¿No ve bien de lejos? Lo más probable es que padezca miopía, una complicación que provoca que los ojos no refracten la luz de forma adecuada. Como consecuencia, los objetos cercanos se ven con nitidez, algo que no sucede con aquellos situados a media o larga distancia. La visión se vuelve borrosa, un problema de salud pública que, según un trabajo publicado en *International Journal of Ophthalmology*, afecta a más de 1.600 millones de personas en todo el mundo. Las previsiones apuntan a que esta cifra continuará creciendo hasta alcanzar los 2.500 millones de individuos con miopía en 2020.
La miopía afecta a más de 1.600 millones de personas en el mundo, por lo que hay un gran interés social y económico para frenarla
La elevada incidencia de este problema visual, cuya prevalencia e incidencia varían en función de la edad, el sexo, la raza, el país, la profesión y otros factores genéticos o ambientales, ha hecho que muchas líneas de investigación se centren en buscar una solución. La última, procedente de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), consiste en unas lentes de contacto que "frenan la progresión de la miopía". El trabajo es fruto de la investigación de doctorado de Jaume Pauné, en la que señala que las lentillas ya desarrolladas y patentadas serían capaces de ralentizar hasta un 43% el avance de la miopía.
Orto-k, detrás de las nuevas lentes de contacto
El anuncio parece situado a medio camino entre la ciencia ficción y los avances revolucionarios. Y la polémica no se ha hecho esperar. La Sociedad Española de Oftalmología (SEO), por boca de José Antonio Menéndez de Lucas, médico forense especialista en Oftalmología de la Clínica Médico Forense de Madrid, emitió un comunicado dirigido a "prevenir a la población general sobre el riesgo de estos remedios mágicos para la curación de la miopía, no siempre inocuos, que muchas veces conllevan importantes riesgos para la función visual del paciente". El especialista también resaltaba que las afirmaciones sobre las lentillas eran "inexactas y sensacionalistas", criticando además los "sustanciosos beneficios económicos para el promotor" de las lentes de contacto contra la miopía.
Los oftalmólogos critican que no haya estudios con suficientes pacientes ni seguimiento, mientras que los ópticos denuncian su "trato vejatorio y despótico"
Ante la nota de prensa emitida por la SEO, la reacción del Consejo General de Colegios Oficiales de Ópticos Optometristas (CGCOO), tampoco se hizo esperar. En un comunicado, la entidad denunció el "trato vejatorio y despótico" de la SEO hacia Jaume Pauné, inventor de las lentes de contacto contra la miopía. La CGCOO culpaba a su vez a los medios de comunicación donde apareció inicialmente la noticia, avalando los estudios clínicos realizados por el investigador de la UPC. "Desprestigiar las técnicas de orto-k en ese comunicado cuando hace ya años que se están desarrollando con eficacia probada es cuanto menos negar la evidencia", señalaron desde la organización. ¿Se trata de intereses cruzados entre los oftalmólogos y los ópticos optometristas? ¿Qué hay detrás de las lentes de contacto contra la miopía? La respuesta está en la ortoqueratología u orto-k, una técnica tan novedosa como polémica.
"No ha habido polémica, lo que ha habido es un grupo de oftalmólogos que sacaron una nota de prensa que ya retiraron", dice a Hipertextual el propio Pauné. Después de la respuesta del CGCOO, la SEO eliminó el comunicado y subió un documento nuevo. La entidad, que agrupa a los oftalmólogos españoles, sigue manteniendo "que la noticia es inexacta y sin fundamento científico. Hasta hoy no se han publicado estudios científicos con suficiente número de pacientes y seguimiento para avalar dicha afirmación". La polémica continúa y tiene a la orto-k como protagonista.
La ortoqueratología, nacida en Estados Unidos en los años sesenta, es un procedimiento clínico para reducir la miopía usando lentillas durante la noche. El objetivo, según Pauné, es modificar la geometría de la córnea. "Cuando la persona se despierta, la forma de la primera capa de células ha sido modificada y la visión corregida", sostiene. Mediante el uso de gafas o lentes de contacto normales se corrige la visión central, pero no la visión lateral o periférica, algo que sí logran este tipo de lentillas, mantiene el optometrista protagonista de la polémica. Otros especialistas, sin embargo, sostienen que la orto-k se basa en deformar la córnea por la noche para que durante unas horas la graduación se reduzca. La propia **Asociación Americana de Oftalmología** alertaba en 2014 sobre los riesgos de la técnica, entre los que se encontraban la abrasión corneal, la infección o las úlceras en esta parte del ojo.
Los resultados preliminares son positivos, aunque las lentes de contacto no están exentas de riesgos
"Todos los avances científicos han sido criticados. La sociedad tiene resistencia a las novedades", lamenta Pauné. El óptico-optometrista admite los riesgos, pero señala "que se sitúan en los márgenes de una lente de contacto normal". El inventor de las lentillas de la polémica apunta que se vieron varios problemas de infecciones en China en el año 2000, pero destaca "que en todo el mundo habrá habido unos cuarenta en total". Pauné comenta además que "los cambios no son permanentes", algo que, en su opinión, "es una ventaja porque no hacemos nada que sea irreversible". El hecho de que los efectos terminen al cesar la terapia también ha sido cuestionado. "Los resultados, aunque nos los queramos creer, son poco relevantes. Frenar media dioptría no es mucho, la verdad. Eso no va a prevenir las complicaciones de la miopía (desprendimientos de retina, agujero macular, etc.), ni tendría un impacto revolucionario en la prevalencia poblacional", apunta el oftalmólogo Rubén Pascual, autor del blog *Ocularis*.
Una evidencia inicial que ha de ser demostrada
Ante las críticas, Jaume Pauné alude a un meta-análisis publicado en la revista de la Asociación Americana de Oftalmología y a otro estudio difundido en *Optometry and Vision Science*. Ambos artículos, sin embargo, sugieren que aunque la ortoqueratología pueda ser eficaz, se necesitan estudios con un mayor número de participantes para demostrarlo. Las investigaciones tampoco han evaluado los efectos a largo plazo. Ante nuestras dudas, Pauné dice "que está de acuerdo en que el tamaño de la muestra es pequeño, los plazos son de dos años y los estudios no han sido randomizados". Críticas que, aunque admiten una cierta evidencia clínica acerca de la orto-k, deberán ser contrarrestadas para comprobar que, efectivamente, las aparentemente "revolucionarias" lentes de contacto funcionan.
Los ópticos admiten que se necesitan más estudios, aunque destacan que sí hay efectividad clínica
"Esto es muy nuevo, no hay investigaciones a largo plazo. Pero los resultados de todos los estudios apuntan en esa dirección", dice Jaume Pauné a Hipertextual. El óptico-optometrista Manuel Rodríguez, en su blog *Q-Visión señala "que sí ha demostrado una efectividad clínica", pero también apunta que "el estudio recoge muy pocos sujetos y que debe continuarse investigando la efectividad de la lente con un mayor volumen de pacientes en ensayos multicéntricos". Rodríguez comenta además que se debería usar el término "ralentizar" en lugar de "frenar", una crítica que admite Pauné. En relación a las lentes de contacto contra la miopía, confirma que "si lo planteamos es reducir la velocidad, por lo que ralentizar es un verbo más correcto".
Las lentes de contacto contra la miopía "llevan aplicándose desde hace quince años", según Pauné. La **Food and Drug Administration*** (FDA), que las autorizó en 2002, admite su uso siempre que sean prescritas por un profesional especializado. Pascual, por ejemplo, cuestiona a Hipertextual que los usuarios de la orto-k estén informados de los riesgos. Pauné, por su parte, mantiene que habría "que firmar un consentimiento informado", pero que "debería hacerse con todas las lentes de contacto". Ese documento debería incluir, de acuerdo al óptico optometrista, "que cualquier lente tiene potenciales riesgos, por lo que hay que tener cuidado y mantener una higiene adecuada. No son un juguete", afirma.
El enfrentamiento abierto entre oftalmólogos y ópticos optpmetristas, por el momento, continúa. Pascual se pregunta si se explica a los pacientes que la mayoría de oftalmólogos desaconsejan el uso de las lentes de contacto contra la miopía. Por el contrario, Pauné dice que la SEO "es una sociedad pequeña de oftalmólogos". El inventor de las lentillas comenta que "toda la vida ha habido enfrentamientos con algunos [médicos]". "Hay muchos compañeros que quieren el bien de los pacientes y buscan qué hay nuevo para ayudar más a los pacientes: si hay algo que puede mejorar la calidad de vida, bienvenido sea, siempre con base científica y no dando falsas esperanzas. Hay que sumar", sostiene.
Los riesgos y los efectos a largo plazo han de ser evaluados
Pascual, por su parte, comenta a Hipertextual que "dado que las complicaciones graves derivadas no la manejan los optometristas sino los oftalmólogos, normalmente dentro de sistema público, ¿los optometristas que indican estas lentillas se coordinan o se ponen de acuerdo con dichos oftalmólogos?" "Si no es así, que no lo es, ¿puede haber implicaciones legales por el uso de unos implantes que están desaconsejados precisamente por los médicos que deben atenderte si tienes complicaciones?", se pregunta. Dudas que mantienen abierta una polémica de los dos colectivos profesionales acerca de una técnica que, a pesar de los buenos resultados preliminares, debe seguir siendo estudiada para comprobar su eficacia y descartar los riesgos.