en potencia bruta), pero el objetivo de Honor no es destronar a estos dispositivos. Su objetivo es ofrecer el máximo valor por el menor precio posible, y eso es exactamente lo que han conseguido con este Honor 8 y sus 400 euros de precio.

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