Apple está preparando herramientas que permitirán a los desarrolladores un acceso mucho más amplio a Siri, el asistente virtual de la compañía. Será, según indica The Information, el corazón de un nuevo producto: un altavoz conectado a internet que siempre te escuche, como Echo de Amazon. Es probable que la compañía lo presente en su convención anual para desarrolladores este junio.
Siri es cada vez más rápido y capaz, pero las pequeñas y constantes mejoras son invisibles para el usuario. No hacen girar los focos para darle un protagonismo que en los últimos años ha sido arrebatado por Google, Facebook y, más recientemente, Amazon con su asistente Alexa. El que fue pionero hace cuatro años tiene ahora que intentar ponerse a la par con la competencia.
Pero hay que realizar cambios. La insistencia de la compañía californiana por cercar al milímetro su software y servicios hace que su versatilidad no crezca al mismo ritmo que la competencia, pero siempre les ha compensado; hasta que tienen todo tan atado que pueden empezar a cambiarlo y mejorarlo. Siri ya está en ese punto. El asistente virtual podrá trabajar con más aplicaciones para dar información útil al consumidor.
Las herramientas de desarrollo permitirían un control mucho más amplio de las aplicaciones de terceros sin tocar la pantalla, hará sus productos más atractivos —que es el principal objetivo de la compañía— y les ayudaría a dominar la inteligencia artificial, llave maestra de un futuro que va enfocado a la simple conversación, donde el software es invisible para el usuario.
El altavoz será capaz de controlar tu casa gracias a la conexión con los dispositivos HomeKit, el software encargado de interactuar con el hogar a través de Siri y el Apple TV. Seguramente sea un altavoz con un diseño, materiales y sonido más cuidados que la competencia, a un precio bastante superior.
Ya serían tres las compañías que quieren poner un altavoz en las casas de sus usuarios: Amazon con su altavoz Echo y su asistente Alexa, Google con Assistant y Home, y Apple con Siri y su todavía no presentado dispositivo.
El principal propósito de esta primera generación de altavoces inteligentes no es ganar dinero directamente, sino aprender. Se invita al usuario a conversar con la máquina de forma mucho más directa que en un aplicación de smartphone: sólo puedes acceder a sus capacidades a través de la voz.
En Silicon Valley ya no se programa a la máquinas, se las ayuda a aprender
Amazon está logrando, gracias a su increíble e inesperado número de ventas de Echo, crear una inteligencia que bebe de millones de usuarios a través de lo que piden, cómo lo piden, qué quieren o cómo de satisfechos están tras atenderse sus peticiones. En Silicon Valley las máquinas ya no solo se programan, se educan para aprender de todo lo que le rodea; como hacemos las personas.
Los altavoces son una necesidad para tomar el punto de partida en una carrera hacia la conversación con las máquinas, a diferencia del paradigma orden-respuesta al que se nos ha acostumbrado y aleccionado desde los primeros ordenadores personales de Apple e IBM. Cada altavoz es un libro, una ventana o una experiencia muy valiosa para el bebé que es todavía el asistente virtual de cada compañía. Cada altavoz vendido es una lección de enorme valor para Siri, Alexa o Assistant.
El reto de Apple es lograr desarrollar una inteligencia artificial que realice un aprendizaje profundo sin enviar la información privada de sus usuarios a un servidor remoto, ni combinar tus datos con los de otros usuarios. Algo a lo que la compañía siempre se ha negado como seña de identidad. Su servicio puede recopilar y tratar millones de datos públicos y anónimos por segundo para aprender mientras se combina con una inteligencia mucho más íntima, que aprenda sólo de ti. Esta segunda inteligencia se serviría de la primera para potenciar sus capacidades.
El quid de la cuestión parece estar más enfocado a los tiempos y plazos que a las capacidades de cada compañía. El altavoz es el verdadero pistoletazo de salida y Silicon Valley quiere que hables con sus máquinas, sea como sea.