Juan Roig, a los mandos de Mercadona, se ha posicionado como uno de los promotores más destacados de panorama emprendedor español. A través de Lanzadera, su aceleradora particular de startups, ha promocionado a un gran número de pequeñas empresas tecnológicas -muchas de ellas made in Valencia- a través de sus tres convocatorias. A su vez, este fondo está participado por Angels Capital que, siendo también propiedad del empresario valenciano, se hace con algunos de los proyectos que Lanzadera saca al mercado cuando estima oportuno y ve negocio a largo plazo.
La proporción de éxitos de Roig es muy superior a la de fracasos después de tres años invirtiendo
Una de las victoriosas, que han conseguido pasar por ambos fondos, ha sido Codigames. Directamente desde la primera edición de Lanzadera, allá por 2013, esta startup de juegos móviles acaba de empezar como uno de las empresas invertidas por Angels. Con 800.000 euros de financiación, en conjunto con Caixa Capital Risc y Faraday, pretenden seguir creciendo y consolidándose con más títulos en el mercado.
Lejos de las cantidades millonarias que se están empezando a manejar desde algunos de los fondos con presencia internacional, sus pequeñas aportaciones siguen siendo el objeto de deseo de muchos de los emprendedores que quieran poner su sede en Valencia. Ciudad que, por cierto, tiene algunos de los centros y fondos para emprendedores más destacados de España: Lanzadera, Plug & Pla, Demium, Angels o Clave Mayor como aceleradoras y fondos, once coworkings, publicaciones, eventos...
Los fracasos de Juan Roig
Con esta, ya son doce las startups en las que Angels ha decidido poner dinero, que sumadas a las más de 50 de Lanzadera, hacen de Juan Roig un inversor privado muy productivo.
Pero, ¿cuántas de esas empresas han terminado en fracaso? La teoría emprendedora dice que nueve de cada diez startups terminan en cierre; por lo que, después de tres años y tantas inversiones, lo más seguro es que alguna haya terminado con ese final. Después de todo, dicen que el fracaso forma parte del éxito -la teoría es mucho mejor que la realidad-, y que un inversor debe hacer muchas pruebas para llegar a encontrar a su "gallina de los huevos de oro".
En Lanzadera, sólo tres de las startups invertidas han terminado en cierre
Muchas de las que empiezan en las selecciones de Lanzadera no llegan a terminar el proceso. Más de 13 han sido invitadas a terminar la incubación y algunas decidieron irse por voluntad propia. Y otras, ya cumplidos los 11 meses de ayudas por parte de los fondos de Roig, fueron a concurso de acreedores. Tres, de las que formaron parte de la primera convocatoria -la misma de Codigames-, ya no existen como empresas. Arloon enfocada al mundo educativo, la aplicación de mensajería Gpmess y el marketplace de EsLife no siguen operando. De hecho, la última pudo subir un nuevo escalón y fue invertida por el fondo Angels, pero no fue suficiente y el modelo de negocio no era sostenible. Y sin embargo, no es una mala progresión. La tendencia obliga, en muchos casos, a tratar los fracasos, pero lo cierto es que tanto Lanzadera como Angels están haciéndolo bien en cuanto a resultados finales. Y si tenemos en cuenta algunos de los casos de éxito con los que cuenta Lanzadera, pueden complementarse perfectamente con los malos: Exovite, ahora en financiación sindicada en Startpxplore, Geoblink, Groopify o Waynabox han sabido buscarse un futuro muy prometedor.
Respecto al fondo particular de Roig: Angels, de doce empresas invertidas, cinco ya no forman parte de la familia. Pero las desinversiones, o los exits, son un elemento más de la vida de un inversor. Lejos de lo que pueden pensar muchos, estos son motivo de celebración cuando no implican un cierre. El caso de EsLife, el único cierre de la serie, supone una de esas experiencias por las que todo inversor debe pasar en su vida.