A Apple le crecen los enanos. Si en mitad de la disputa entre el FBI y la compañía por el asunto de las puertas traseras, sumamos ahora un conflicto adicional por el mismo tema al otro lado del Atlántico, las dudas en torno a la posición de la compañía respecto a la presión de las entidades públicas, empieza a tornarse algo complicado con el último movimiento de los socialistas franceses.

Resulta que, el diputado socialista Yann Galut ha presentado una enmienda a una de las leyes francesas que regulan el asunto que, de aprobarse, obligaría a las empresas estadounidenses a abrir un acceso o una puerta trasera a los teléfonos de terroristas y, en caso de que se negasen, se impondrán multas de hasta un millón de euros por cada caso al que las compañías no permitan el acceso.

El problema, según informa el diario Le Parisien, es que solo el año pasado había ocho teléfonos inaccesibles a la policía, todos vinculados de alguna manera con ataques terroristas, incluyendo los de París, y tensando la cuerda que separa la privacidad de los datos de los usuarios con la seguridad y la protección de los ciudadanos franceses.

En el caso de Francia, solo el fiscal o el juez de instrucción tendrán acceso a las claves de cifrado de los fabricantes de teléfonos inteligentes, pero aun así no se garantiza que se vaya más allá en el futuro o en el recién actualizado estado de emergencia, y mientras no se pueda garantizar el secreto de las comunicaciones para los inocentes, es una barrera que, al menos, debería ser de debate público.