Dicen que no hay mal que cien años dure para referirse a que toda situación adversa, al final, termina de alguna forma, en realidad al margen del tiempo que persista. **Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos desde 1959, año que comenzó la dictadura de los Castro tras el quítate tú para ponerme yo de darle una patada en el culo a ese otro dictador que fue el general Fulgencio Batista, que sí era del agrado estadounidense, no han sido más que una sucesión de desencuentros de mayor o menor virulencia**. Hasta que se inició el deshielo a finales de 2014, después de casi cincuenta y seis años.
Cuando Estados Unidos dominaba Cuba
Los vínculos entre ambos territorios desde que eran una colonia inglesa y española respectivamente, y también tras su independencia, se basaron en un intenso intercambio comercial con el que Estados Unidos dominaba en la práctica la economía de Cuba. La buena sintonía condujo hasta el interés estadounidense de anexionarse la isla, manifestado por Thomas Jefferson y John Quincy Adams, o de adquirirla con dos ofertas dinerarias en 1854 y 1897.Estados Unidos manifestó la intención de adquirir Cuba o anexionársela en varias ocasiones durante el siglo XIX
La guerra hispanoestadounidense que condujo a la independencia de España por parte de Cuba apuntaló este dominio hasta el punto de que, por un lado, Estados Unidos arrendó la Bahía de Guantánamo y se reservó el derecho a intervenir en la política y los asuntos militares y económicos de la isla siempre que lo considerase oportuno mediante la Enmienda Platt, con la que la mayoría de los cubanos estaban en desacuerdo, y por otro, aumentó considerablemente la posesión estadounidense de terreno en el país y la explotación empresarial de sus recursos.
Tras varios periodos electorales y rebeliones y golpes de estado del eje izquierda-derecha, el general Fulgencio Batista, que ya había sido presidente electo entre 1940 y 1944, dio un golpe de estado con el apoyo estadounidense del presidente Harry Truman en marzo de 1952 y, hasta 1959, el dominio económico de Cuba por parte de Estados Unidos fue casi absoluto. Luego llegó la llamada Revolución Cubana y el poder de Fidel Castro y todo cambió.
Estados Unidos y la Cuba castrista, dos vecinos mal avenidos
Al presidente estadounidense Dwight Eisenhower no le quedó más remedio que reconocer al nuevo Gobierno cubano y, a partir de entonces, las relaciones de ambos países fueron de mal en peor, empezando porque la reforma agraria y la nacionalización de empresas de Estados Unidos que explotaban los recursos de la isla no sentaron nada bien a los norteamericanos. Y llegaron las represalias, en forma de restricciones comerciales: Estados Unidos dejó de proporcionarle petróleo a Cuba y, si desde 1926, importaban el 95% de su cosecha azucarera, la compra cesó entonces por completo; y ambas circunstancias resintieron terriblemente el desarrollo económico cubano.El Gobierno cubano acusó a la CIA de la explosión en el vapor Le Coubre en 1960, por la que murieron 101 personas y hubo unos 200 heridos
El segundo hito de las hostilidades entre estos estados vecinos, después de todas las medidas anteriores y posteriores de guerra económica, ocurrió cuando, en marzo de 1960, la bodega del vapor francés Le Coubre estalló en el puerto de La Habana a causa de un sabotaje, por lo que fallecieron 101 personas y hubo unos 200 heridos. El Gobierno cubano culpó a la CIA, que pretendía entorpecer el abastecimiento de armas y municiones para facilitarle a Estados Unidos una intervención en la isla, que de hecho se produjo en abril del año siguiente. Sin embargo, las pruebas disponibles no son concluyentes.
En octubre de 1960, el Gobierno de Estados Unidos prohibió las exportaciones a Cuba, lo que reforzó sus vínculos comerciales con la Unión Soviética, y poco después, los diplomáticos estadounidenses William G. Friedmande y Edwin L. Sweet fueron deportados por la acusación de actuar de diversas maneras contra el régimen cubano. Pero el tercer hito de esta historia de desavenencia fue la invasión de la Bahía de Cochinos en abril de 1961 por parte de unos 1.500 emigrados cubanos, entrenados y abastecidos por la CIA, que pretendían acabar con el Gobierno de Castro y reestablecer la buena marcha de los intereses estadounidenses en la isla. Su derrota fue el revés más sonado para el presidente John Fitzerald Kennedy.Hubo más de cincuenta intentonas de Estados Unidos para asesinar a Fidel Castro entre 1960 y 1965
Estados Unidos puso en marcha entonces la Operación Mangosta, un programa diseñado por Edward Lansdale, miembro de la CIA, para provocar una revuelta en Cuba y la caída de su régimen comunista. Los sabotajes de todo tipo se sucedieron, 716 a la economía en catorce meses, y más de cincuenta intentonas de asesinar a Castro y a otros líderes entre 1960 y 1965. La reacción del Gobierno cubano fue acceder a que la Unión Soviética ubicara cohetes atómicos en la isla, hecho que derivó en la Crisis de los Misiles en octubre de 1962, el momento de mayor tensión de la Guerra Fría, que acabó con un acuerdo para desmantelar dichos cohetes.
El embargo contra Cuba se estableció, y se prohibieron las transacciones financieras y los viajes a la isla de ciudadanos estadounidenses, lo cual se moderaría en los años siguientes. A partir del Gobierno de Lyndon Johnson la animosidad decayó, y Fidel Castro le escribió lo siguiente en 1964: “Creo que esta hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos es tanto innatural como innecesaria y puede ser eliminada”. Hubo cooperación cuando ambos países secuestraron aviones del otro; funcionarios estadounidenses comenzaron a visitar la isla en 1974, y con el presidente Jimmy Carter, a partir de 1977, hubo oficinas de representación de cada uno en La Habana y en Washington.
Pero, cuando Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca en 1981, volvió a aumentar la beligerancia y las restricciones más duras regresaron con ella, animadas por el triunfalismo del Gobierno cubano ante los sombríos resultados de la política exterior de Carter. En septiembre de 2000, el presidente Bill Clinton le estrechó la mano a Fidel Castro en la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas en Nueva York, pero sus portavoces negaron que este gesto significara algo importante. Y con George W. Bush en el Gobierno estadounidense tras las elecciones fraudulentas del mismo año 2000, acusaron a Cuba de contar con un programa de armas biológicas y de patrocinar el terrorismo, acusaciones a las que no le vio ningún sentido ni tan siquiera alguien como el ex presidente Carter.La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional ha elaborado una lista de 89 presos políticos cubanos
En julio de 2006, Fidel Castro abandonó la jefatura activa en manos de una camarilla capitaneada por su hermano Raúl, y Estados Unidos creó una comisión de trabajo para gestionar los nuevos tiempos, que no se vieron como tales hasta que Raúl Castro “fue elegido” por el parlamento cubano como cabeza del régimen en 2008, momento en que prometió cambios sustanciales en el país, y sobre todo, hasta que, en diciembre de 2014, el presidente estadounidense Barack Obama anunció que iban a empezar a dialogar con Cuba para reestablecer sus relaciones diplomáticas.
Ambos países han liberado desde entonces a presos políticos, más de medio centenar en Cuba, si bien aún quedan al menos 89 según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN); las restricciones económicas se han ido reduciendo y ya se planean tanto vuelos comerciales a la isla desde Estados Unidos como participación de empresas norteamericanas en la economía cubana, como que Google les lleve la conexión a internet, según ha asegurado el propio Barack Obama en el último gran hito de las relaciones entre ambos países, su visita a la isla entre el 21 y este 23 de marzo de 2016. El presidente de Estados Unidos también ha hablado de la necesidad de acabar con el embargo y de que Cuba avance en libertades.
Hacía casi ochenta y ocho años que ningún presidente estadounidense pisaba territorio cubano; el último fue John Calvin Coolidge en julio de 1928, por una Conferencia Internacional de Estados Americanos; si bien el ex presidente Carter ya se había presentado allí en mayo de 2002 y en marzo de 2011. Y hay políticos estadounidenses y emigrados cubanos que critican este deshielo de las relaciones entre ambos países; pero algunos pensamos que, si en cincuenta y seis años no se ha logrado nada con hostilidad, habrá que intentar algo diferente ahora que parece que los vientos que soplan son propicios.