La espera ha sido larga (tres años desde Judgment, cinco desde la última entrega numerada) pero ya tenemos entre nosotros un nuevo Gears of War. O, al menos, la fase beta de un Gears of War 4 al que aún le quedan siete meses para llegar a las tiendas. Por primera vez, el público va a poder probar lo que The Coalition ha estado desarrollando durante los últimos años.
No hay duda: lo que entra por los ojos es decepcionante en pleno 2016
Sobre eso mismo, la capacidad de seguir con el legado de Epic Games, hay muchas dudas entre la ferviente comunidad que arrastra la franquicia desde esa excelente primera entrega que nos pilló a casi todos por sorpresa. Que el pasado E3 se coqueteara con olvidar el nombre clásico y bautizarse únicamente como ‘Gears 4’ o que todo lo enseñado hasta ahora tuviera un tono más íntimo y oscuro podía hacernos pensar en, quizá, más cambios de los necesarios.
Pero no, Gears of War 4 sigue siendo fiel a su nombre y sigue derrochando personalidad en un apartado multijugador que, por falta de potencial o intención, nadie ha imitado con éxito en todos estos años. De hecho, lo primero que puede llamar la atención a muchos es que todo es demasiado parecido a lo que ya conocíamos.
Lo que entra por los ojos, más vale quitárselo de encima cuánto antes, es un apartado gráfico que parece sacado directamente de los últimos juegos de Xbox 360. Gears of War 3, sin ir más lejos, era un juego sin prácticamente nada que envidiar a lo que vemos en esta beta; de hecho, el nivel de detalle en ciertos modelados o escenarios era mayor de lo que se deja ver por el momento. Evidentemente, dar el salto a unos más que bienvenidos 60 fps y 1080p conlleva ciertos sacrificios en lo técnico pero, imaginamos, no seremos los únicos que esperábamos mucho más en este aspecto. Son siete meses los que tiene el estudio por delante pero parece realmente extraño que nos podamos encontrar una mejora evidente en el producto final.
Hay pocas novedades, no excesivamente relevantes, pero sí con cierto peso en el gameplay
Más allá, Gears of War 4 se juega como siempre. Esos 60 frames por segundo que nombramos se notan, y mucho, en la fluidez del conjunto pero todo sigue como lo conocíamos. Los cambios rápidos entre coberturas, los duelos de escopeta, los cuerpos despezadados volando por los aires tras recibir una carga de lanzagranadas o el peculiar sonido de los tiros a la cabeza. Hasta cualquier detalle de la interfaz de usuario recuerda directamente a las entregas anteriores.
Hay novedades que llegan con la intención de añadir alguna que otra capa más de profundidad pero no estamos ante ninguna adición o cambio drástico: podremos agarrar y asesinar a un enemigo cubierto si nos situamos en la cobertura paralela, saltar un muro u obstáculo dando una patada al enemigo resguardado tras ellos o buscar la mítica recarga activa sin tener que gastar una bala del cargador. Además, el Dropshot, un nuevo arma que puede recordar al funcionamiento del martillo del alba, nos ofrece más potencial explosivo si cabe. Eso sí, habrá que hacerse a su uso, no es sencilla de utilizar.
Se notan esos siete meses que quedan hasta el 11 de octubre en el que se lanzara en varios aspectos como un sistema de progresión a medio cocer. La beta permite ganar experiencia y subir niveles pero éstos no otorgan ningún tipo de beneficio o desbloqueable (más allá de los premios obtenidos por jugar a la beta y disponibles en el juego final, un par de skins) y, de hecho, ni siquiera podemos elegir qué personaje controlar en cada bando; se sabe, eso sí, que en su versión final se incluirá un sistema de cartas mediante el que obtendremos skins de personajes y armas y alguna que otra bonificación. Lo único que vemos aquí son otro tipo de cartas, llamadas bountys, que no son más que retos entre los que elegir antes de empezar cada partida para maximizar nuestro ganancia de puntos. Por ejemplo, si nos vemos inspirados podremos activar una que nos premie con 300 puntos si acabamos con ocho enemigos en una partida.
El sistema de progresión, inacabado en la beta, apostará por los sobres de cartas a lo Ultimate Team
También se nota lo prematuro del conjunto en lo relacionado con la conexión y los servidores. Es curioso que en nuestra primera docena de partidas apenas sufrimos algún problema pero, poco a poco, terminamos encontrándonos con partidas en las que la latencia era insalvable y daba pie a situaciones absurdas e inexplicables. Esto, claro, es precisamente uno de los puntos por los que se ponen en marcha fases de prueba como estas. Todo ello, junto a lo lento del proceso de búsqueda de partidas, debería ser algo subsanado en el producto final.
Da la sensación de que en The Coalition han querido ser tremendamente respetuosos con lo que Epic Games, con el polémico Cliff Bleszinski a la cabeza, creó la pasada generación. Muchos quizá hubieran preferido encontrar algún que otro cambio o evolución de peso y casi todos pensarán que el aspecto técnico es del todo insuficiente en pleno 2016 pero esta fase beta nos sirve, sobre todo, para estar tranquilos. El futuro de Gears of War parece estar en buenas manos. Y apunta a ser tan divertido como siempre.