Cuando el misterio sobre los puntos blancos de **Ceres parecía estar resuelto, nuevas observaciones realizadas desde el Observatorio La Silla en Chile han dado a conocer cambios inesperados en estas manchas. Los resultados ofrecen más detalles acerca del planeta enano estudiado desde hace más de un año por la misión Dawn de la NASA.
Las 130 marcas que se encuentran en el planeta enano, especialmente en el cráter Occator*, no solo reflejan más luz que su entorno -más oscuro-, por lo que se aprecian como puntos brillantes. Según el trabajo publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society*, se ha detectado el movimiento de las manchas debido a la rotación de Ceres sobre su eje e inesperadas variaciones adicionales. Estos cambios sugieren que el material de los puntos brillantes es volátil y se evapora con la luz del Sol.
El mundo activo que escondía Ceres
Ceres tarda nueve horas en dar un giro completo. De acuerdo a las estimaciones, los efectos debidos al movimiento de las manchas blancas al acercarse y alejarse de la Tierra son muy pequeños, del orden de 20 kilómetros por hora. Pero esta variación es lo suficientemente grande como para poder ser determinada mediante el efecto Doppler y gracias al uso de instrumentos como el espectrógrafo HARPS. Al observar el planeta enano con esta herramienta, los científicos observaron los cambios previstos en el espectro por la rotación de Ceres. Lo que no esperaban era detectar otras variaciones considerables de una noche a otra, un resultado que según Antonino Lanza, del INAF-Observatorio Astrofísico de Catania, "fue una sorpresa".
Estos segundos cambios, como plantean en el trabajo, podrían deberse a la presencia de sustancias volátiles que se evaporan bajo la acción de la radiación solar. Las investigaciones realizadas hasta la fecha planteaban que los puntos brillantes de Ceres podrían estar compuestos por sales, probablemente, sulfatos de magnesio hidratados. Según explicaba el astrofísico Daniel Marín en *Eureka*, los depósitos de hielo fresco de la corteza mezclados con sales quedarían al descubierto tras el impacto de cuerpos rocosos pequeños. El hielo, al sublimarse poco después, dejaría el rastro blanquecino en forma de sales que observamos como manchas brillantes.
Esta hipótesis supondría que Ceres cuenta con una gran capa de hielo salado bajo su superficie. De acuerdo a los científicos, los cambios detectados ahora podrían explicarse por la evaporación debida a la luz solar. En otras palabras, cuando las manchas del interior de Occator están en el lado iluminado por nuestro astro, se forman penachos que reflejan de forma eficaz la luz. Estos penachos se evaporarían rápidamente y, al perder su reflectancia, producen las variaciones observadas desde el observatorio chileno.
Este efecto, sin embargo, cambia cada noche, por lo que se aprecian patrones aleatorios a corto y largo plazo. Si estos resultados se confirman, Ceres podría ser muy diferente a Vesta y otros objetos del cinturón de asteroides. Como apuntan desde el Observatorio Europeo Austral (ESO), "a pesar de estar relativamente aislado, parecer ser internamente activo". Tras estas conclusiones, los investigadores deberán ahora aclarar la relación existente entre el agua del planeta enano y los puntos brillantes. En el futuro también se tendrá que determinar la fuente de energía que origina esta hipotética filtración continua de material a la superficie de Ceres.