CERN

ARS Electronica (Flickr)

Cinco y media de la mañana. Una pequeña garduña, un mamífero carnívoro, pasea en torno a las torres de la red eléctrica del CERN. No es extraño que los animales salvajes se encuentren husmeando alrededor de los mismos. Buscando refugio, el animal comenzó a andar demasiado cerca de uno de los enormes transformadores del complejo del acelerador. De pronto, saltó la alarma. El sistema detectó un apagón y entró en stand-by. Los ingenieros trataron de encontrar y reiniciar el sistema, pero no fue posible. La garduña, sin quererlo, había vencido al acelerador de partículas. Eso sí, a costa de su propia vida.

Una semana de reparaciones en el CERN

Lo que ocurrió, tal y como observaron los operarios después, es que la garduña se había acercado demasiado al transformador. La electricidad sencillamente buscó el camino "más corto" hacia tierra, es decir, la garduña. Así, un arco de miles de voltios, literalmente, fulminó al animal en el acto. Pero, los segundos fueron más que suficientes para provocar un cortocircuito que ha fundido algunas partes fundamentales del sistema eléctrico del CERN. No es la primera vez que pasa, y probablemente no será la última ya que gran parte de la instalación del CERN está en el extrarradio. Por suerte, según informan desde las instalaciones, ningún componente ha sido dañado hasta el punto de no poder ser reparado. Solo las conexiones parecen haber sufrido verdadero daño.

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Así, se espera que a finales de esta semana, o antes, el sistema esté de nuevo en funcionamiento. Durante el accidente, el sistema detectó el apagón y entró en suspensión de manera segura, guardando los datos y evitando costosas pérdidas o daños al resto del acelerador. Es lo menos que cabe esperar de un acelerador de partículas que mide kilómetros y ha costado miles de millones de euros. Como decíamos, este incidente no es un caso aislado y, por desgracia, aunque los transformadores y el sistema eléctrico está protegido con una alambrada, muchos animales curiosos se acercan a las instalaciones debido a su privilegiada situación.

Requiem por una garduña

La pobre garduña, todo hay que decirlo, no sintió nada. Cuando un arco de tamañas características te atraviesa, tu cuerpo es sobrepasado en su resistencia, al instante. La parada cardiorrespiratoria es inmediata; pero el cerebro, abrumado por la señal eléctrica extrema, no llega a sentir nada en la fracción de segundo que dura la descarga, antes de quedar cocinado por el paso brutal de los electrones. Poco después, normalmente, los restos comienzan a arder por la temperatura alcanzada. Así que podemos estar seguros de que fue una muerte limpia. Pero, para los que no lo sepan, ¿qué hacía una garduña por aquellos lares? Es cierto que montones de animales pasean alrededor del parque eléctrico del CERN, pero en realidad, aunque han habido incidentes, los animales suelen huir de los extraños y zumbantes transformadores.

Esta garduña era. probablemente, un ejemplar joven procedente del extrarradio de alguna ciudad cercanaPero las garduñas son animales que, a veces, aprovechan los asentamientos humanos. Aunque prefieren los bosques y zonas rocosas, no es extraño encontrarlos cerca de casas y construcciones. Por tanto, no sería raro que este animal fuese un ejemplar joven procedente del extrarradio de alguna ciudad cercana y, por tanto, estuviese familiarizado con las estructuras humanas. Las garduñas, como explicábamos, son pequeños mamíferos de la familia de los mustélidos, al igual que los hurones o tejones. Son carnívoros un tanto huraños pero curiosos. Con el tiempo se les ha visto cada vez más adaptados a la presencia humana, aprovechando los recursos que les brindan los asentamientos de manera involuntaria.

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Es un animal típicamente europeo, aunque también puede encontrarse en Norteamérica debido a la introducción por parte del comercio. Se parece bastante a la marta, aunque es más corpulenta. Suelen ser animales solitarios que aprovechan cualquier hueco para descansar. Además, su estado de conservación es bueno, y ni siquiera se encuentran en el punto de mira de la IUCN, la entidad encargada de evaluar el estado de una especie. Es curioso ver como un animal tan pequeño, de apenas unos cuarenta centímetros se ha convertido, sin quererlo, en un enemigo del CERN. Este tipo de eventos no parecen lo suficientemente significativos como para que el centro considere tomar medidas más estrictas sobre el control de la red eléctrica. Aunque imaginamos la cara que se le puede quedar a un investigador al saber que fue una garduña la que le estropeó los resultados de una investigación que le ha llevado años.

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