Intel despedirá a 12.000 de sus trabajadores, o el 11% de su fuerza laboral, para acelerar el proceso de transición de una compañía que hace procesadores de ordenadores de escritorio a una compañía enfocada en la nube.

No habría que acelerar el ritmo de transición de no ser por la paulatina pérdida de relevancia e ingresos de todo lo que rodea al PC. Las ventas no paran de bajar en un mundo que es irrefutablemente móvil.

En los últimos años Intel ha intentado expandir sus vías de negocio a través de la inteligencia artificial, la computación en la nube, el Internet de las Cosas y los smartphones y tablets. Sin lograr la excelencia, pero obligados ante la situación de desamparo en la que se encuentran.

Para la mitad del 2017 Intel habrá concluido su plan de reestructuración a través de bajas voluntarias e involuntarias y programas de reevaluación.

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