No pocas personas piensan que la verdad es relativa, que el mundo es según el cristal a través del que lo miramos y otros tópicos semejantes, que provienen del relativismo posmoderno y para los que pedir razones, pruebas o fundamentos es, como mínimo, contradictorio: ¿que la verdad sea relativa es una verdad?, ¿y es también relativa? Ese es el callejón sin salida al que llegan, y del que sólo se puede salir reconociendo que no todo es cuestión de opinión, y que disponemos de un instrumento capaz de superar nuestras debilidades individuales, gracias al que vamos sumando datos y matizando la información que vamos reuniendo con él para usarla y beneficiar al mundo: la ciencia.
Por lo que esta nos aporta, **la alfabetización científica es capital para el progreso humano en todos los sentidos, y es precisamente lo que impide que las personas alberguen ideas erróneas acerca de la realidad**. Pero esto no sería una lucha si no hubiese quienes tiran de la cuerda hacia el otro lado irracionalmente; y el último caso así de relevancia ha ocurrido en la televisión pública española con un reportaje nada menos que sobre astrología.
Una astróloga en Televisión Española
Hace pocos días nos informaba el periodista Luis Alfonso Gámez de que, en su emisión del pasado 12 de abril, *el magazín A punto con La 2 había emitido un pequeño reportaje en el que entrevistan a la astróloga argentina Martina Carutti*; y el tema de la entrevista, como supondréis, son los detalles teóricos de la materia a la que se ha consagrado, una pseudociencia milenaria de tomo y lomo: la evidencia más indiscutiblemente antigua de la astrología sistemática la encontramos en la primera dinastía de Mesopotamia, que comenzó diecinueve siglos antes de nuestra era, en tiempos tan oscuros para el conocimiento humano que el método científico era entonces una utopía.Algo va mal cuando hacen entrevistas acríticas en TVE sobre astrología, una pseudociencia indiscutible
El término ‘astrología’, proveniente del griego, significa “estudio de los astros”, pero no de la forma en que lo hace la ciencia de la astronomía, sino que se trata de un sistema de adivinación en el que se presupone que la posición los astros cuando nacemos influye en cómo es nuestra personalidad y en el futuro que tendremos, y que es posible estar al tanto de ambas cosas siguiendo sus indicaciones.
Cristina Hernández, narradora del reportaje emitido en La 2 de Televisión Española, presenta a Carutti como alguien que “creció entre astrólogos” y que “ayuda a las personas mediante la interpretación de su carta astral a que encuentren una manera más amplia de mirar lo que les está sucediendo y descubran cualidades desconocidas de su persona que les están condicionando sin que sean conscientes de ello”.
Y entre ella y la propia Carutti realizan afirmaciones como que “los planetas se mueven todo el tiempo y eso produce cierta vibración energética”, que “tenemos un cuerpo energético, además del cuerpo físico”, que “el planeta Marte tiene una cualidad, que es la del impulso, la decisión, la fuerza”, que “hay una interconexión entre todas las partes del Universo y hasta los pensamientos pueden generar movimientos en otras zonas de la red”, o que “nuestra mente tecnológica tiene una forma de actuar que nos hace sentirnos separados del resto del sistema”.Se presentó el reportaje hablando de "qué ayuda nos puede proporcionar la astrología en nuestra vida cotidiana"
En cierto momento del reportaje, Carutti asegura que “tenemos que abrirnos a la posibilidad de pensar y de sentir que, de alguna extraña y misteriosa manera, estamos los seres humanos relacionados íntimamente con los planetas y las estrellas”. Pero, si esa manera es misteriosa, ¿cómo sabe ella y sus condiscípulos que es así?
Como supondréis, **sus aseveraciones carecen de base y, según los estudios verdaderamente científicos que se han realizado, la astrología no funciona**, lo cual confirma lo que nos dice el sentido común si pensamos en la arbitrariedad de las constelaciones y en que los astrólogos son incapaces de explicar cómo se ha llegado a la conclusión de que podemos confiar en su método: uno no sabe algo de verdad hasta que no está en condiciones de demostrar cómo lo sabe; ese es el método científico.
El error de la equidistancia con las pseudociencias
La presentadora Elisabet Carciné presentó la pieza del siguiente modo: “Veamos en el siguiente reportaje qué ayuda nos puede proporcionar la astrología en nuestra vida cotidiana”. Con esto y su contenido, como era de esperar, **hubo personas que enviaron una queja a Ángel Nodal, defensor del espectador de Televisión Española, quien, según su propio Estatuto, se supone que “actúa como valedor del derecho ciudadano a una información veraz, independiente y plural”*, responde ante las reclamaciones y rinde cuentas ante la audiencia el último sábado de cada mes RTVE responde*, programa también emitido en La 2.Sabemos a ciencia cierta que Carutti no dice la verdad en el reportaje y lo único honesto para cualquier informador según la deontología es señalarlo sin remilgos ni excusas
La contestación que recibieron por parte de Nodal fue que “se otorga libertad al entrevistado, en función de su profesión, de expresarse, sin que por ello signifique que el programa dé veracidad científica a lo que la persona está diciendo”, que “nuestro objetivo es dar a conocer las diferentes aproximaciones a la realidad, no certificarlas”, que la voz en off de Hernández “subraya la distancia entre la entrevistadora y la entrevistada” con expresiones como “para los astrólogos”, “según la astrología” y “dice Martina Carutti” y, para rematar, que “al espectador toca decidir si considera de su interés la información”.
A no pocos compañeros del periodismo esto nos parece indignante por varias razones. La primera es el principio de veracidad que rige la ética periodística y, si bien no hay duda de que en el reportaje se muestra lo que dice Carutti y la astrología sin manipulación de ningún tipo, sus afirmaciones entrañan una absoluta falsedad certificada por la ciencia. Siendo así, la obligación de todo periodista que se precie, como mínimo, es dejar claro este extremo para que la audiencia no se lleve a error, sin equidistancias.
Porque no estamos hablando de un asunto opinable, que sea cuestión de opinión: la influencia de los astros en sus alrededores es materia de la ciencia, es algo que se puede comprobar científicamente. No se trata, por ejemplo, de un debate político en el que lo ético para la práctica periodística es contraponer las distintas ideologías y opiniones: sabemos que Carutti no dice la verdad en el reportaje y lo único honesto para cualquier informador según la deontología es señalarlo sin remilgos ni excusas. De lo contrario, contravenimos “el derecho ciudadano a una información veraz” del que, en teoría, el defensor del espectador es su paladín.Debemos poner en duda que dar pábulo a personas que difunden las pseudociencias y viven de ellas sea adecuado, sobre todo en la televisión pública
Por otra parte, resulta que el canal vende A punto con La 2 como un programa “dirigido al espectador que quiere huir de lo común, ayudándole a descubrir proyectos originales que mejoren su vida cotidiana”, y la sección “Retrato”, a la que pertenece el reportaje, como un espacio “sobre personas que merece la pena conocer”. Pero ¿las pseudociencias, que procuran una visión completamente equivocada del mundo, mejoran nuestra vida cotidiana?, ¿y de veras merece la pena conocer a alguien que las promociona y gana dinero con ello?
No podemos quedarnos en el nivel de crítica de las formas sino que, considerando que la astrología es una pseudociencia, que sus proposiciones carecen de certidumbre, debemos poner en duda que dar pábulo a personas que las difunden y viven de ellas, como Carutti, sea adecuado, especialmente en la televisión pública, financiada con los impuestos de todos los ciudadanos y desde la que esperamos y exigimos que ni nos tomen el pelo ni sirva de altavoz para aquellos que lo hacen.