Todo lo que ha rodeado Firewatch hasta ahora ha sido bastante peculiar. Campo Santo es una suerte de dream team indie formado por guionistas salidos de Telltale Games, animadores de Klei y artistas como Olly Moss, entre otros, que parecía tener un gran proyecto entre manos. Uno del que siempre hemos sabido bien poco y en el que nos era difícil imaginar qué encontrar. Uno de los grandes valores del trabajo de Campo Santo es que cuesta encontrar con qué compararlo. Hubo un tiempo en el que una gran parte del público creyó estar ante otro survival (H1Z1, ARK, Rust, The Long Dark, etc.) que se apuntaba a la moda pero nada más lejos de la realidad. La estructura e intención de Firewatch tienen mucho más que ver con proyectos eminentemente narrativos como Gone Home.
Como cualquier experiencia centrada en la narrativa, hablar de qué historia cuenta Firewatch sería desvelar gran parte de lo que esconde el proyecto y, por lo tanto, intentaré evitar describir o contar más de lo justo y necesario.
El juego nos pone en la piel de Henry, un cuarentón que decide alejarse de ciertos problemas familiares (se nos contarán mediante una mini aventura de texto interactiva) trabajando como vigilante contra incendios forestales en los montes de Wyoming, donde entablará una relación, vía walkie-talkie, con Delilah, su supervisora.
El apartado artístico de Firewatch es excepcional
Nuestra labor no será otra que acometer las obligaciones y rutinas de un guardabosques cualquiera y, por ejemplo, una de nuestras primeras tareas será tratar con un par alborotadoras que deciden pasar la tarde lanzando fuegos artificiales en el bosque. Gracias a su estructura narrativa dividida por capítulos o días (habiendo saltos temporales y elipsis entre sí), los cambios en la relación con Delilah son más que palpables y en las conversaciones entre ambos, tanto de temas trascendentales como de asuntos banales, está uno de los principales atractivos de la experiencia.
En lo narrativo, pese a sus tropiezos, es una experiencia muy efectiva
Y sí, tal y como el estudio afirma en la propia descripción del juego, Firewatch incluye conversaciones entre adultos sobre temas adultos. Otra cosa es, claro, que esas conversaciones y esos temas estén todo lo bien desarrollados que deberían. El trabajo actoral de Rich Sommer como Henry y Cissy Jones como Delilah es excepcional pero, en mi caso, me he encontrado en más de una ocasión con la imposibilidad de elegir una opción de diálogo acorde a mis pensamientos y el camino en el que desembocan ciertas conversaciones me ha parecido un tanto precipitado o falto de sentido.
Pero, por otro lado, Firewatch ha sabido jugar muy bien a algo que en pleno 2016 parece completamente imposible; desde Campo Santo han sabido mostrar lo justo y necesario como para comunicar qué tipo de juego estaban desarrollando pero se han ahorrado una enorme cantidad de detalles con el único fin de sorprender al jugador. Y, esto es lo bueno, lo consiguen. Y de qué manera.
Como ese libro del que no te puedes despegar y necesitas saber qué pasa en el siguiente capítulo, Firewatch consigue cogerte por el cuello en cierto momento y, lo mejor, se las apaña para no soltarte. Siempre que no te encuentres con un bug que eche al traste todo tu progreso. Y eso es precisamente lo que me pasó a mí cuando me encontraba justo a las puertas del tan esperado desenlace. Eso, el error que me obligó a empezar de nuevo, no hizo más que acrecentar mis ansias de saber, de conocer cómo iba a concluir la historia de Henry y Delilah. Y quizá fuera el hecho de tener que jugarlo de nuevo desde cero o el exceso de expectativas pero creo que la forma en la que todo se desarrolla en el tramo final no hace justicia a la historia que se nos presenta durante las no más de seis horas que puede llevar acabar el juego. Aun y con eso, ojo, termina siendo una historia digna de ser disfrutada y una experiencia como se encuentran pocas en la industria del videojuego.
Al final, eso sí, es irremediable quedar con cierto regusto amargo en un primer trabajo de un estudio que, constantemente, da una de cal y otra de arena. Si Firewatch es un juego exageradamente preciosista y admirable en lo estético, también deja que desear en un apartado técnico en el que se dan la mano un framerate muy inestable, cierto popping y unos tiempos de carga algo excesivos (además de, en mi caso, algún que otro cuelge y varios bugs) que empañan la experiencia.
Y lo mismo pasa en el terreno jugable: donde otros hacen un uso magistral de la narrativa emergente, integran pequeños puzles en el desarrollo de la aventura o incluyen decisiones que afectan en el devenir de la historia, Firewatch termina siendo demasiado plano; vagar por el bonito mapeado echando mano de mapa y brújula es muy gratificante pero son demasiadas las caminatas que terminan volviéndose innecesarias y un poco cargantes en un videojuego que se limita a llevarnos de un sitio a otro constantemente.
Conclusión
Firewatch es una experiencia única que, mediante una interesante historia, consigue atrapar al jugador pero, al mismo tiempo, es un juego imperfecto y mejorable. Es muy difícil no disfrutar con las interpretaciones de los actores o con el excepcional trabajo artístico pero, por el contrario, es bien fácil que un aspecto jugable demasiado plano, un lado técnico muy mejorable o ciertas decisiones narrativas entorpezcan y ensucien una experiencia que, pese a todo, merece ser disfrutada.
Pros
- Artísticamente es de lo mejor que veremos esta generación.
- El trabajo interpretativo, soberbio.
- La historia de Henry y Delilah: una narración diferente y única.
Contras
- Excesivamente plano en lo jugable.
- Imperfecciones y problemas técnicos que empañan la experiencia.
- A nivel argumental y conversacional toma ciertas decisiones un tanto extrañas.