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La roca esférica de Bosnia - RTVE.es

La ciencia es una cosa seria, no porque sus aplicaciones o ciertos estudios no puedan resultar divertidos, sino porque una afirmación o un análisis no deben considerarse científicos si el asunto del que tratan no han sido examinado con seriedad, sistemáticamente. Y, **en ocasiones, los medios de comunicación se dejan llevar por el impulso del espectáculo cuando una noticia científica se presta a ello, dando pábulo a la pseudociencia más ramplona y a personajes a los que no es muy aconsejable prestar atención, aun si estos medios no caen por la misma pendiente absurda que ellos en sus informaciones y luego recurren a científicos de verdad. Es lo que ha ocurrido con la roca esférica que el pseudoarqueólogo Semir Osmanagic ha descubierto en Bosnia.

Incógnitas imaginarias y equidistancia con la pseudociencia

El bosnio Osmanagic saltó a los medios de comunicación de todo el mundo cuando, en octubre de 2005, tuvo la ocurrencia de afirmar que había encontrado una pirámide con grandes similitudes con la de Giza pero mayor que esta, labrada por seres humanos, en las colinas del valle de Visoko, situado en su país natal**, a unos veinticuatro kilómetros de Sarajevo. Aseguró que su construcción era obra de una avanzadísima civilización que descendía nada menos que de los atlantes o los lémures, que habitaban las míticas Atlántida y Lemuria, hace unos 14.000 años. Luego reculó y se la atribuyó a los antiguos pobladores de la zona, los ilirianos, y fechó su construcción en una escala de tiempo tan bien delimitada como entre el año 12.000 y el 500 antes de Cristo.Osmanagic aseguró que una avanzada civilización descendiente de los atlantes o los lémures construyó pirámides en Bosnia; luego, que sus antiguos pobladores, los ilirianos

Además, aderezó la historia con algo que ha vuelto a los medios en las últimas semanas: la existencia de extrañas rocas esféricas que, según Osmanagic, están relacionadas de algún modo con los misteriosos constructores de pirámides, que sólo se pueden contemplar en determinadas zonas de México, Costa Rica y, claro, Bosnia y que forman parte de una red energética planetaria, matemáticamente precisa y fruto del ingenio de esta supercivilización. La gran pirámide, como otras próximas a la misma, se integran en esta red, pues es “un acumulador de energía “que continuamente emite pulsos energéticos”, y está conectada con las otras con una serie de túneles subterráneos.

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Semir Osmanagic - Flickr.com

Cuentan Osmanagic y sus seguidores han hallado losas de alguna clase de cemento al excavar en la laderas de la pirámide, y que de su extremo superior surge un haz de energía, originado a gran profundidad, que “contradice las leyes conocidas de la naturaleza, de la física y de la tecnología”, y que en 2010 se detectó una columna de luz con un radio de cuatro metros y medio que partía del mismo sitio, un fenómeno que ya decían haber presenciado en la pirámide mexicana de Kukulcán. Como prueba, aportaron una fotografía, cuya falsedad se puede comprobar a simple vista porque la columna de luz ensombrece la del Sol a su paso, cosa por completo imposible.Asociación Europea de Arqueólogos: “Es un engaño cruel a un público desprevenido y no tiene cabida en el mundo de la ciencia genuina”

Por supuesto, no sólo las afirmaciones de Osmanagic entran en conflicto frontal con la historiografía seria acerca de la antigüedad de lo que hoy es Bosnia, sino que incluso carece de pruebas de todos y cada uno de los elementos de su tesis. La pirámide no es tal; lo único que hizo fue señalar una colina del valle de Visoko con forma piramidal, Visočica, e inventarse que debajo hay una pirámide labrada por el ser humano, que para más inri sólo tiene esa forma por sus caras norte y este.

Además, un geólogo a sueldo de Osmanagic llamado Nadija Nukic alegó que “la naturaleza no puede crear por sí misma unas formas tan regulares”, lo cual no es cierto: no hay más que ver, por ejemplo, el pico antártico Windblown, el Nayser Brakk pakistaní o la montaña Pinnacle de Arkansas. La colina de Visočica, en concreto, se formó cuando la presión de lo que era el lago que la rodeaba la curvó y los sedimentos de las capas rocosas se fragmentaron y disgregaron al erosionarse, razón por la que tiene esa apariencia piramidal.

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Colina de Visočica - YouTube.com

En cuanto a los supuestos túneles que conectan las inexistentes pirámides, la verdad es que sólo han dado con un túnel a tres kilómetros de la colina de Visočica, que no continúa hacia ellas y del que el sentido común indica que se trataría de una antigua mina romana, por lo que la interconexión piramidal no es más que otra fantasía. Las supuestas losas ni son tales ni se componen de cemento: se trata de simples rocas sedimentarias del mioceno, época geológica que terminó hace más de cinco millones de años, las cuales se alzaron y quebrantaron a causa del estrés de las placas tectónicas, y la regularidad del fenómeno la podemos ver también en Georgia o en Tasmania.Jesús Martínez-Frías, geólogo del CSIC: "La meteorización esferoidal es un proceso geológico común y bien conocido. No tiene nada de mágico ni esotérico o misterioso"

La comunidad científica se burló de Osmanagic, rechazando cuando ha dicho, y la Asociación Europea de Arqueólogos protestó enérgicamente por el inaudito apoyo del Gobierno bosnio a los trabajos de este sujeto, al que se conoce literalmente como el Indiana Jones de su país y que ha sido receptor de dinero público para costearlos. Dicha asociación asegura que “es un engaño cruel a un público desprevenido y no tiene cabida en el mundo de la ciencia genuina” y que existe el riesgo de que sus excavaciones destruyan restos arqueológicos medievales y romanos; por si a alguien le cabe duda del grado de pseudociencia de Osmanagic y de la indignación que merece este asunto.

Y llegamos a las rocas esféricas y la última que el tipo ha desenterrado, de la que ha manifestado que es artificial y que “prueba la existencia de avanzadas civilizaciones que vivieron en los Balcanes en un pasado lejano, de las que jamás tuvimos registro alguno”, como viene defendiendo desde 2005, y que “los escépticos nunca han visitado las esferas ni las han analizado, y no tienen explicaciones sobre cómo se formaron”.

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Los boulders de Moeraki, Nueva Zelanda - Asia.fr

Pero esto, qué sorpresa, es otra falsedad: los científicos rechazan que la roca no se trate de otra cosa que una formación natural, por concreción, es decir, “la precipitación de cemento mineral natural dentro de los espacios entre los granos de sedimento”, tal como apunta Mandy Edwards, geóloga de la Universidad de Manchester, o ya generalizando, por la meteorización esferoidal, que “es un proceso geológico común y bien conocido que afecta a distintos tipos de rocas y que da lugar a formas esferoidales de distintos tamaños, con evoluciones también diferentes”, según Jesús Martínez-Frías, geólogo y miembro del CSIC, que continúa: “No tiene nada de mágico ni esotérico o misterioso. No se descarta que algunas de estas esferas hayan podido ser aprovechadas por ciertas culturas debido a su curiosa morfología”.La campaña publicitaria de Osmanagic con la roca esférica es otro capítulo sobre las falsas pirámides energéticas de Bosnia y su antigua civilización inventada

Así que no hay misterio más allá de conocer el proceso exacto de su formación natural y los elementos químicos que la componen, y con los antecedentes tal palmariamente pseudocientíficos de Osmanagic, queda claro que, por un lado, el descubrimiento de la dichosa roca esférica se encuadra en la película que este ha montado de las falsas pirámides energéticas y la antigua civilización inventada, y por otro, que no pocos de los grandes medios de comunicación la ha mencionado pero no ha presentado sus comentarios sobre el nuevo descubrimiento como un capítulo más de la misma en sus informaciones.

Y lo peor del asunto es que, **en vez pasar directamente de lo que no es más que una nueva campaña publicitaria de Osmanagic como debieran haber hecho, ni siquiera le han señalado abiertamente como un pseudocientífico**, han presentado la noticia como si hubiese alguna incógnita del origen de la roca y hasta han contrapuesto la tesis de Osmanagic con las de geólogos serios en igualdad de condiciones, de manera equidistante, y si su enfoque se acerca más al tratamiento adecuado, de todos modos han utilizado sus afirmaciones sin fundamento para titulares, entradillas y extractos destacados, poniendo por delante el afán de espectáculo y no la ética periodística. Un trabajo tan poco profesional, en definitiva, como el de las supuestas investigaciones de este pseudoarqueólogo.