GPIM

NASA

Admitámoslo; lanzar un cohete de varias toneladas varios miles de metros (o más) al espacio requiere de un gasto de combustible muy serio. Lo suficiente como para que signifique un impacto importante de contaminación. No es que se pueda comparar, en números, con otras fuentes de contaminación. Pero eso no quiere decir que no se tenga que tener en cuenta. Por ello, la NASA, al igual que otras agencias, se propone utilizar un combustible "verde" en sus misiones. La GPIM, por las siglas de Misión de Infusión de Propelente Verde en inglés, tiene como objetivo desarrollar una alternativa ecológica para los vehículos que sacan nuestros paquetes fuera de la Tierra.

AF-M315E, el combustible de cohetes "verde"

El combustible en desarrollo durante la GPIM por la Agencia Nacional Estadounidense se denomina AF-M315E. Este intrincado nombre esconde una mezcla de combustible basada nitrato de amonio hidroxilo en vez de la contaminante hidrazina. Este nuevo combustible verde no solo pretende no solo sustituir al combustible tradicional, sino también mejorar el rendimiento de los actuales. Pero la cosa no se queda solo en eso. Las prestaciones de la mezcla con la que trabaja el GPIM son muchas. Por ejemplo, es infinitamente menos tóxico que la peligrosa hidrazina, lo que permitirá manejar la mezcla con mayor soltura, reducir los tiempos de preparación y, como resultado, disminuir los costes de las misiones. Además, como explicábamos, es más eficiente como combustible. Eso quiere decir que se necesita menos combustible para conseguir el mismo impulso, lo que permite llevar menos peso, obtener más maniobrabilidad y, por supuesto, contaminar menos.

Necesita menos cantidad para conseguir el mismo impulso, lo que permite llevar menos pesoTambién tiene un punto de congelación más bajo que la hidrazina, por lo que se necesita menos energía para mantener el combustible en un estado aceptable. Esto también supone una reducción de costes y de consumo de combustible (con la consecuente disminución de emisiones). En definitiva, la clave del combustible de GPIM está en su eficiencia superior, lo que permite una reducción notable de emisiones y un aumento en prestaciones. El AF-M315E será probado el próximo 2017, como parte de la GPIM y el listón de las expectativas está subiendo sin precedentes. Hay quien dice (especialmente en la NASA, por supuesto) que estamos ante el combustible que usarán todos los cohetes en el futuro.

GPIM, por una carrera espacial más verde

Según anunciaban desde NASA, la misión acaba de alcanzar uno de sus hitos. Y es que la maquinaria y los sistemas de combustible ya han pasado las pruebas. El siguiente paso, como decíamos, será hacer un vuelo "piloto" en 2017 donde se empleará el combustible en un pequeño satélite con el que se probará el propelente y su capacidad para hacer varias maniobras. Actualmente, la cantidad de viajes espaciales es lo suficientemente pequeña como para no suponer ningún problema de contaminación serio. Al fin y al cabo, durante el pasado año apenas 40 cohetes fueron lanzados. Sin embargo, las estimaciones esperaban unos 1.000 lanzamientos para 2020 (aunque ahora parece que las cifras no son tan exageradas). En cualquier caso, si seguimos usando combustibles basados en hidrazina, el impacto sí que será considerable. Esta es una de las razones para considerar desde ya una manera más verde de seguir con la carrera espacial.

GPIM 2
NASA

Pues a medida que aumentan nuestros conocimientos, también aumentan nuestras necesidades técnicas. Y eso implica mirar más hacia el espacio. Y cada vez más lejos. Pero no podemos olvidar que la Tierra es nuestro hogar. Con un peligro creciente de calentamiento global y cambio climático, lo último que necesitamos es que nuestra carrera científica suponga un problema más para el medio ambiente. Así que hay que ser coherentes. Y GPIM es una misión coherente. Y nada sencilla. Porque no solo consiste en desarrollar el combustible y toda la base química que lo sustenta.

También es necesario desarrollar todos los sistemas, la maquinaria, el almacenaje, los protocolos y un sinfín de etcéteras en torno a un combustible completamente nuevo. Todavía tendremos que esperar para ver en acción el nuevo combustible y sus consecuencias. Probablemente su uso suponga alguna sorpresa desagradable en el futuro venidero. Pero lo cierto es que GPIM nos abre una puerta a una carrera espacial más verde, mejor y más amigable con nuestro planeta. Además, es un problema menos del que preocuparnos, lo que nos permitirá centrarnos más y mejor en la creciente basura espacial.

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