El fotógrafo londinense Walter Rothwell ha sufrido problemas de visión desde que tenía diez años cuando un pedazo de hielo le cortó el ojo izquierdo. Sin embargo, esto no le impidió desarrollar al máximo su amplio talento fotográfico.
Su ojo herido era capaz de percibir el mundo parcialmente, pero esto le era suficiente. El año pasado, Walter comenzó a notar que su capacidad visual estaba decayendo hasta que la oscuridad lo envolvió. La retina de su ojo izquierdo se despegó, dejando al artista parcialmente ciego.
Existía la posibilidad de una cirugía correctiva que le permitiría recuperar algo de visión en su ojo izquierdo, pero esta representaba un riesgo para su ojo derecho, completamente sano; una de cada seiscientas veces en este procedimiento surgían complicaciones para el otro ojo. Rothwell prefirió no arriesgar su instrumento de visión principal y abandonar las esperanzas que podría proporcionarle dicha cirugía.
Walter suele fotografiar las calles de Londres con considerable maestría. Posee la paciencia y la habilidad suficiente para capturar la belleza de la cotidianidad urbana que muchos ignoran. También ha viajado por Europa y Asia, fotografiando conflictos sociales y retratos de los habitantes.
Le apasiona fotografiar animales callejeros en su estado natural, sobretodo gatos, y planea realizar un libro para documentar su trabajo, que sirva como documento histórico de esta época.
Walter afirma que, a diferencia de otros fotógrafos los cuales dicen que sus ojos son sus herramientas más importantes a la hora de retratar una imagen, para él, el cerebro es el órgano que conlleva más importancia. Su actitud es positiva y ha llegado a apreciar su nueva forma de ver la realidad.
Es fácil notar que Walter Rothwell posee una perspectiva única de la vida, la cual podemos examinar gracias a sus increíbles fotografías, varias de las cuales verán a continuación.
