La movilidad eléctrica es el futuro para todo núcleo urbano que tenga una concentración muy alta de autobuses y taxis. Una tecnología que reduce de una forma muy importante dos problemas graves: la contaminación y el ruido. Es lógico por tanto pensar que las flotas de ambos sectores deberían aprovechar las renovaciones periódicas de vehículos para que se fomente la compra de autobuses y coches eléctricos.

En el caso del sector del taxi, el coche eléctrico puede solucionar tres problemas muy importantes: puede ser más económico que uno gasolina por menos costes de mantenimiento e impuestos en la actualidad, el ruido y por tanto el confort son mayores y la contaminación se reduciría bastante. Bajo estas premisas 14 empresas del taxi en Europa se han unido para comenzar a hacer fuerza y que las administraciones públicas fomenten el uso del coche eléctrico en el sector del taxi.

Tanto los taxis como los autobuses urbanos deberían estar vivienda ya una transformación hacia la movilidad eléctrica.

Asociaciones de taxis en Alemania, Francia, Italia, Austria, Reino Unido, Suecia, Bélgica y Países Bajos entre otros países son los que han creado una asociación denominada Taxis4SmartCities para que en 2020 se pueda llegar a que el taxi eléctrico alcance una cuota de mercado de un 33%, una cifra tremendamente optimista porque en muchos de esos países la cuota de vehículos eléctricos aún no alcanza las dos cifras, y en muchos casos no llegan al 5%.

Para poder estar cerca de cumplir este objetivo las administraciones deberán hacer también su trabajo si es que quieren cambiar el modelo de transporte en las ciudades y mejorar así la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin ayudas específicas al sector del taxi la transición será lenta y dolorosa y por ello reclaman paquetes muy generosos de incentivos fiscales y deducciones para que sea rentable económicamente para el taxista este cambio.

Y al final el sector del taxi podría convertirse en un forma de comercialización del vehículo eléctrico. Recordemos lo que pasó con los híbridos: muchos taxistas vieron que era rentable tener un coche híbrido y decidieron aprovechar la renovación que tocaba realizar a sus coches para reducir costes. Esto permitió que muchos usuarios vieran y probaran las bondades de circular unos metros sin hacer ruido y sin gastar un euro. Con el coche eléctrico podría pasar lo mismo, al menos los fabricantes y las administraciones deberían trabajar también en este camino.