El sensor de presión de neumáticos lleva unos 15 años entre nosotros y se trata de unos de los sistemas que puede evitarnos romper o pinchar en neumático por no darnos cuenta que estaba bajo de presión. Esta tecnología se encarga de monitorizar la presión de cada neumático gracias a un sensor que se coloca en cada rueda, si es más baja de lo recomendado, avisará a la centralita del coche.
Este tipo de sensor optimiza el rendimiento y la seguridad de un vehículo al evitar conducir de forma inconsciente con una rueda en mal estado. Por ejemplo, la distancia de frenado aumenta en unos seis metros a 100 km/h bajo una superficie mojada si la presión no es de 2,1 bar sino de 1,6. Esta distancia puede ser la diferencia entre tener o no un accidente ya que impactaría a unos 33 km/h contra el obstáculo.
Dos de cada tres coches en Europa ya usa un sensor de este tipo.
Pero además una baja presión de las cuatro ruedas tiene un impacto directo en el consumo de nuestros coches. Si la presión de los neumáticos de un vehículo es de 0,2 bar por debajo de lo recomendado, aumenta el consumo de combustible hasta en un 1%. Esta cifra se eleva al 4% si hay pérdida de presión de 0,6 bar y la vida útil del neumático cae en un 45%. Si la vida útil del neumático se reduce casi a la mitad estaremos contaminando más ya que fabricar un neumático tiene un impacto bastante negativo en el medio ambiente ya que se trata de un producto de complicado reciclaje.
¿Cómo funciona un sensor de presión de neumáticos?
Estos sensores emplean un método de medición directa basada en la instalación de un sensor dentro de cada neumático para poder recoger de forma rápida, directa y precisa la lectura de la presión del aire en el interior del compuesto. Esta información se traslada a la centralita para poder informar al cliente sobre el estado de cada rueda y en el caso de que una esté por debajo de lo normal, nos avisará para que lo revisemos.
¿Tiene tu coche un sensor de presión de neumáticos? Es posible que sí, pero también es probable que no lo hayas configurado y por tanto su eficiencia se reduce. Tienes que calibrarlo para indicarle cuál es la medición óptima y a partir de ahí, el sistema se encargará del resto.