Aunque todos estamos familiarizados con el término fumador pasivo, menos son los que conocen el humo de tercera mano. Así es como se denomina el residuo que queda en la ropa, alfombras, paredes, tapices... en definitiva, en los tejidos y superficies que rodean a los fumadores. Y aunque pueda parecer algo anecdótico, lo cierto es que numerosos estudios levanta la alerta sobre su existencia. El más novedoso, de hecho, se asocia incluso a algo inesperado: la diabetes tipo 2.
¿En qué consiste el humo de tercera mano?
Cuando un fumador exhala el humo de tabaco, cargado con vapor de agua y las toxinas de la combustión, este flota un rato en el aire y termina posándose en los tejidos que usamos cada día. Los productos químicos de los que hablamos son agentes de todo tipo, casi todos muy nocivos, derivados de las reacciones químicas que se dan al arder el tabaco. El contacto directo con estos productos, aunque pudiera parecer inocuo, puede ser perjudicial. Así lo mostraron algunos estudios recientes que ponían de manifiesto el peligro que suponía este humo de tercera mano para los niños y los ancianos. ¿Por qué resulta peligroso? En primer lugar, las partículas adheridas a los tejidos pueden volver a ponerse en suspensión, es decir, flotar, al agitarse el tejido por su uso o ser arrastradas debido a la grasa de la piel.
Dichas partículas, entonces, pueden ser inhaladas de nuevo por las personas de alrededor. Estas partículas suelen ser pesadas y no permanecen demasiado tiempo en el aire. Pero sí el suficiente como para que los bebés que gatean o se agarran a la ropa las aspiren. Los ancianos son también especialmente vulnerables debido a la "sensibilidad" de sus órganos, más deteriorados por el tiempo. El humo de tercera mano no se elimina aireando la habitación ni limpiando normalmente. Los estudios muestran que las sustancias crean una pátina "invisible" con el tiempo bastante resistente, incluso a la limpieza. El concepto de humo de tercera mano es bastante novedoso, pero a medida que aprendemos sobre él y tomamos conciencia, las implicaciones negativas se hacen más patentes.
El humo de tercera mano y la diabetes
La investigación más reciente ha sido realizada en ratones, uno de los modelos más empleados en el estudio de la salud humana por su parecido a nuestra fisiología. En dicho estudio se pone de manifiesto que la presencia de humo de tercera mano en los alrededores de los ratones provocó un aumento en la incidencia de la diabetes tipo 2. En concreto, el 49% de ratones expuestos al humo de tercera mano sufrieron de este tipo de diabetes. Esto quiere decir que puede existir una relación entre la incidencia de la enfermedad y las toxinas. El mecanismo propuesto por los investigadores explica el estrés al que se somete el cuerpo.
Grosso modo, y sin entrar en complicados detalles, la presencia de las toxinas del humo de tercera mano ayudan a aumentar el "estrés oxidativo" celular. Esta situación fisiológica es capaz de generar diversas patologías, entre ellas cáncer y resistencia a la insulina. De ahí, precisamente, que se asocie a un aumento en la incidencia de diabetes tipo 2. El estudio relaciona el humo de tercera mano con la alimentación típica occidental ante la presencia de esta contaminación cotidiana. Si estos estudios se reproducen en humanos, podríamos ver la necesidad de cambiar algunos aspectos esenciales de nuestra vida.
Entender todo esto
Hay que comprender que significan estudios como este. Es decir, la investigación, en primer lugar, no dice que el humo de tercera mano provoque diabetes tipo 2; lo que explica es que existe una relación por la cual su presencia puede incrementar las posibilidades de padecer la enfermedad. Éstas relación, además, está directamente unida a la alimentación. Por otro lado, el estudio, repetimos, se ha realizado en ratones, lo que hace necesario ser cauteloso con los resultados. Trasladar los resultados a seres humanos todavía no es posible. Habrá que estudiar qué ocurre en personas. Por otro lado, lo cierto es que el estudio es claro y estadísticamente significativo. ¿Qué significa eso? Que no hay lugar a dudas, no es fruto de la casualidad, que el humo de tercera mano se relaciona con la diabetes tipo 2.
¿Cómo lo hace? ¿Por qué? Ese es el siguiente paso, entender los mecanismos exactos que actúan en el proceso. De esta manera podremos poner medidas para protegernos. Hablamos de una situación diaria. Los fumadores a lo largo del mundo son millones. Todos estamos expuestos al humo. Si antes se conocía la figura del fumador pasivo y sus consecuencias, ahora entendemos aún mejor hasta dónde puede llegar el peligro. La cuestión es, primero, entenderlo en toda su complejidad y, segundo, concienciar a la gente. Este es el único camino de una vida más saludable para todos.