Bryan Singer nos recibe en la tercera entrega de la nueva saga de X-Men. Tras la brillante X-Men: First Class, y la decente X-Men: Days of Future Past, los mutantes se quedan cortos en X-Men: Apocalypse.Tener un antagonista excesivamente poderoso muchas veces es considerado como un error narrativo, al eliminar la tensión del espectador, cuya única duda es averiguar cual de los quemados clichés será el que los guionistas hayan insertado en la parte final de la historia. X-Men: Apocalypse es un gran ejemplo de esta escalada de villanos, directa al precipicio.
“Apocalypse” tiene un caso claro de Ultronitis, una enfermedad narrativa que consiste en el espectador rápidamente asumiendo que “villano invencible” será vencido. Una fórmula que funciona en los cómics, pero no en el cine. Una resolución tensa requiere sacrificios que la película no aporta. Así, el antagonista nos recuerda a Ultron en The Avengers, o de forma más irónicamente sinónima Doomsday en Batman v. Superman. Un villano que asusta porque te lo cuentan, no porque te lo muestren.
X-Men Apocalypse peca de Ultronitis: un villano invencible que sabes acabará siendo derrotado
La película nos introduce a En Sabah Sur alias Apocalypse el primer humano mutante que, desde hace miles de años lleva absorbiendo el poder de otros. Interpretado bajo una montaña de maquillaje y vestuario por un más que válido Oscar Isaac. Una deidad omnipotente e invencible, que despierta tras haber sido enterrado en el antiguo Egipto por una orquesta de no-mutantes ateos revolucionarios golpistas, que querían acabar con él, y salvado in-extremis por sus secuaces, también mutantes. Básicamente, los cinco primeros minutos de X-Men Apocalypse son un remake faraónico y acelerado de la clásica historia de X-Men.
Y gracias a un túnel del tiempo —literal— en el que de forma totalmente incomprensible se muestran los típicos iconos de la historia que un estudiante de 10 años estadounidense pudiera conocer en vez de los más importantes, la acción se traslada a la década posterior a Days of Future Past: los turbulentos años 80. Con sus walkman, sus Pacman, sus cardados y sus hombreras.
Durante un chiste "meta" mientras varios protagonistas salen de ver “Return of the Jedi” en el cine, hablan de como ‘la segunda es la mejor, pero no se puede enmarcar sin la primera, pero que todos están de acuerdo en que la tercera era la peor’. Ahí creo que Bryan Singer nos deja sin querer un aviso: Apocalypse —la tercera de esta nueva saga— es la nueva X-Men 3 —la tercera de la anterior saga, y catástrofe cinematográfica reconocido.
¿Quién dice que tienes que tener un motivo para querer destruir el mundo?
X-Men Apocalypse destaca, al igual que sus otras dos antecesoras por la calidad de actores como McAvoy (Charles Xavier) y Fassbender (Magneto), aunque han quedado relegados ahora a un segundo puesto, para dejar el paso a esta nueva hornada de mutantes. Pero no son los únicos que quedan diluidos. Hay tantos personajes, buenos y malos, que el espectador no llega a conocer las motivaciones de ninguno. Al igual que Fassbender, Jennifer Lawrence (Raven/Mystique) sigue bien pero sin lucirse, como Sophie Turner (Jean Grey), que apunta a ser el centro de las inevitables películas que vendrán.
Especialmente lamentable es el caso de Olivia Munn (Psylocke) que se “hace mala” sin explicación ninguna, y parece que el único rol que le da Singer en la película es enseñar cuerpo. Totalmente desaprovechada es decir poco, seguramente tenga más metraje en el tráiler que en la película final. ¿Por qué poner en el póster a alguien que dice “cuatro palabras” en toda la película? Bryan Singer tendrá la respuesta.
Corta de humor, también peca en el fanservice, con escenas introducidas con chorros de pegamento más que con calidad e hilo narrativo. Y es que lo que no tiene explicación no tiene consecuencias. Los amigos se reconcilian y aquí no ha pasado nada, las ciudades de millones de habitantes se destruyen pero no solo nadie paga las consecuencias, además premiamos a los que las destruyen.
Donde sí podemos aplaudir es en las luchas, pelas y batallas, pero muchas de ellas son muy cortas y rápidas como para tener en cuenta. Salvo quizá los momentos de tensión del inicio en el antiguo Egipto. A pesar que la batalla final se demuestra inconsecuente, nos sirve para ver una "batalla mental" entre Xavier y Apocalypse, con Jane Grey entrando de por medio, que seguramente sea lo más destacado de la película, por la variedad que aporta. Recordando un poco a "las peleas dentro de Matrix" de The Matrix (1999) donde las leyes de la física se podían moldear.
Conclusión
X-Men: Apocalypse es cine de superhéroes tradicional, viejo y formulista, reminiscente de otras épocas donde el cine comiquero era vago, taquillero por un tsunami de marketing más que por mérito propio, y que quedará como una gran ocasión desaprovechada. En una época de Civil Wars, AntMans y Deadpools, X-Men: Apocalypse retoma el caos como máxima, la destrucción sin castigo, la acción sin reacción y las conclusiones sin argumentos.
Estamos en una etapa que se ha demostrado que eso no basta. No sirve con coger a un montón de personajes delante de la cámara, enfadarlos y esperar que se pongan a pelear. No vale con crear un cajón de sastre de mutantes con poderes sin explicación ni objetivo, ampliamente desaprovechados en una película que nos ha dejado fríos.
Pros
- Fassbender y McAvoy:* que son capaces de destacar incluso en papeles tan diluidos. Variedad de actores:* en el mar de personajes hay para todos los gustos. Acción:* las escenas de luchas están bastante bien, y salvan la película.
Contras
- Formulaica:* un villano desaprovechado en una narrativa vieja. Popurrí:* a pesar de la variedad de los personajes, desaprovecha a absolutamente todos los actores y personajes. Un tráiler largo:* lo que ves en el tráiler es la narrativa completa de la película.