Nos dejó a todos boquiabiertos en el E3 de hace tres años y se puso a la venta la pasada semana. ¿El nuevo Destiny? ¿El proyecto que dictará el futuro de Ubisoft? ¿Uno de los juegos de 2016? Son muchas las expectativas que rodean a The Division. ¿Estará el juego a la altura de lo que todo el mundo espera? Uno nunca sabe muy bien cómo valorar o a qué atenerse a la hora de analizar un proyecto resultante de una mezcla de géneros y mecánicas como es The Division. Hay mucho shooter, otro tanto de la parte centrada en la progresión de los RPG modernos y, en su estructura, no deja de beber de la esencia de A-RPG como la franquicia Diablo o MMO como World of Warcraft. ¿Qué pesa más? O, sobre todo, ¿el público de qué género quiere meterse Ubisoft en el bolsillo?

Lo que predomina en la experiencia son los tiroteos y ahí se cumple con nota. Cierto es que uno puede echar en falta la posibilidad de agacharse y/o tumbarse en un shooter en tercera persona como este y la transición entre coberturas podría ser, en ocasiones, algo más fluida. Más allá de eso, el gunplay y el feeling de las armas hacen que cada encuentro sea más satisfactorio que el anterior.

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Enfrentamientos que serían todavía más interesantes si la inteligencia artificial de los enemigos y sus diseños y rutinas de ataque no fueran tan vagos. La vara de la dificultad no sube con nuevas mecánicas o patrones de ataque si no con unos mismos enemigos con más vida y más daño. Cuesta entender por qué elementos que se dejan ver en la recta final (cambios de estado como la electrocución o médicos en el bando enemigo) no están más presentes a lo largo del juego.

Lo mismo ocurre con unos jefes finales que no se sienten así bajo ningún aspecto; si no tuvieran un nombre y una barra de vida que los identificara como tal, simplemente estaríamos ante, de nuevo, un enemigo más resistente y con más poder de ataque. Hay un enfrentamiento ilusionante, de nuevo en la recta final, que nos pone contra las cuerdas a base de rutinas no vistas hasta el momento pero, por desgracia, todo se queda en una única excepción.
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No es lo que vimos en el E3 2013 pero The Division luce de maravillaEs evidente que el ambientar un shooter con tintes de RPG como este en la época moderna limita sobremanera las posibilidades a la hora de crear y diseñar enemigos, fases y situaciones jugables. Ahí, The Division se las arregla casi todo el tiempo pero podría ser un poco más imaginativo en según qué ocasiones; echar mano de forma constante de la clásica y repetitiva estructura de las oleadas es una decisión cómoda pero que, a la larga, termina por perjudicar el conjunto.

¿Lo único malo de la Nueva York del juego? Lo mucho que vamos a tener que caminar

Y es que, al contrario que otros proyectos, The Division está llamado a ser un juego que entre en nuestra consola con asiduidad durante el próximo año e incluso por más tiempo. Por ello y por esas característica inherentes de los A-RPG y MMO y que han heredado proyectos recientes como Destiny, la repetición es un pilar esencial del juego en el que han trabajado Ubisoft Massive, Ubisoft Reflections, Ubisoft Annecy y Ubisoft RedStorm durante alrededor de cuatro años.

Se suele decir que en videojuegos como este, “lo bueno de verdad empieza cuando se llega al máximo nivel”. Es entonces cuando el objetivo no es otro que reunir el mejor equipamiento posible y encontrar las habilidades más adecuadas para encarar las actividades del endgame. Actividades que, si lo nuestro es el PvE, no son otras que las quince misiones principales en una dificultad más elevada, de nuevo, a través de rivales con más daño y vida.

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El PvP por su parte, en la Zona Oscura, es una de las mejores características de The Division. La tensión provocada por el hecho de poder ser atacado en cualquier momento en un terreno donde tenemos que extraer el mejor loot para poder utilizarlo es impagable pero, de nuevo, vuelve a tener sus imperfecciones: por ahora, el riesgo-recompensa de convertirte en renegado (esto es, atacar a otro jugador) está muy mal medido y es realmente difícil encontrar escaramuzas entre distintos jugadores. Así pues, a día de hoy y mientras el estudio trabaja en equilibrar la situación, la Zona Oscura es el terreno al que acudir para acabar con enemigos de alto nivel en busca del mejor equipamiento posible.

Jugar con amigos, sobre todo a niveles altos, es prácticamente obligatorio para disfrutar The Division

En dicha faceta PvP y en la estructura y progresión es donde The División adquiere más entidad y se diferencia del resto de proyectos de los que toma ideas prestadas. Nuestro personaje cuenta con tres ramas de habilidades, talentos y ventajas, siendo todas desbloqueables mediante las mejoras pertinentes de nuestra Base de Operaciones. Estas tres ramas (Medicina, Tecnología y Seguridad) tienen misiones y encuentros secundarios propios y relativamente diferenciados entre sí: desde localizar contenedores con cepas de virus hasta solucionar antenas pasando por multitud de misiones de protección, rescate de rehenes, etc. Es una forma interesante de desarrollar el personaje, pudiendo elegir qué tipo de misión o encuentro realizar primero con tal de subir o desbloquear aquello que más nos interese. Es una pena, eso sí, que la lista de habilidades sea tan escueta y, pese a contar con modificaciones que alteran sus funciones (una torreta que aturde en lugar de dañar, un escudo que potencia nuestro daño, etc.), sea verdaderamente difícil trazar dos personajes sumamente diferenciados e igualmente funcionales. Por suerte, el juego en equipo permite alterar nuestra estrategia para generar ciertas sinergias y hacer que el juego el equipo se sienta como tal. De hecho, es bastante llamativo como, a niveles elevados, jugar solo, tanto en PvE como PvP, se convierte en poco menos que una misión suicida.

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Y hasta ese máximo nivel, ¿qué nos cuenta y cómo se ve The Division? Lo que entra por los ojos es, sin duda, llamativo. Evidentemente, huelga decir que aquello que nos maravilló a todos en el E3 de 2013 no fue más que un espejismo provocado, quiero pensar, por la incertidumbre que rodeaba a la nueva generación. Pero aún y con el drástico recorte, The Division es sobresaliente en lo gráfico y lo técnico. Cumple también, pero no con tanta soltura, en lo argumental: se esfuerza en contar una historia relativamente interesante y dota de contexto a la catastrófica situación que se está viviendo en Nueva York. Puede haber tramos un tanto confusos pero, por suerte, no se pone la zancadilla a sí mismo en ningún momento.

Igual aquí que en el resto de facetas, será fácil quedarse con ganas de más. La historia deja cabos sueltos pero, sobre todo, apetece recorrer más terreno de esta espectacular Nueva York: desde Central Park hasta la Isla de Ellis o el Brooklyn que se deja ver al principio de la aventura, son muchas las zonas que podríamos encontrar en futuras actualizaciones. Está en la mano de Ubisoft el hacer que The Division se convierte en ese juego al que acudir cuando los demás fallan; la primera semana ha dejado entrever que los chicos de Massive están muy atentos al feedback de los usuarios y si, como muchos apuntan, centran sus esfuerzos en el endgame (en abril llega la primera Incursión, el equivalente de las raids de los MMO), podemos tener juego para meses y meses.

Conclusión

The Division cumple sobradamente como shooter pero, por el momento, aprueba raspado en las parte de desarrollo de personaje y en sus tintes de MMO o A-RPG. No será raro vernos enganchados al mando, queriendo jugar más y más, pero tampoco será extraño terminar echando en falta habilidades algo más variadas, enemigos más complejos a nivel de mecánicas y, sobre todo, un contenido para jugadores de alto nivel alejado de la vaga repetición de lo ya conocido y una dificultad un tanto artificial.

Con poco más de una semana en la calle, el terreno sobre el que Ubisoft Massive tiene que ir añadiendo novedades y construyendo una experiencia disfrutable a largo plazo da para ser realmente optimista. El envoltorio luce de escándalo y, aunque con sus tropiezos, se nota cierto interés en dar un contexto interesante a la situación que enfrentamos. El tiempo, las actualizaciones gratuitas y las expansiones de pago serán las que, como siempre en este tipo de proyectos, pongan las cosas en su sitio. Hasta entonces, y si lo tuyo es jugar con amigos, difícilmente te equivocarás eligiendo The Division.

Pros

  • Su faceta de shooter es tremendamente satisfactoria.
  • Impecable representación de la ciudad de Nueva York.
  • La Zona Oscura, cuando todo encaja, es una auténtica gozada.

Contras

  • El endgame es, por el momento, pobre y poco inspirado.
  • Se echa en falta un desarrollo de personaje más profundo y variado.
  • La IA de los enemigos y sus patrones de ataque son muy mejorables.