16 de abril del 1977, más de 12.000 entusiastas de la informática se habían desplazado hasta San Francisco para acudir al West Coast Computer Faire, un nuevo evento celebrado en San Francisco que tenía el objetivo de promocionar los ordenadores al gran público.

Por aquel entonces, era el que se podría considerar el mayor evento sobre ordenadores del mundo. Todos estaban allí, incluso pequeñas startups que querían mostrar sus trabajos y propuestas. Algo parecido al Mobile World Congress, pero menos mediático y reservado a los fanáticos de la computación como investigadores, electrónicos o ingenieros informáticos. Una de esas pequeñas empresas, estuvo en el lugar y momento adecuado. Su nombre era Apple Computers, una desconocida por aquel entonces pero que ya se había abierto paso en el mercado, de forma anecdótica, con su ordenador Apple I.

El Apple I, uno de los primeros ordenadores personales y pionero a la hora de combinar teclado y monitor. Hecho a mano por Steve Wozniak y posteriormente vendido gracias a la tentativa de Jobs. El dinero que recaudaron, que no fue mucho, sirvió para desarrollar el Apple II: más ambicioso, visionario, inmortal.
El Apple I, uno de los primeros ordenadores personales y pionero a la hora de combinar teclado y monitor. Hecho a mano por Steve Wozniak y posteriormente vendido gracias a la tentativa de Jobs. El dinero que recaudaron, que no fue mucho, sirvió para desarrollar el Apple II: más ambicioso, visionario, inmortal.

Allí estaban Steve Jobs, Steve Wozniak y varios empleados de la compañía mostrando el funcionamiento de una máquina todavía no presentada: el Apple II. Tal vez los asistentes comprendieron, a través de la magnitud del evento, lo que estaban viviendo y lo que supondría años más tarde, pero Apple Computers, pese a llamar la atención, no fue la estrella del evento ni mucho menos. Parecía una propuesta más entre las 180 compañías asistentes. Pronto todos los aficionados se darían cuenta de la importancia de ese nuevo ordenador.

La máquina comenzó a ser distribuida en el verano, y a finales del mismo, adoptó la suficiente fama como para colarse en el trio de computadores amigables junto al Commodore PET 2001 y el TRS-80 para el usuario no entusiasta por su capacidad para estar listo para usar tras sacarlo de la caja. Sería la clave en el futuro para que la informática fuese por y para todos. Los ordenadores de la época estaban destinados a los experimentados con el soldador para acoplar ellos mismos los periféricos y chips necesarios. Eran kits para aficionados y profesionales más que un producto de consumo general. El Apple II era diferente, era mucho más asequible.

A la izquierda, Steve Wozniak y Steve Jobs posan junto a la placa base del Apple II. A la derecha, Steve Jobs posa con el cheque de Mike Markkula que haría posible todo.
A la izquierda, Steve Wozniak y Steve Jobs posan junto a la placa base del Apple II. A la derecha, Steve Jobs posa con el cheque de Mike Markkula que haría posible todo.

Algunos determinan que los sistemas de Apple constituyeron los primeros ordenadores verdaderamente personales, una afirmación que depende de la propia definición del propio ordenador personal. Lo que sí podemos afirmar es que, sin lugar a dudas, fue influyente. Era la culminación de una idea clara sobre lo que debería ser un ordenador y a dónde debería llegar. Teniendo en cuenta que Apple solo llevaba un año en el negocio, y que el Apple I fue una simple anécdota, el ordenador logró constituir un hito semejante al que narraron los periodistas años más tarde con los productos de la compañía que cambiaron la industria tecnológica en el pasado más reciente.

La historia de los dos Steve

Apple II cuenta una historia: dos mentes totalmente opuestas que confluyeron al definir un ordenador accesible, económico, versátil e influyente.

Jobs creía firmemente que el ordenador debía guiar e invitar al usuario a usarlo, Wozniak por su parte estaba obsesionado con hacer el ordenador que no pude hacer con el Apple I por falta de financiación. Mike Markkula logró conseguir la financiación suficiente junto al dinero recaudado con las ventas del Apple I. Wozniak estaba listo para crear el ordenador que tenía en mente.

El otro Steve se encargó de la carcasa y de cuidar cómo de amigable sería el primer contacto de los usuarios con su creación. Clave para el éxito del ordenador sería el marketing. El Apple II era promocionado como un "ordenador completo y listo para usar" que incorporaba un teclado y puertos para conectar una pantalla externa a color y una grabadora cassette. Las instrucciones técnicas decían mucho del enfoque del producto y la esencia de Apple hasta nuestros días: una simple columna de texto que, al final, decía que el ordenador también estaba disponibles para los fans del do it yourself. Era algo extraño. Se prometía una informática sencilla, divertida y productiva para todo el mundo, no sólo para los gurús de la electrónica. La carcasa debía reflejar todo eso, pensó Jobs. Amigable, sobria, un elemento más del hogar, no de un laboratorio o universidad.

Publicidad del Apple II. En la casa, no el laboratorio.
Publicidad del Apple II. En la casa, no el laboratorio.

Quería que el Apple II fuese un "electrodoméstico" más. Por eso busco inspiración en los grandes diseñadores de este segmento de la electrónica de consumo. Búsqueda que culminaría con la contratación de Jerry Manock. Encargado de diseñarla carcasa en base a lo que ocupaba la placa de circuito impreso y el teclado que había de ser acoplado en el frontal de la máquina.

EL conflicto llegó poco después, ya que Wozniak quería usar ranuras de expansión para circuitos de terceros. Jobs creía que eran inapropiados para el mercado al que se dirigían que no era el de los entusiastas de la electrónica. Wozniak se salió con la suya y el ordenador contó con ocho puertos de expansión. Eso sí, los dos lograron que el añadido no interfiriese en la estética del ordenador ni en cómo era percibido por el usuario "novel".

Un joven Steve Jobs posa con el Apple II, un producto clave para entender lo que es Apple.
Un joven Steve Jobs posa con el Apple II, un producto clave para entender lo que es Apple.

Pese a estar construido con el suficiente espacio para albergar las expansiones que podrían demandar los aficionados, el Apple II se presentaba en una carcasa cerrada, que daba la apariencia de integridad y de ser una pieza única al emplazar el monitor en la parte superior. Sugería visualmente que era un electrodoméstico, no una protección a una placa de circuitos. Pero, sin lugar a dudas, la clave era el plástico. Fue el primer ordenador en ser vendido con una carcasa de plástico. El metal era más barato y ofrecía una mejor protección a la radiación electromagnética generada dentro, pero Steve Jobs insistió en que el plástico era esencial para que el ordenador se interpretase como un dispositivo de consumo. Fue diseñada en tiempo record antes de la presentación en el West Coast Computer Faire.

Steve Jobs y Steve Wozniak posan en las demos del Apple II.
Steve Jobs y Steve Wozniak posan en las demos del Apple II.

Pronto los dos Steve y Mike Markkula se dieron cuenta de la necesidad de aumentar la producción. Apple atrajo a una audiencia muchísimo más grande y el software que se estaba desarrollando para él no hizo más que aumentar la demanda. En especial VisiCalc, el primer programa de hoja de calculo comercialmente exitoso. Fue la aplicación "killer" por excelencia e incrementó las ventas desde los $770.000 del 1977 hasta los 7,9 millones de dólares de 1978. Poder usar pantallas a color con el ordenador hizo que una enorme comunidad de programadores se volcase con el ordenador. Electronic Arts publicó sus primeros títulos para el Apple II. Cómo implemento Wozniak los periféricos supuso un estándar en la industria que perdura hasta nuestros días.

Para agosto de ese mismo año, el ordenador pudo ser calificado como "el ordenador personal mejor vendido del mundo."

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