El acelerómetro o el giroscopio se han convertido en dos de los componentes más importantes de los presentes en los smartphones modernos, hasta el punto de que se encuentran en todos a partir de cierta gama. Aunque su popularidad se encuentra muy lejos del gran cartel de marketing que pesa sobre chips, memoria RAM, sensores de cámara o tipos de pantalla, sin ellos no sería posible rotar la pantalla, jugar a Pokémon GO con realidad aumentada o disfrutar de la realidad virtual y, todo ello, con un nivel de miniaturización increíble.
Acelerómetro
Fabricados en silicio, es el principal responsable de detectar los cambios de orientación en los terminales, con el fin de que estos puedan rotar el contenido de la pantalla hacia una posición vertical u horizontal. Aunque existen varios tipos, los más presentes en smartphones son los capacitivos.
Dos placas metálicas (una fija y otra móvil) y enfrentadas que componen un condensador son las piezas principales que explican su funcionamiento. A ellas se suma un material como por ejemplo papel, que sea dieléctrico. La clave está en que, cuando se produce la aceleración y el teléfono la detecta, cambia la capacidad del condensador, que comúnmente se confunde con "capacitor o capacitador". Al producirse el movimiento, la placa del móvil también se desplaza y reduce o aumenta la distancia.
El papel se encargará de almacenar la energía que llega de las placas. El sensor cuantificará y enviará la carga al chip para que procese y halle qué aceleración se ha producido, lo que en última instancia es tenido en cuenta para ejecutar una acción en el sistema. Desde hace algunos años los acelerómetros también se emplean para calcular distancia, velocidad o calorías quemadas. Para no confundir los movimientos del cuerpo con los típicos de uso, los terminales tienen registrada la carga eléctrica que genera cada movimiento.
Giroscopio
El giroscopio presenta una disponibilidad más limitada a terminales de gama media recientes o superiores. En los últimos meses ha adquirido un protagonismo insólito con Pokémon GO o las Cardboard de Google, y es que tanto para ver vídeos en 360º como para disfrutar de la realidad virtual hace falta información sobre posición, que proporciona este sensor. Los cuadracópteros, por ejemplo, también utilizan giroscopios, aunque con el tiempo han pasado de 3 a 6 ejes. El funcionamiento puede parecer sencillo, pero la ingeniería que hay detrás de este componente es sorprendente.
Básicamente, un giroscopio mide los movimientos de un dispositivo con un brazo de accionamiento, sobre el que, cuando el smartphone rota, actúan la fuerza de Coriolis y se produce una vibración vertical. Esto hace que la parte que no se mueve, un estátor fijo, se doble, produciendo movimiento sobre el brazo de detección. Esto ayuda a calcular la velocidad angular, que más tarde se transforma en una señal eléctrica que el dispositivo procesa de manera instantánea. Finalmente, es lo que hace que nuestro dispositivo siga los gestos y desplazamientos que realizamos sobre él.