Aunque ya no es fácil verlos, la forma distintiva del Concorde o el Tupolev Tu-144 con el morro inclinado hacia abajo, recorriendo la pista de aterrizaje, todavía está presente. Pero, ¿por qué torcían la nariz estos aviones? ¿Por qué parecen los únicos modelos que han llegado a tener un morro inclinado? Esta medida, aunque inusual, tiene una razón de ser tan sencilla como importante: poder ver la pista. Y es que el morro de estos aviones es tan pronunciado que impedía la correcta visión de los pilotos durante las fases de carreteo (desplazamiento por la pista), despegue y aterrizaje. Así que la solución tomada fue tan llamativa como efectiva.
Aviones supersónicos
El hecho de que sólo dos aviones hayan tenido este tipo de nariz se debe nada menos a que son los dos primeros (y únicos) aviones comerciales que han volado superando la barrera del sonido. Efectivamente, en nuestra historia sólo el Concorde europeo y el Tupolev soviético realizaron tal hazaña, aunque hace ya tiempo que se "jubilaron". Estos dos aviones provienen de una época en la que la carrera de la aviación prometía pingües beneficios al ganador de una encarnizada guerra. Algo parecido a la carrera espacial. El tiempo ha demostrado el que el negocio de los vuelos es un nicho muy grande; pero en aquel entonces parecía que el secreto se encontraba en los vuelos supersónicos, los más rápidos en llegar a todas partes.
Así, ambos aviones fueron desarrollados con rapidez y siguiendo algunas características similares. Entre ellas, el característico morro inclinado. Y es que para poder alcanzar la velocidad que obtienen, rompiendo la barrera del sonido, su forma aerodinámica ha de ser perfecta. La figura estilizada con un morro alargado en extremo permite contrarrestar al máximo el rozamiento del aire. El problema es que esto impide notablemente la visión de los pilotos a la hora de operar en los despegues y aterrizajes, así como en la fase de carreteo. De hecho, parte del sistema de visión del Concorde tuvo que ser rediseñado después de que las autoridades estadounidenses no aprobaran la visibilidad de cabina del avión para poder pisar el suelo de los Estados Unidos.
El primer avión con el morro inclinado fue, probablemente, el Fairey Delta 2
Para poder resolver este problema, la solución fue muy simple: retirar el morro mediante un sistema hidráulico. De esta forma, tras despegar, el morro de estos aviones supersónicos volvía a su posición aerodinámica, permitiendo que el avión llegase a alcanzar la velocidad adecuada. Estos dos no fueron los únicos aviones con nariz inclinada. El primer avión con el morro inclinado fue, probablemente, el Fairey Delta 2, un avión supersónico británico experimental que sirvió como "prueba de campo". Fue de este modelo del que se sacaron las ideas para construir el morro inclinado del Concorde.
Construyendo un morro inclinado
Pero, detrás de la idea existe un desafío formidable. ¿Qué se esconde dentro de tamaño reto? El morro inclinado del Concorde (y del Tupolev) son retraídos mediante un ingenioso sistema hidráulico. La nariz del Concorde, por ejemplo, tiene cuatro posiciones: la primera consiste en la posición normal, utilizada en velocidad supersónica. La segunda retrae parte del visor y es empleada sólo en velocidades subsónicas. La tercera y cuarta corresponden a una bajada del morro de cinco y doce grados y se emplean para despegar, para moverse por pista o aterrizar. Para que el morro pueda inclinarse adecuadamente, en su interior tiene un sistema de barras y guías especiales.
Estas están controladas por un sistema hidráulico y un sistema de señalización que le indica al piloto la posición y el estado de la operación en el que está el morro. Así, además de poder verlo, el piloto puede operar a ciencia cierta sabiendo en qué situación se encuentra el sistema. Eso es esencial en dos momentos clave. El primero, por supuesto, es a velocidad supersónica, donde el morro del avión supera los cien grados de temperatura por la enorme fricción del aire. Por ello, el morro está construido pensando, especialmente, en esta condición. Además, el visor protege a la cabina durante el vuelo.
En el aterrizaje, momento crucial, el morro se baja hasta los doce grados
El otro momento crucial es, sin duda, el aterrizaje, situación en la que el morro se baja hasta los doce grados. Sin embargo, es subida casi de inmediato por la tripulación para evitar daños. El sistema de morro inclinado, aunque efectivo, es un tanto engorroso. Por ello, aunque no tenemos todavía nuevos aviones de pasajeros supersónicos, probablemente los nuevos aviones no los necesiten. Y es que a pesar de que obviamente necesita de una forma hiper-estilizada, los novedosos sistemas de cámaras podría resultar más útiles que diseñar un nuevo modelo con el morro inclinado.